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El Patio de la Acequia de la Alhambra recuperará la forma y las especies de hace 700 años

Un sondeo arqueológico descubre los granos de polen existentes en el jardín original

Javier Arroyo

Siete siglos de azarosa vida que lo devolverán a su punto de partida. Una historia que muy pocos pueden igualar. Muy pocos jardines del mundo han mantenido su uso ininterrumpidamente durante un tiempo tan largo; acaso algunos jardines en la lejana china y el Patio de los Naranjos de la Mezquita cordobesa. Tras un exhaustivo estudio en el que se han involucrado los especialistas más diversos, el Patio de la Acequia del Generalife de Granada podrá celebrar sus primeros siete siglos de vida recuperando las especies vegetales y la configuración que lució a finales del siglo XIII.

El patio más importante del Generalife, un extenso jardín de casi 50 metros de largo por 12,80 de ancho partido en dos por un canal por el que corre el agua de la acequia de la Alhambra, ha desvelado todos sus secretos, intuidos algunos y por fin confirmados.

Manuel Casares Porcell, profesor de Biología de la Universidad de Granada, ha dirigido el grupo de investigadores que ha realizado el estudio más profundo que se ha hecho nunca sobre el Patio de la Acequia. Antes de comenzar el trabajo de campo era fundamental revisar todos los documentos que en los últimos 700 años citan al jardín, así como revisar todos los grabados que lo reflejan. Poca cosa, ni en literatura ni en dibujo, hasta el siglo XIX. En los últimos dos siglos, la tendencia cambia y los grabados románticos empiezan a mostrar un jardín que cambia cada 25 años.

Dos etapas

Manuel Casares explica que el Patio de la Acequia ha vivido dos periodos fundamentales a lo largo de su historia, el de su creación en el siglo XIII y una gran remodelación vivida siglos después, en el XVI, en el que el nivel del terreno se subió casi medio metro sobre la superficie original, se plantaron nuevas especies vegetales e incluso se modificó la estructura del canal que cruza el patio. Las sospechas sobre qué plantas no estaban desde el principio eran claras. Muchas de las especies procedían de América, a la que no se llegó hasta 1492, por lo que no podían estar en el Generalife doscientos años antes.

Para averiguar qué plantas había hace 700 años se han realizado varios sondeos arqueológicos en el propio patio de la Acequia y se han extraído muestras de la tierra situada a la profundidad en la que se ha establecido que estaba el jardín en su origen. De esta tierra, mediante diversos procesos químicos, se han extraído todos los granos de polen que contenía. El resultado ha sido clarificador y contundente: han aparecido más de 1.000 granos de polen procedente de hasta 81 tipos de plantas distintas, claramente estratificadas para cada uno de las dos principales fases del jardín. Esto ha venido a aclarar qué plantas hubo en el origen y cuáles llegaron en una segunda fase. Además, ha quedado claro con qué intención se construyó este patio en el Generalife.

La teoría más extendida sobre los árabes y sus jardines habla siempre del huerto-jardín, un recinto en el que se mezclaban las plantas ornamentales con las de interés económico como, por ejemplo, árboles frutales. El estudio de Manuel Casares y su equipo concluye, sin embargo, a la vista de esos 81 tipos de polen, que el Patio de la Acequia carecía de esa flora de interés económico, lo que dota al jardín de un exclusivo sentido 'de disfrute, para ser pisado y sentarse', explica Casares.

La vegetación estaba compuesta por rosales, arrayanes situados junto a la corriente de agua, laurel, violetas, algunos árboles de cítricos amargos para dar sombra y, uno de las datos más interesantes, 'un césped florido', descripción que se recoge en algunos libros árabes pero que no se podía asignar con seguridad a este lugar.

En las investigaciones se ha clarificado también un peculiar sistema de riego de ese césped. Quienes lo construyeron idearon un sistema que permitía que el agua subiera su nivel en el canal y rebosara, distribuyéndose por todo el prado verde que, por esa pequeña inundación, quedaba regado.

Los trabajos que ya están en marcha en este jardín buscan, según Miguel Ángel Martín Céspedes, jefe del Servicio de Restauración de la Alhambra, 'acercarse en lo posible a lo que fue el original'. En esa búsqueda, el jardín se devolverá a su altura original, con una pequeña capa de tierra de protección, y los rosales, arrayanes junto al agua (actualmente estaban algo separados del canal), combinaciones de violetas al pie de los cítricos y de albahaca y azafrán para dar 'acentos de color' llevarán al visitante a contemplar el Patio de la Acequia, uno de los más longevos del mundo, en su estado casi primigenio.

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