_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los dedos de la cultura

Todos conocemos de piezas de mecanismos que, aunque minúsculas y aparentemente intrascendentes, en realidad constituyen elementos básicos en la estructura del sistema o, cuando su trascendencia no llega a tal, que engloban en sí mismos toda la historia que ha seguido el mecanismo hasta alcanzar la configuración y estructura que posee. Nuestras manos no pueden, es cierto, presumir de ser los elementos centrales del 'mecanismo humano' -ocupan, por ejemplo, una posición 'secundaria' frente al sistema nervioso central-, pero sí, cuando menos, de ocupar un lugar privilegiado en la historia evolutiva que condujo a la especie Homo. Es preciso recordar, en este sentido, que existe una gran unanimidad en admitir que han sido dos las modificaciones cruciales del sistema musculoesquelético que contribuyeron al surgimiento de la línea homínida. La primera, la adopción de la marcha bípeda. La segunda, modificaciones posteriores en las extremidades superiores, que propiciaron un cambio en el repertorio de movimientos de la mano (más concretamente en el pulgar, que distingue a la mano prehomínida de la nuestra) y favorecieron así el uso de herramientas. De hecho, la capacidad de fabricar herramientas, el que éstas se fuesen haciendo más complejas e importantes para el bienestar del grupo, pudo haber dado lugar a procesos de fabricación colectiva que, se ha argumentado, podrían haber creado las condiciones para la evolución del lenguaje, para, al menos, hacerlo más refinado. Si ahora añadimos un toque darwiniano, diciendo que aquellos especímenes que convirtieron la habilidad lingüística en un rasgo (genético) heredable se encontraron con mejores perspectivas de supervivencia, entonces el estatus de la mano, motor que posibilitó tales transformaciones, se ve reforzado considerablemente.

LA MANO

Frank R. Wilson Traducción de Jaime Gavaldá Tusquets. Barcelona, 2002 385 páginas. 20 euros

Ahora bien, cuando se habla de capacidad de fabricar instrumentos crecientemente complejos o de lenguaje, se está hablando también, aunque no se explicite, del cerebro, cuya propia historia evolutiva es central para comprender cómo, por ejemplo, el género humano surgió a partir de la misma rama primate que mucho antes había dado lugar a los grandes monos. Sumergidos en semejante cadena de razonamientos surge, inevitable, la idea de si la mano humana podría no haber sido un legado meramente incidental de los homínidos, sino una fuerza elemental en el desarrollo del cerebro y en la génesis de eso que llamamos 'mente'; si, en otras palabras, el hecho de que el lenguaje y el uso de las manos para la fabricación y empleo de herramientas coevolucionasen fue la circunstancia fundamental en la forja de un nuevo campo de operaciones para el cerebro homínido y de un potencial mental que reconocemos colectivamente como 'cognición humana'.

Tal es el territorio en el que se mueve el autor de este libro, el neurólogo Frank Wilson; el territorio de cómo el uso de la mano configura el lenguaje y cultura humanas. Y se mueve en él armado de muy diversas y exigentes herramientas: en primer lugar, las que suministra la paleoantropología (el estudio de los orígenes de la humanidad), pero también y sobre todo, las que proporcionan la anatomía, fisiología, neurociencias, lingüística, psicología, al igual que otras disciplinas-artes menos frecuentes en la empresa que se plantea, y que tienen que ver con las habilidades de músicos, titiriteros, mecánicos o malabaristas, es decir, de personas que necesitan desarrollar, mediante un largo aprendizaje, una serie de capacidades muy particulares. Si de lo que se trata es de comprobar si el mundo de posibilidades que abrió la mano de los humanos terminó influyendo en el desarrollo cerebral (¿evolucionó, por ejemplo, el cerebro humano después de que la mano de los homínidos se hiciera más diestra?), entonces es evidente que también es conveniente, si no obligado, explorar también esos otros dominios habitados por ese tipo de profesionales.

No hay que elaborar mucho

para darse cuenta de la importancia del tema elegido por Wilson. La mano es, sí, el protagonista central de su libro ('cualquier teoría de la inteligencia humana', escribe, 'que ignore la interdependencia entre la mano y la función cerebral, sus orígenes históricos o la influencia de esta historia en la dinámica del desarrollo del ser humano moderno es, en términos generales, errónea y estéril'), pero en cierto sentido es también algo así como una excusa, el pretexto para avanzar y situarse mejor ante el gran problema que tiene abierto la ciencia contemporánea, el de entender qué es realmente el cerebro humano, ese, como señala nuestro autor, 'mercado abierto de incontables flujos y reasociaciones dinámicas'. No se trata, hay que advertir a los lectores, de un libro siempre fácil, aunque sí prácticamente siempre fascinante; un texto que se esfuerza por combinar el caso concreto con el marco general, la función específica con la multidimensionalidad de la interrelación y sinergia entre funciones, órganos y situaciones. Una obra, en definitiva, que aspira a llegar a todo tipo de lectores pero no a costa de simplificaciones que violenten la verdadera naturaleza y realidad de la empresa científica.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_