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Reportaje:

Cirugía para la mano de la Cibeles

Las cautelas del restaurador Jerónimo García en 1994 permitirán al escultor José Luis Parés rehacer la mano de Cibeles

Todo está a punto para reponer, con exactitud, la mano mutilada a la diosa Cibeles el 21 de septiembre pasado: el cincel del escultor veterano, José Luis Parés; el compás del especialista en técnicas tridimensionales, Germán Berzal; y las previsiones de un restaurador, Jerónimo García Gallego, quien hace ocho años, tomó precauciones que hoy han resultado providenciales.

'...Sería conveniente aprovechar esta desgraciada circunstancia de la mutilación parcial para acometer una revisión... y cabría la obtención de réplicas-testigos de algunos de los principales y más frágiles elementos del monumento que servirían de garantía, como modelos exactos del original, para prever una posible pérdida en caso de accidentes similares al producido últimamente...'. Así escribía en 1994 Jerónimo García Gallego. Dicho y hecho. El molde y el vaciado por él extraídos entonces permitirán rehacer a partir de ahora, con máxima exactitud dimensional, la extremidad amputada de la diosa frigia, mitológica matrona de Madrid. La reposición comenzó hace unas dos semanas. Este miércoles fue andamiada de la estatua. Un escultor especializado -José Luis Parés, de 60 años, catedrático de la Facultad de Bellas Artes y con abundante obra en Madrid- se encaramará al bastidor para trabajar allí de manera directa. Junto a sus futuras observaciones ya ha cotejado en su taller el vaciado realizado en 1994 por García Gallego.

La ley obliga a hacer patente que el material remplazado es nuevo, lo cual retrasa la obra

El molde fue depositado entonces en el Museo de la Ciudad, en la calle del Príncipe de Vergara 128. De allí fue retirado el pasado 23 de septiembre, dos días después de que un grupo de jóvenes ebrios mutilara a Cibeles. Pero no está decidida todavía la técnica a emplear. La duda se mantiene porque la ley establece que las reposiciones de materiales faltantes de monumentos públicos deben mostrar que son añadidas, esto es, han de atenerse a un criterio de veracidad que revele que se trata de una innovación, no del original.

Hay, pues, dos posibles vías de actuación. La primera, tras un proceso previo de copia tridimensional, implicará laborar con el mármol cárdeno de Montesclaros (Toledo), rosa y gris, veteado, regalo de este municipio. Son tres bloques con un peso medio de 500 kilogramos. La segunda vía posible consiste en obtener del vaciado del molde del museo una copia en silicona, ya extraída, y posteriormente, una vez realizada en escayola, esculpir una mano nueva en resina con carga. Ésta es una mezcla resinosa con material marmóreo espolvoreado. Los respectivos anclajes serían diferentes.

La mano izquierda original de la Cibeles fue restaurada por última vez en 1994 por García Gallego. Sus actuaciones han incluido, entre otros monumentos, la restauración de la Puerta de Alcalá, la catedral de Salamanca y el palacio de Linares, situado éste frente a la sufrida fontana madrileña.

'Si la reposición se hace con mármol, irá precedida por una sacada de puntos espacial' explica. 'Consiste en una copia tridimensional del molde vaciado que se enjaula a un lado del escultor, quien, sobre una masa de pasta situada a su otro lado, va traduciendo paulatinamente y con compases o agujas clavadas a distinta profundidad hasta un centenar de puntos para perfilar un relieve', señala Jerónimo García.

Con esa copia, Parés esculpiría a cincel y punzón la pieza sobre el mármol, que la soldaría a la estatuta con espigas de fibra de vidrio o acero inoxidable enroscado. La sacada de puntos la realizará Germán Berzal, colaborador con Parés en la hechura de grupos escultóricos de la catedral de la Almudena y de la Puerta de San Vicente.

Salvadores silenciosos

Joaquín Roldán, durante once años arquitecto jefe de la sección de Patrimonio Histórico-Artístico Municipal, fue el supervisor de la restauración realizada sobre la fuente de Cibeles en 1979 por el escultor Joaquín Cruz Solís. 'Descubrimos una grieta diagonal sobre el pecho de la diosa, fisura tratada mal en una actuación anterior y por la que se filtraba agua. La erosión', prosigue Roldán, 'había dañado el soporte metálico que sujetaba ambas piezas y provocaba una holgura inquietante, pues el busto se movía. Por ello', añade, 'decidimos izar el busto. Tras el izado, sustituimos el soporte afectado por otro de acero inoxidable enroscado, cubrimos con una resina el agujero-soporte, restañamos por fuera la fisura y reinstalamos la parte superior sobre la inferior'. La restauración fue considerada modélica por el alcalde Enrique Tierno Galván. Fruto de aquella y de otras restauraciones fue la exposición Madrid restaura, 1979-1981, una de las etapas más fértiles en la calidad de las acciones restauradoras acometidas por el Ayuntamiento de Madrid.Aquella de Cibeles fue también la primera actuación sobre la fuente en la que participó Jerónimo García Gallego, que por primera vez se ejercitaba sobre un monumento de tal entidad. 'La encontramos tremendamente deteriorada', dice. 'La boca de uno de los leones se hallaba destrozada, cubierta con un pegote de cemento mal unido; por toda la estatua se veían las grapas oxidadas que sujetaban las piezas agregadas sin orden ni concierto por anteriores actuaciones'. Y prosigue: 'Sobre su mano izquierda original, que se conservaba en un 60% aproximadamente, tuvimos que colocar dos dedos nuevos, índice y meñique, una especie de prótesis, ya que los primigenios prácticamente habían desaparecido'. El restaurador conserva en su estudio cercano a Paracuellos de Jarama un molde de la mano izquierda de la diosa. De él surgió el vaciado depositado en el Museo de la Ciudad que hoy sirve de referencia para reahacer el apéndice mutilado.'La réplica', explica Jerónimo García, 'se diferencia de la copia en que la primera ha tenido contacto directo con el original histórico a través de un molde o negativo, mientras que la copia entra en contacto sólo con la réplica'.'La pérdida definitiva del original histórico es una desgracia ya que con ella desaparece el auténtico que esculpiera Francisco Gutiérrez en 1782', se lamenta García Gallego, aunque su previsión ha permitido recobrarla. En su día, las medidas adoptadas por el arquitecto Joaquín Roldán, salvaron la estatua de la Mariblanca, que hoy luce encaramada en la Puerta del Sol, tras haber sido vejada y arrojada a una fuente en Recoletos.

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