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El regreso de Al Qaeda

Los atentados de Indonesia y Filipinas ponen en guardia a los servicios de espionaje estadounidenses

Al Qaeda está viva. Un año después de que Estados Unidos lanzase una ofensiva para destruir su base de Afganistán, la organización encabezada por el saudí Osama Bin Laden ha comenzado a reorganizarse en varias partes del mundo, como indican los atentados cometidos en las dos últimas semanas en Kuwait, Yemen, Indonesia y probablemente en Filipinas. Estados Unidos cree que el peligro de un nuevo ataque en su territorio es tan inminente como lo era en el verano de 2001, antes del 11-S.

No pudo hablar más claro el director de la CIA, George Tenet, el jueves en una comparecencia ante el Congreso: 'En vista de los múltiples atentados cometidos en todo el mundo, desde Bali a Kuwait, los diversos ataques frustrados y los mensajes lanzados por líderes de Al Qaeda, hemos llegado a la conclusión de que Al Qaeda se encuentra en fase de ejecución e intenta golpearnos aquí y en el extranjero'. A los seguidores de Osama Bin Laden, sostuvo Tenet, no les falta ni motivación ni medios para atacar de nuevo intereses de Estados Unidos, fuera y dentro de su territorio. 'Se han reconstituido, vienen a por nosotros y quieren cometer atentados', dijo.

Los expertos creen que los grupos afines tienen capacidad para actuar de manera autónoma
'Se han reconstituido, vienen a por nosotros y quieren cometer atentados', dijo Tenet

'Es imposible asegurar que es el liderazgo de Al Qaeda el que esté dando las órdenes, pero está claro que varios de los grupos afiliados a la organización han captado el mensaje y han decidido pasar a la acción', afirma Daniel Benjamín, experto en terrorismo internacional del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), con sede en Washington. 'Se tardan semanas, si no meses, en planear un atentado como el de Bali, y es imposible preparar una bomba como esa de un día para otro', agrega Benjamin, a punto de publicar un libro sobre el terrorismo de origen religioso.

Doce meses después de que las tropas estadounidenses comenzaran a bombardear Afganistán, cientos de supuestos militantes de Al Qaeda están encarcelados en Guantánamo, sus principales campos de entrenamiento han sido destruidos y sus aliados políticos, los talibanes, no son más que un siniestro recuerdo. Sin embargo, las fuerzas de Estados Unidos y sus aliados han sido incapaces de alcanzar su principal objetivo. Osama Bin Laden y sus lugartenientes se desvanecieron en los primeros días de la campaña, no sin antes dar las últimas instrucciones a sus seguidores: volved a casa, sed discretos y golpead cuando podáis. A juzgar por lo sucedido en las últimas dos semanas, las órdenes se están cumpliendo.

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En la capital estadounidense preocupa especialmente la posibilidad de que los próximos ataques tengan como objetivo cargamentos de petróleo procedente de Oriente Próximo y otros objetivos de índole económica. 'En el nombre de Alá, la juventud de Dios está preparada para cometer actos que pueden llenar vuestros corazones de terror y dañar vuestra economía', decía un mensaje de voz presuntamente grabado por Osama Bin Laden, difundido el 6 de octubre por la televisión árabe Al Yazira. Ese mismo día, una explosión alcanzó en las costas de Yemen al petrolero francés Limburg y causó la muerte de uno de sus tripulantes. Dos días después, en Kuwait, dos hombres armados mataron a un infante de marina estadounidense. El 12 de octubre, Bin Laden volvió a emitir un mensaje a través de Al Yazira, en el que calificada de 'heroicos' los atentados, atribuidos a Al Qaeda.

Los expertos creen que las células o grupos afines a la organización mantienen diversos grados de coordinación con el mando central y tienen capacidad para actuar de manera autónoma. Es el caso de atentados como el de Bali, en el que fallecieron más de 180 personas, y los de Zamboanga y Manila, en Filipinas, con 10 víctimas mortales y centenares de heridos. Las autoridades estadounidenses y australianas culpan de la matanza de Bali a la organización Yamaa Islamiya, una de las principales organizaciones islámicas de Indonesia, el país con la mayor población musulmana del mundo. 'Los vínculos entre Al Qaeda y Yamaa Islamiya son muy estrechos', afirma Benjamín, del CSIS, quien recuerda que el fundador del grupo, Riduan Isamuddin, más conocido como Hambali, se entrenó en Afganistán y ayudó a organizar los atentados del 11-S.

En Filipinas todas las sospechas recaen sobre Abú Sayyaf, un grupo guerrillero que asegura luchar por una república islámica en las islas del sur del país, con población predominantemente musulmana. Al Qaeda ha colaborado y apoyado económicamente a Abú Sayyaf, pero sus vínculos no son tan estrechos como los que mantiene con Yamaa Islamiya, según Benjamin.

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