'Hay una quiebra entre la sociedad y los partidos'

La parlamentaria vasca del PSE Gemma Zabaleta acaba de publicar Con mano izquierda, que ha escrito junto al concejal socialista de Pasaia Denis Itxaso.

Pregunta. La presentación de su libro en San Sebastián fue un inusual reencuentro de socialistas y nacionalistas, como en los viejos tiempos.

Respuesta. Me encantó haber logrado un acto que es reflejo de la pluralidad de Euskadi. Es verdad que no estaba la expresión de la mayor radicalidad del país, pero allí había una pluralidad muy interesante y palpé las ganas que existen de explorar, reencontrarse entre unos y otros. En el libro ponemos en valor la memoria reciente y no son tan lejanos los tiempos en los que era fácil llegar a un acuerdo.

P. ¿Qué proponen en su libro para romper el actual bloqueo político?

R. Reivindicamos el papel de la izquierda que tiene una visión distinta de cómo se pueden resolver los conflictos y también un diferente orden de valores y una manera distinta de entender la patria y la justicia. Para recobrar el acercamiento proponemos apartar tentaciones excluyentes y criticamos la voladura de los consensos que fue el pacto de Estella. Fue una práctica política desde la unilateralidad que tanto se da en Euskadi.

P. Propugnan el diálogo transversal con el nacionalismo. ¿Encuentran receptividad en ese lado tras Lizarra?

R. Hay receptividad en las filas del nacionalismo, pero las posiciones anquilosadas están arraigadas en las direcciones de los partidos que viven el miedo escénico a salirse del guión. Nosotros decimos que hay que mover ficha porque, o movemos entre todos la política vasca o no hay remedio. Y la sociedad empuja hacia ese movimiento. Se percibe una inquietud, y yo confío en esa presión que la propia sociedad puede ejercer.

P. El lehendakari está dando casi tanto protagonismo a los 'agentes sociales' como a los partidos. No estará usted en esa línea.

R. Existe una peligrosa quiebra entre los intereses de la sociedad y los de los partidos. Nadie se despierta preocupado por el encaje de Euskadi en España porque se trata de un problema artificial frente al paro o la salud. Y si no se cambia corremos el riesgo de rozar el hartazgo social que origine la creación de estructuras sociales populistas.