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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Relevo en Marruecos

Al mes de ser designado primer ministro por el rey, Driss Jettu ha formado un nuevo Gabinete de coalición en Marruecos que respeta básicamente las líneas del anterior. La Unión Socialista de Fuerzas Populares (USPF) y el nacionalista Istiqlal se reparten la mayoría de las carteras. Los islamistas moderados de Justicia y Desarrollo -catapultados en las urnas a tercera fuerza política del país, un fenómeno con réplicas en el mundo musulmán- encabezarán la oposición parlamentaria e intentarán erigirse en alternativa de Gobierno. Novedad destacable es la cartera para la Emigración, que asumirá la única ministra del Gabinete, algo que interesa especialmente al más inmediato país de destino, que es España.

El continuismo plasmado en el nuevo Gobierno pone interrogantes al alcance del relevo. Se supone que el Gabinete de Jettu es el encargado de llevar la apertura y la democracia al reino de Marruecos, de acuerdo con las reiteradas promesas del monarca alauí desde su acceso al trono hace tres años. Pero la elevadísima abstención de las elecciones de septiembre refleja el escaso crédito que merece a los ciudadanos este proceso y su clase dirigente. La permanencia de Mohamed Benaissa en Exteriores, una de las carteras de designación real directa, no permite augurar novedades significativas en las mortecinas relaciones entre Rabat y Madrid. Benaissa tiene pendiente un viaje a España para iniciar la discusión de una agenda amplia y conflictiva que mantiene semicongeladas las cruciales relaciones entre los dos vecinos desde hace más de un año.

La composición del nuevo Gabinete se ha hecho pública el mismo día en que Mohamed VI ha descartado definitivamente, en un mensaje al país, cualquier proyecto de autodeterminación para el Sáhara Occidental, por 'obsoleto' e 'inaplicable'. Es la confirmación del talante con el que Rabat, que no contempla ya ninguna opción que no sea su soberanía sobre el territorio disputado, afronta los contenciosos en los que mantiene serias discrepancias con España. El pronunciamiento real anticipa así un rumbo de colisión con el Gobierno español, tras la última confirmación, el mes pasado con ocasión de la visita del presidente argelino Buteflika, de su respeto a los dictámenes de la ONU a propósito de la ex colonia.

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