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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Acoso a Chávez

Hugo Chávez está bajo la presión de la calle y es de temer que también de los militares. La salida razonable es la que reclamó el millón largo de manifestantes en la toma pacífica de Caracas: elecciones anticipadas, justificadas por el deterioro de la situación. La manifestación del jueves ha sido una prueba de la fuerza de una sociedad civil que se ha creado en la oposición a este régimen. Está por ver el seguimiento de la huelga general que convocará la Coordinadora Democrática y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) el 21, si, como es previsible, Chávez no dimite ni convoca elecciones. La semana próxima se presentará un acuerdo de 'reconstrucción y reconciliación nacional para un Gobierno de transición'. La alternativa a Chávez en las urnas deberá venir de una nueva generación de partidos y de dirigentes, pero éstos necesitan tiempo para hacerse.

Chávez ha dividido a la sociedad venezolana hasta grados extremos. El presidente que fue elegido democráticamente ante el desplome del corrupto anterior sistema de partidos se ha comportado, una vez en el poder, de forma totalitaria y tanto o más corrupta que los anteriores. Al menos debería acceder, tal como le pide la oposición, a que una comisión independiente investigara los sucesos del pasado 11 de abril, cuando 24 civiles murieron acribillados por disparos -¿del Ejército, de los paramilitares de los Círculos Bolivarianos?- en una multitudinaria manifestación. A lo que se ve, eso sería para Chávez dar marcha atrás en su discurso revolucionario.

En los últimos días han vuelto a cundir rumores sobre un posible golpe de Estado, que alentó él mismo al denunciar una intentona de golpe por un octogenario ex ministro. Coincidiendo con la manifestación del jueves, el vicealmirante Álvaro Martín Fossa, jefe del Estado Mayor, reflejaba el creciente malestar entre los militares al denunciar 'irregularidades' en las fuerzas armadas. Chávez puede estar provocando a los militares para, a su vez, dar un nuevo golpe de mano.

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Ante tal grado de tensión, sólo cabe alentar una solución pacífica y legal. Los venezolanos, como ha pedido el secretario general de la ONU, Kofi Annan, deben tener 'paciencia y moderación' en la búsqueda de una salida democrática a la crisis. Si Chávez ha de salir, debe hacerlo por voluntad propia o por las urnas; no por un golpe de Estado, que arruinaría nuevamente la posibilidad de un asentamiento de la democracia en Venezuela, y tal vez en el conjunto de América Latina.

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