"Si no hay diálogo con Turquía, habrá una tragedia"
El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, se siente muy optimista sobre la ampliación de la UE, pero deja en el aire si el ingreso de Turquía se convertirá un día en realidad. 'Si no hay diálogo con Turquía, habrá una tragedia', advierte en una entrevista a EL PAÍS. Prodi critica, por otra parte, algunas ideas que se barajan sobre el futuro de la Unión: 'Tener un presidente de la UE originará una parálisis'.
Pregunta. Usted rechaza la posibilidad de que se cree la figura de un presidente de la UE, como lo asume Valery Giscard d'Estaing, presidente de la Convención.
Respuesta. Sí. Tener un poder compartido entre dos polos originará una parálisis en la Unión. Es una idea contraria al espíritu de la UE, a la eficacia, a una Unión fuerte.
'Un presidente europeo paralizaría el sistema y es una idea contraria al espíritu de la UE'
'Todo el mundo tendrá que hacer sacrificios en el futuro en ingresos y gastos'
P. Es la que defienden España, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia.
R. No quiero entrar en polémicas. Solamente subrayar un error que hay que evitar. Tener dos centros de mando equivale a la parálisis del sistema, y nosotros queremos evitarla.
P. ¿Cuál será la influencia del nuevo eje franco-alemán sobre este asunto?
R. El motor franco-alemán es siempre positivo para la dinámica europea mientras sea un eje constructivo y no excluyente. Cuando hay un acuerdo entre París y Berlín, la Unión marcha, lo cual no implica la exclusión de los demás. La pasada cumbre de Bruselas ha sido una prueba.
P. La reactivación de ese potente eje ha dejado en evidencia al que ha funcionado en los últimos años: el de Londres-Madrid-Roma.
R. No hay contradicción entre ambos, porque no se puede hablar de exclusividad o de alianzas realmente estables entre grupos de países.
P. Pero Londres ha quedado ahora un tanto marginado.
R. No hay que exagerar las diferencias o los problemas concretos que surgen. La atmósfera negativa que ha reflejado la prensa no se vivió en la reunión de los líderes en Bruselas.
P. Pero hubo un duro intercambio de palabras entre Blair y Chirac.
R. En la sala no. Pudo ser en los pasillos, pero eso es diferente. En la sala, sólo una breve referencia polémica al llamado cheque británico.
P. ¿Cree que en un futuro próximo será eliminado ese cheque?
R. El cheque británico es un aspecto de un problema más amplio. Se trata de discutir sobre ingresos y gastos en el futuro. En Bruselas se lograron acuerdos en muy poco tiempo y entre aplausos, pero hay problemas pendientes, y no sólo el cheque, sino también el futuro de la Política Agrícola Común (PAC), el de los fondos estructurales... Todo el mundo tendrá que hacer sacrificios.
P. ¿Cuál es ahora la agenda de esta Comisión?
R. Nuestro mandato termina en enero de 2005. Existe, sin embargo, la posibilidad de coordinarlo con las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2004.
P. En definitiva, se quedará aquí hasta enero de 2005.
R. En cualquier caso, no nos iremos antes de que la nueva Comisión haya ultimado el proceso y logrado la confianza del Parlamento.
P. ¿Y después, de vuelta a la política italiana?
R. No sé aún. Siempre he estado contento con lo que hago. El actual trabajo es muy interesante: el euro, la ampliación, un sueño que se hace realidad y que era nuestro objetivo prioritario, y ahora, la Convención, un ámbito enorme de decisión.
P. ¿Hay motivos para sentirse preocupados de que en Turquía vaya a gobernar un partido islamista?
R. Es prematuro hacer una valoración, pero la primera declaración de los vencedores ha sido: 'Nuestra prioridad es Europa'.
P. El Partido Popular Europeo quiere poner en la futura Constitución de la UE una referencia a la identidad cristiana europea.
R. Ésta es una referencia que no tiene nada que ver con la posibilidad de tener países no cristianos. No contradice en absoluto el pluralismo religioso.
P. Hay dirigentes europeos que expresan dudas sobre el ingreso de Turquía.
R. Es cierto que la cuestión ha suscitado divisiones, pero en 1999, en la cumbre de Helsinki, los Quince le dieron categoría de candidato. Si Turquía cumple los criterios políticos y económicos fijados en la cumbre de Copenhague en 1992, se puede negociar. Turquía ha hecho muchos avances en su legislación, pero debe aún completar el proceso de reformas y, sobre todo, debe aplicarlas.
P. ¿Le parece sensato aceptar el ingreso de una parte de Chipre sin que se haya logrado antes la reunificación?
R. Sí, aunque no es la solución ideal. Sería mejor la isla entera, pero por ahora es imposible y no me parece justo prohibir a la parte sur de la isla entrar en la UE. Pero la puerta está abierta.
P. ¿En sus contactos con líderes turcos ha abordado alguna vez la cuestión religiosa?
R. Sí, porque estoy en contra de cualquier choque entre civilizaciones. El diálogo con los políticos y los intelectuales de los dos lados del Mediterráneo es necesario para demostrar que la religión es un factor de unión y no de división.
P. ¿Va a pedir a los nuevos gobernantes turcos cuando vengan a Bruselas el mismo nivel de compromiso con esa visión no religiosa de la UE?
R. Sería una tragedia considerar la religión como un factor de división y haré lo posible para que exista una convivencia entre los pueblos del Mediterráneo. Si no hay diálogo, habrá una tragedia. La convivencia entre diferentes religiones es la base del mundo moderno.
P. Usted ha dicho que los ciudadanos europeos no están preparados para asumir la adhesión de Turquía.
R. No es cierto. Lo que siempre he dicho es que hay que respetar las reglas. Al anterior primer ministro turco le dije que existen diferencias históricas y culturales, pero que teníamos que superarlas. Por ejemplo, en mi país, para decir algo fuerte se utiliza la expresión: '¡mamma li turchi!' [madre mía, los turcos]. Hay que tener paciencia, inteligencia y ganas de acercarse.
P. ¿Cree que Turquía entrará en la UE en un futuro?
R. Es difícil contestar, pero seremos leales con los compromisos tomados.
P. ¿Con una Comisión fuerte todo este ruido sobre el Pacto de Estabilidad se habría producido?
R. Repito lo que dije: soy y siempre he sido fiel al Pacto de Estabilidad, he luchado y participado en su construcción. Cuando era primer ministro italiano pedí abiertamente a los ciudadanos sacrificios para entrar en la moneda única. Lo que sencillamente he dicho es que para el bien de Europa hay que interpretar el pacto de forma inteligente. Pero sobre todo dije que es necesaria una autoridad que tenga la responsabilidad de la coordinación de la política económica.
P. Entonces, muchos dirigentes no han comprendido sus palabras.
R. Quienes leyeron lo que dije, sean de derecha o de izquierda, desde los bancos a las autoridades financieras, me dan la razón. Saben el riesgo que se corre si no hay una autoridad que coordine y aplique las reglas teniendo en cuenta la variedad de nuestras economías y la coyuntura. Por eso hay que tener la valentía para decir las cosas claramente. Y los mercados no han reaccionado mal. Antes de decir eso reflexioné mucho sobre sus efectos.
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