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LA TRAGEDIA DE LOS ANDES

'Gracias a la vida'

Poco antes de tomarse una foto de recuerdo en Santiago, los supervivientes bromeaban sobre los vuelos. Cuando uno agradeció a la línea que los trajo desde Montevideo, Pluna, 'sanos y salvos' y varios aplaudieron, otro recordó que 'los aplausos deben ser al regreso, al llegar, no antes'.

Roy Harley, de 50 años, admite: 'Me costó mucho subir al avión'. Les tiene pánico, pero, además, este viaje era volver con todo el grupo a Chile y de nuevo cruzar Los Andes.

Otro cuenta que a veces hace un juego morboso en los aeropuertos: mira la cara de los pasajeros para adivinar qué harían si se cayese el avión.

Tienen sentido del humor. Un tercero dice: 'El que viaja con nosotros va a la segura. Casi no existe la probabilidad matemática de que vuelva a ocurrir un accidente como el que tuvimos'. Y recibe una réplica cáustica de otro superviviente: 'Pero es menor todavía la probabilidad de que, si se cae el avión, nos volvamos a salvar'.

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El partido de los 30 años

Roberto Canessa dice que en tres décadas no ha tenido pesadillas con 'el valle de las lágrimas', como se conoce el lugar donde quedó el avión estrellado, hoy sepultado por la nieve y rodeado de escombros. 'Una vez soñé que mis amigos estaban vivos y no quería despertarme. La pesadilla era allá arriba', dice, y desde el jardín de un hotel en Santiago señala hacia la cordillera.

El accidente cambió las vidas de todos. Canessa dice que aprendieron a valorar lo importante de la vida y a dejar de lado lo superfluo.

Uno de los dos que no viajó a Santiago, Fernando Parrado, es productor de televisión y ofrece charlas a empresarios sobre liderazgo. 'Parece ridículo', contó a mediados de año, 'pero una decisión a mí no me toma más de 30 segundos, por difícil que sea'. Adquirió esa capacidad en la cordillera. Cuando terminó de ascender la montaña en busca de ayuda, junto con Canessa, y sólo vio más picos nevados y comprendió que no estaban al Oeste, cerca de Chile, 'ahí decidí que me iba a morir caminando y no mirando a los ojos de mi amigo. Cualquier otra decisión comparada con la decisión de cómo vas a morir es un juego'.

Aunque no citaron a la cantautora chilena Violeta Parra, los supervivientes son de las personas que dan 'gracias a la vida'. José Luis Inciarte se acuerda de cuando quemaban billetes para calentarse y dice ahora estar en busca de esa espiritualidad. 'La montaña nos hizo crecer', reflexiona. 'Ya no recuerdo el dolor, la sed, el hambre y la angustia que sentí. Me acuerdo de mis compañeros, de sus gestos de solidaridad, de heroísmo y de amor', afirma.

Son católicos observantes. La conferencia de prensa que ofrecieron los supervivientes terminó con toda la delegación uruguaya y los anfitriones chilenos rezando de pie un Ave María.

En la cancha de Old Boys, durante el partido que ha debido esperar 30 años para que se dispute, todos participaron en una misa colectiva por las víctimas.

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