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LA CRÓNICA
Columna
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El mercado académico

Los representantes de las universidades públicas valencianas, reunidos el martes pasado en el marco del Consejo Interuniversitario de la Comunidad, expusieron sus reparos al proceso de creación de la que será la universidad católica promovida por la Fundación diocesana Edetania, que es como decir el arzobispado. Alguno de los aludidos no se ha cortado al calificar de 'chiringuito' este proyecto en curso de ejecución por el apresuramiento con que se ejecuta y las enseñanzas que se imparten. Los más comedidos pusieron el acento en el rigor y las garantías exigibles para otorgar semejante credencial a lo que hoy por hoy sólo es un centro privado tutelado por las universidades de Valencia y Miguel Hernández, de Elche.

Anotemos que a estas cautelas se sumó José Luis Manglano, el rector de la Universidad Cardenal Herrera-CEU, de clara adscripción católica y de carácter privado, pero promovida por la Asociación Nacional de Propagandistas. Con buen criterio, el mentado responsable sugirió que la entidad emergente se integrase en el CEU. Una fórmula quizá viable si la Ley Orgánica de Universidades propiciase cierta autonomía y personalidad diferenciada al proyecto arzobispal. No siendo así, pues se requiere la integración plena, lo más probable es que en un futuro próximo hayan de concurrir y competir en ese mercado confesional.

Parece lógico que los gestores de la docencia superior cuiden de que cumplan todas las condiciones establecidas antes de dar la venia a un nuevo centro que se pretende universitario. No obstante, y en su momento, será la consejería competente la llamada a dar la venia si se reúnen los méritos adecuados: instalaciones, ratio de profesores y alumnos, titulaciones, plan de estudios y etcétera. Pero tanto la fiscalización de unos como de otros no podrá impedir que cuaje esta propuesta amparada por la ley. ¿Por qué, entonces, estas reticencias, al margen de las anomalías que se hayan desvelado en la tramitación del proyecto?

La clave está en el mercado. Dicho de otro modo: cada curso hay menos alumnos y, en cambio, aumenta la oferta de estudios universitarios. Verdad es que los centros superiores privados arriesgan su dinero y no merman los presupuestos de la Generalitat, pero fragmentan la demanda y se prevalen de la enseñanza privada selectiva como fuente principal de su alumnado. Ante este desafío no hay mejor receta que optimizar el nivel, el prestigio y las dotaciones de las universidades públicas. El peligro, a nuestro entender, no está en que Edetania alumbre un 'chiringuito' o un crisol de saberes, sino en que el gobierno autonómico, confitado por el liberalismo, baje la guardia (y su atención al sector docente público) al entender que la demanda universitaria ya está bien servida por las ofertas confesionales.

Semana europea de los candidatos

Como era de esperar, los dos principales candidatos a la Generalitat Valenciana, Francisco Camps y Joan Ignasi Pla, tienen espías propios en el equipo electoral del rival con el fin de neutralizar sus acciones mediante contraprogramaciones. Uno repica donde el otro y no es raro que coincidan en el mismo escenario. A este paso, les saldría a cuenta viajar juntos y repartirse los gastos, además de concertar los mensajes para conjurar el riesgo de prometer las mismas cabras.

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Esta semana, por chamba o determinación de sus respectivos estrategas, alertados sin duda por los topos, uno se ha dejado caer por Múnich y otro por Bruselas, suponemos que con el propósito de darse un baño de europeísmo y nutrir unos pocos titulares de prensa. Y a fe que lo han conseguido. El aspirante popular se ha traído el compromiso de Zubin Mehta para dirigir la Orquesta de la Comunidad Valenciana, que se ubicará en el Palau de les Arts, si es que algún día se inaugura y no nos arruina su mantenimiento. A propósito de este bolo internacional se ha evocado el tránsito del candidato por la Consejería de Cultura, cuando lo prudente hubiera sido correr un prudente velo. ¡Qué temerarios son estos muñidores!

Y J. I. Pla, para no ser menos -y no lo es- propone en la capital de la UE que se reforme el Comité de las Regiones y que se nombre un titular de la Oficina de la Generalitat en Bruselas. Pues que se reforme. Pero, ¿hace falta ese funcionario?

PROTOCOLO

Difícil papel el de José Luis Olivas. Es presidente del Consell autonómico con todas las bendiciones de la ley, y él mismo se ha encargado de recordarlo en alguna ocasión. Pero una cosa son las previsiones sucesorias y muy otra que el personaje se lo crea. Y me temo que concluya la legislatura sin que le haya calado la convicción. Prueba de ello ha sido la obsecuente deferencia para con Ana Botella, la esposa de José María Aznar, cediéndole el cierre de un acto público. Algo plausible en un caballero y militante del PP, pero improcedente en quien representa a todos, todos, los valencianos. ¡Ni que fuesen tiempos de doña Carmen Polo de Franco!

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