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Reportaje:GESTIÓN Y FORMACIÓN

Empleados con causa

Caja Madrid implica a sus 12.000 trabajadores en proyectos de cooperación a los que prevé destinar 360.000 euros

Amaya Iríbar

Caja Madrid ha decidido implicar a sus 12.000 empleados en proyectos de cooperación, tanto en España como en otros países. Para eso les ha dado la oportunidad de presentar sus propios proyectos, ha elegido siete de ellos y ahora les anima a financiarlos con el compromiso de que la entidad multiplicará por tres la cantidad obtenida, hasta los 360.000 euros. La iniciativa está en plena fase de recaudación, que se mantendrá hasta finales de noviembre.

Los siete proyectos suman 483.537 euros. La entidad multiplicará por tres la cantidad recaudada entre todos sus empleados

María García tiene 32 años y una larga carrera como voluntaria en distintas organizaciones no gubernamentales (ONG), tanto en Asturias como en Madrid. Forma también parte de la plantilla de Caja Madrid, primero en la sede del grupo y ahora en una de sus sucursales madrileñas. La entidad le ha dado ahora la oportunidad de compaginar ambas actividades con el proyecto Solidaridad x 3 con el que pretende fomentar la colaboración activa de los empleados en proyectos de cooperación social.

El de María García consiste en adquirir un local para la Federación de Asociaciones para la Promoción de la Infancia y de la Juventud de la Comunidad de Madrid (Injucam), especializada en atender a chavales con necesidades. Y es uno de los siete que han sido seleccionados por la entidad sobre un total de 45 presentados para convertirse en realidad. Los propios responsables del proyecto se han quedado sorprendidos por el éxito de la convocatoria y decidieron en su momento ampliar de cinco a siete los proyectos a poner en marcha.

La iniciativa, que forma parte de las celebraciones del tercer centenario de la entidad, es original, pues consiste en convertir a todos los empleados en cooperantes. El primer paso fue animarles a presentar proyectos concretos de cooperación, con su presupuesto detallado y en colaboración con una organización no gubernamental. Lo hicieron antes del verano. Entre los requisitos estaba que al menos un empleado de la caja trabajara ya de forma voluntaria para la organización escogida. En la solicitud, los participantes debían incluir los datos básicos de la ONG, explicar su colaboración y definir el proyecto, además de incluir la documentación necesaria para acreditar estas cuestiones.

Los aprobados por la Obra Social, que este año gestiona algo más de 100 millones de euros, van desde la atención a afectados por el síndrome de Williams, un trastorno poco conocido que se caracteriza por un leve retraso mental, a la construcción de un albergue en Villena (Alicante) para vagabundos o, más lejos, la reconstrucción de un orfanato en Bielorrusia o ampliar otro en Burkina-Faso.

En total los siete proyectos requieren para su puesta en marcha 483.537 euros. Los empleados de Caja Madrid sólo tienen que aportar una parte de esa cantidad, ya que la Caja se ha comprometido a multiplicar por tres lo que logren recaudar entre todos los trabajadores. 'Lo mejor del proyecto es que depende por completo de los empleados', explica María García, que tardó en elaborar el proyecto algo más de un mes.

El siguiente paso fue dar a conocer cada uno de los proyectos al resto de los empleados, para lo cual se utilizó la intranet y boletines de comunicación interna específicos. En ellos se presentaban los objetivos, los compañeros que apadrinaban la idea y, más tarde, el número de cuenta de cada uno de los programas. Cada uno de ellos tiene una cuenta abierta en la propia caja, que se ha dado a conocer entre los empleados a través de la intranet -una red similar a Internet que mantiene unidos a todos los empleados de la empresa-y de campañas de comunicación interna. Estas cuentas empezaron a recibir ingresos durante la segunda semana de septiembre. En la intranet se actualizan continuamente los ingresos realizados.

La iniciativa está en pleno proceso de recaudación. 'Miro los ingresos todos los días', asegura María García, que la segunda semana ya había conseguido para su albergue 1.600 euros gracias a la solidaridad de sus colegas y hoy ya va por los 3.799,29 euros. Ventajas de estar en ventanilla. 'Hay gente que ha aportado hasta 100 euros', dice sorprendida. Ella misma ya ha hecho donanciones a los proyectos del resto de colegas. 'Si ponemos un par de euros cada uno podemos hacer muchas cosas', concluye.

'El objetivo de la iniciativa es resaltar la importancia de la participación de los empleados', asegura José Luis Cantalejo, responsable de comunicación interna de Caja Madrid, quien no descarta que el proyecto se repita en años sucesivos.

De Toledo a Chernóbil

Los siete proyectos aprobados por Caja Madrid dentro de la iniciativa Solidaridad x 3 son tan diferentes como sus promotores, todos empleados de la entidad financiera y todos implicados en actividades de voluntariado en sus horas libres. Tanto por el origen de sus impulsores -los hay de Madrid, Toledo, Villena (Alicante), Villarrobledo (Albacete), Daimiel (Ciudad Real), de sucursales y oficinas- como por sus objetivos. El más ambicioso por su coste tiene como meta Bielorrusia, una de las antiguas regiones soviéticas, hoy estado, afectadas por el accidente nuclear de Chernóbil en 1986. Para acondicionar un orfanato en Novogroudok que alberga en torno a 165 niños, según la documentación aportada a la guerra de ideas, por Dámaso Fernández, son necesarios 96.096 euros. Esta semana ya había 9.854, 75 euros aportados por los empleados, cantidad que llega a 29.564 euros si se suma la aportación comprometida por la caja.

Esta situación se repite en todos los proyectos menos en el que pretende ayudar a facilitar la vida de los familiares y afectados por el síndrome de Williams, un trastorno del desarrollo, que ya ha logrado reunir todo el presupuesto.

El resto tendrá que esperar para conseguir el dinero necesario para construir un albergue para niños y jóvenes con problemas en Madrid; adquirir un albergue para sin techo en Alicante; reformar un orfanato en Burkina Faso; mejorar el transporte de enfermos de Parkinson en Madrid o comprar una UVI móvil para el pueblo saharaui.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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