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Tarjeta roja a Ibarretxe

La primera ronda de consultas ha deparado al 'lehendakari' un 'baño de realismo', con críticas públicas inesperadas

El lehendakari no contaba con un rechazo tan sonoro como el cosechado la semana pasada en su primera ronda de contactos con agentes económicos y sociales. Para cuando apareció ante las cámaras de ETB -la cadena de televisión pública vasca- el pasado miércoles para conceder una entrevista nocturna, su apelación a la 'predisposición al diálogo' que había podido palpar en sus interlocutores -hasta esos momentos, los cuatro sindicatos, los tres rectores y los empresarios- sonaba un tanto a hueco. A declaración forzada. Pero Juan José Ibarretxe volvió a repetir su frase preferida: 'Todo el poder a la sociedad vasca'.

La respuesta de las asociaciones empresariales vascas Confebask, que representa a más de 13.000 empresas, al plan diseñado por el lehendakari fue un jarro de agua fría inesperado, por su contundencia, en la misma sede de la Presidencia del Gobierno vasco. Llegaba en el ecuador de la primera semana de ronda de contactos con los agentes sociales, el miércoles, y tras una reunión de cuatro horas. Un encuentro amable en las formas, pero donde los representantes de los empresarios no ocultaron las 'luces rojas' que, a su juicio, habían comenzado a encenderse en los pedidos de algunas empresas después de que Ibarretxe hiciera pública, el 27 de septiembre, en el Parlamento su propuesta de estatus de nación libre asociada.

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A la hora de explicar su plan, Ibarretxe se ha empeñado en transmitir la idea de que su 'nuevo pacto para la convivencia' con España y la asunción de competencias sólo pretende ampliar el bienestar social de los ciudadanos y no es un empecinamiento de los nacionalistas, como creen los críticos con su plan. ¿Cómo es posible, entonces, que los empresarios no vean más que un escenario de 'incertidumbre' y un riesgo de 'ahondar en la crispación y división social y política existente?'.

Los empresarios sacaron una enorme tarjeta roja al lehendakari, ya que además de criticar su unilateralidad y plazos, le hicieron ver que su plan pasa de puntillas por el primer problema en Euskadi: acabar con la violencia. Algo que también le recordó el rector de la Universidad publica vasca, Manuel Montero. El punto de encuentro fue la necesidad de completar las 37 transferencias pendientes y la apertura de los empresarios a la 'evolución' de los marcos de juego conforme lo 'hagan las realidades a las que dan respuesta'. 'A nadie deben asustar los cambios', añadían.

En la gira que efectuó el pasado viernes por Euskadi, el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, recaló en Mondragón (Guipúzcoa), el corazón del mundo cooperativista y cuartel general de Mondragón Corporación Cooperativa. En el almuerzo, según relató después Zapatero en un mitin en Bilbao, uno de los máximos responsables del citado grupo cooperativo, al que no citó, le dijo: 'Quiero ver que mis hijos tengan un futuro en su tierra, con un horizonte de optimismo y no de ruptura'. Por eso habló Zapatero de 'baño de realismo' para Ibarretxe.

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