La apatía domina la campaña de las presidenciales en Ecuador

En medio de una profunda apatía y preocupante indecisión, ocho millones de ecuatorianos, de una población que supera los 12, concurrirán mañana a las urnas para elegir al nuevo presidente de la República. Estos comicios representan la ratificación del sistema democrático en Ecuador, donde en los últimos cinco años fueron derrocados dos mandatarios: Abdalá Bucaram, en febrero de 1997, y Jamil Mahuad, en enero de 2000. El primero fue reemplazado por el presidente del Congreso, Fabián Alarcón; y el segundo, por su vicepresidente, Gustavo Noboa, actual jefe del Estado, a quien corresponderá entregar el poder al triunfador de estas elecciones.

Después de un mes y medio de campaña, sin mayores excesos verbales ni violencia, y con maratonianos recorridos por el país, los 11 candidatos presidenciales concluyeron a medianoche del jueves sus respectivas campañas, con presentaciones de artistas y fiestas populares; pero con propuestas y programas, si los hubo, repetitivos. Las principales ciudades han quedado empapeladas con abundante cantidad de carteles y pancartas correspondientes a los 10.000 candidatos que concurrirán a las elecciones, en las que además del binomio presidencial (presidente y vicepresidente), los ciudadanos deben elegir a 100 diputados, cinco representantes al Parlamento andino y unos 1.700 cargos regionales y locales.

Las candidaturas tienen, en su mayoría, los mismos rostros, de hace más de dos décadas, ya que este país suramericano no ha logrado renovar su clase política. Como aspirantes al sillón presidencial, se postulan el ex presidente Rodrigo Borja (de tendencia de centro-izquierda), que encabeza las encuestas con el 17%; le siguen a poca distancia el ex vicepresidente León Roldós; el magnate bananero Álvaro Noboa; el ex coronel golpista Lucio Gutiérrez y el ex diputado derechista Xavier Neira, con preferencias por igual del 12%, según los sondeos. El ex presidente Oswaldo Hurtado tiene un porcentaje bajo. Y Abdalá Bucaram, exilado en Panamá por la imposibilidad jurídica de regresar al país por juicios pendientes, proclamó como candidato a su hermano mayor, Jacobo Bucaram.