La batalla de las comunas
Lo que sucede en Medellín refleja una grave escalada en la confrontación urbana entre la fuerza pública y los grupos armados ilegales. La batalla campal (...) en la Comuna 13 de Medellín (...) es la dramática expresión de una disputa por el control de una tierra de nadie incrustada en la capital de Antioquia (...) e ilustra la dificultad de recuperar para el Estado la soberanía de una zona altamente poblada. (...) Lo que ocurre en Medellín (...) no es más que el estallido de una bomba de tiempo (...) a la que ha contribuido el hacinamiento de poblaciones desplazadas y la subsistencia de una cultura violenta. (...) El caldo de cultivo de los violentos se refleja en cifras como el 60% de desempleo y el 60% de desnutrición infantil. (...) El Gobierno debe encabezar la formulación de una política de seguridad, no sólo para Medellín, sino para todas las ciudades, pues lo que está ocurriendo es más evidencia de la extensión de la guerra a las zonas urbanas que de simple delincuencia urbana.
Y aunque nadie discute el legítimo derecho que le asiste al Estado de recuperar zonas perdidas, en manos de los violentos, debe proceder en ese objetivo con el mayor respeto y cuidarse del uso desproporcionado de la fuerza, como es el caso del cuestionable uso de los helicópteros en zonas densamente pobladas. Además, su intervención debe estar acompañada de una sólida y permanente presencia institucional, que permita el retorno de las familias desplazadas, la reconstrucción de la infraestructura y la recuperación de un tejido social destruido por los grupos armados.
Bogotá, 18 de octubre
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