Retorno a la Gran Valencia
Las entidades metropolitanas de Tratamiento de Residuos y Servicios Hidráulicos, que sustituyen al extinto Consell Metropolita de l'Horta (CMH), parecen volver a los tiempos de la corporación franquista Gran Valencia, creada en 1946. Hoy como ayer, la capital impone su control a los pueblos de la comarca con métodos poco democráticos. La nueva organización metropolitana llevaba tres años sin convocar asambleas ni constituir la comisión de gobierno, que es donde están representados los alcaldes del área y los grupos políticos. En todo este tiempo, sin ninguna oposición, la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia han llevado a cabo sus planes para crear un ente metropolitano que anula a los municipios del área.
La disolución del CMH, en diciembre de 1999, responde a una estrategia fríamente calculada para conseguir tres objetivos clave. En primer lugar, arrojar del gobierno del CMH al PSPV y EU tras las elecciones de mayo que les dieron la mayoría del ente. El segundo motivo consistía en eliminar la figura jurídica del CMH para dejar a Valencia las manos libres en la gestión del agua potable en alta y el control absoluto del patrimonio del CMH, valorado en 136,3 millones de euros (22.683 millones de pesetas). Sin el CMH no tenían efecto las dos sentencias del TSJ de la Comunidad Valenciana que daban la competencia del agua en alta al ente metropolitano. De esta manera, en marzo de 2002, el consistorio de la capital pudo renovar sin trabas el servicio a la empresa Aguas de Valencia hasta el año 2052 en el llamado 'contrato del siglo', que según los expertos moverá más de 30.500 millones de euros (medio billón de pesetas).
El tercer objetivo para disolver el CMH era crear un nuevo ente que garantizara al Ayuntamiento de Valencia el control político. Y eso se logró con un nuevo sistema de votos ponderados legalizado con la Ley de Creación y Gestión de Áreas Metropolitanas, aprobada por las Cortes Valencianas. Dicho sistema hace posible que de los 156 votos que tienen los entes metropolitanos, 96 correspondan a ayuntamientos gobernados por el PP, siendo el 48% de Valencia, por lo que los alcaldes socialistas quedan así sin poder de decisión. Pero esta nueva organización no ha resuelto los problemas heredados del CMH. Todo lo contrario, la deuda actual de la entidad de residuos alcanza el récord histórico de 13,8 millones de euros (2.300 millones de pesetas). Además, el impacto ambiental que genera la planta de basuras de Fervasa continúa sin ser resuelto. En 1998 ya se anunció la ampliación y modernización de esta instalación. Han pasado cinco años y todavía no se ha realizado ninguna inversión, a pesar de que el proyecto sigue vigente en el Plan Zonal de Residuos. Mientras tanto, la planta sigue incumpliendo las leyes de residuos, de aguas y de planificación metropolitana, según han denunciado los ayuntamientos de Aldaia y Quart de Poblet.
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