Los conservadores europeos proponen que Turquía sea un Estado asociado
'Fue un error reconocerlo como país candidato', afirma el democristiano alemán Elmar Brok
El Partido Popular Europeo (PPE), o al menos sus máximos dirigentes, no quiere a Turquía en la Unión Europea. Aunque hasta ahora habían sido prudentes al respecto, la polémica desatada por el presidente de la Convención, el francés Valéry Giscard D'Estaing, ha animado al PPE a difundir su posición. 'Reconocer como candidato a Turquía como se hizo en la cumbre europea de Helsinki fue un error y una iniciativa oportunista', dijo ayer el eurodiputado democristiano Elmar Brok al presentar un borrador de Constitución Europea junto al presidente del PPE, Wilfried Martens.
Para el PPE, Turquía será en el futuro un país asociado a la UE.Esa fórmula de asociación es precisamente la que ya aprobó el congreso del PPE el mes pasado en Estoril y la que ha sido recogida en el borrador de Constitución presentado por Brok (presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo) y Martens. Así, el apartado segundo del artículo 116 dice: 'Con sus Estados vecinos, la Unión puede suscribir acuerdos de asociación que, como añadidos a parte o a la totalidad de las normas sobre el mercado común, pueden servir también para el establecimiento de instituciones conjuntas o permitir la participación asociada de representantes de esos Estados en el trabajo de las instituciones de la Unión'.
Es ésa la propuesta que el PPE hace no sólo en referencia a Turquía, sino también en alusión a Marruecos, Bielorrusia o Ucrania. Ayer mismo, en una reunión de líderes del PPE de parlamentos nacionales en Bruselas, las referencias negativas a la hipotética entrada de Turquía fueron continuas. Una frase repetida fue que el ingreso de Ankara 'disolvería la identidad europea', según informó uno de los asistentes. Las alusiones a la herencia religiosa en la futura Constitución Europea será sin duda otra barrera frente a Ankara.
Ayer, en declaraciones a la emisora France Inter, el ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, decía que la adhesión turca 'es una cuestión muy delicada', y se preguntaba: '¿Cuál es la identidad de Europa? ¿Cuáles van a ser las fronteras de Europa?'. Por el contrario, el comisario de la Ampliación, el alemán Günter Verheugen, recordó que a Turquía hay que exigirle que cumpla los requisitos para poder iniciar las negociaciones de adhesión, mientras portavoces de la Comisión calificaron de 'una buena iniciativa' la condición de Turquía como candidato, gracias a la cual en sólo unos años ha logrado reformas económicas y políticas impensables hace unas décadas.
Moderación de España
En el PPE hay excepciones a la corriente mayoritaria en contra de Turquía. En el PP español, las posiciones son más mesuradas. El propio Gobierno español es partidario de que, en la cumbre europea del mes próximo en Copenhague, los Quince dirijan a Ankara un mensaje positivo e incluso un horizonte temporal para iniciar las negociaciones de adhesión cuando Turquía cumpla las condiciones exigidas a todo candidato.
Una prueba de esa excepción se produjo ayer mismo. Los eurodiputados españoles del PP Alejo Vidal Quadras y Cristina Rodríguez Cortines recibieron una invitación del líder turco Recep Tayyip Erdogan, gran triunfador de las elecciones del pasado día 3, para entrevistarse con él mañana en Ankara. Ambos parlamentarios recibieron esa invitación tras elogiar en público que un partido de corte islamista como el de Erdogan se proponga ahondar en los valores democráticos.
El alemán Elmar Brok, por el contrario, rechazó de plano una futura incorporación de Turquía. 'Hay que pensar en otra opción', dijo en referencia a ese estatuto especial de Estado asociado a la Unión, no sin antes advertir de que Ankara no cumple ni los requisitos económicos ni los políticos para ser un candidato. Destacó en ese terreno el peso que tienen los militares en ese país o la dudosa independencia de sus tribunales.
Lanzado el debate, la cuestión de Turquía se configura ya como el tema estrella de la cumbre de Copenhague. Reino Unido, Francia, España, Alemania y Dinamarca empujan estas semanas por pactar un mensaje positivo a Ankara, mientras Austria o Luxemburgo son más críticos. En este debate, las explosivas declaraciones de los líderes conservadores enturbian la discusión en perjuicio de los nuevos dirigentes turcos precisamente cuando la ONU acaba de proponer un acuerdo sobre la dividida Chipre y cuando la UE necesita el apoyo turco para que la Unión pacte con la OTAN la puesta en marcha de la Fuerza europea de Reacción Rápida.
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