Uribe califica de 'desgarrador' el secuestro del obispo Jiménez
El presidente colombiano se entrevista por primera vez con Chávez
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, calificó ayer de 'desgarrador' el secuestro del obispo Jorge Enrique Jiménez, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y del sacerdote Desiderio Orjuela. 'La fuerza pública está haciendo todo el esfuerzo' para rescatarlos sanos y salvos, manifestó Uribe, en su primera declaración sobre el doble secuestro, perpetrado el lunes y que las autoridades atribuyen a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Ante la posibilidad de que los insurgentes pretendan forzar un canje o intercambio de sus rehenes por guerrilleros presos, el gobernante colombiano ratificó que siempre ha estado dispuesto a una salida a esta crisis.
'El Gobierno ha tenido toda la voluntad, a través de Naciones Unidas', dijo el jefe del Estado, al aludir a los 'buenos oficios' en asuntos del conflicto armado interno que pidió al secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien los aceptó el pasado agosto. 'Todo está en manos de Naciones Unidas', puntualizó Uribe, para quien 'el tema necesita prudencia'.
El obispo Jiménez y el cura Orjuela fueron secuestrados hace tres días en las montañas de Pacho, un municipio situado en el centro de Colombia, a menos de 90 kilómetros al norte de Bogotá, cuando se dirigían a una iglesia. Además de presidir el CELAM, Jiménez es obispo de Zipaquirá, población a 50 kilómetros de la capital, en tanto que Orjuela ejerce como párroco de Pacho. El CELAM advirtió ayer a las FARC de la inutilidad del secuestro de su presidente. 'Si quisieran retenerlo por un tiempo, difícilmente podrían haber hallado a otro colombiano cuyo secuestro sea más inútil y provoque un rechazo y una condena internacional tan vigorosa', dijo el primer vicepresidente del CELAM, el cardenal chileno Francisco Javier Errázuriz.
Por su parte, Uribe se reunió ayer, por primera vez desde su elección como presidente, con su homólogo de Venezuela, Hugo Chávez, en la ciudad colombiana de Santa Marta, situada en la costa del Caribe. Ambos tenían previsto celebrar una reunión de trabajo de seis horas de duración centrada en los problemas de seguridad fronteriza y el intercambio comercial.
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