_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Lula, Chávez,Josemaría

Me gusta Lula por ese nombre de mulatita oscilante de Río; por el recuerdo de Lula de Lara, jefa en la Sección Femenina, junto a Pilar Primo de Rivera: una buena amiga falangista. Se tiene amigos aparte de su afiliación, incluso de su acción. Ahora que santifican a ese hombre recuerdo que uno de los suyos me ofreció un cargo, y yo le dije: 'Sabes de sobra que no tengo nada que ver con vosotros'. 'Eso no nos importa'. 'Más claro: que soy un ateo tranquilo'. 'Eso crees: tal como eres, tienes todas las virtudes de un creyente'. Me lo han dicho otras veces y siempre me he enorgullecido por lo que era su elogio. (Quitemos los antifaces: él era Enrique Giménez Arnau y el cargo era la dirección de Informaciones, que era un periódico importante).

Tengo ahora amigos entre los que fueron a Roma a la santificación y los quiero: yo sé que sus virtudes podrían ser las de un ateo, si tuvieran un poco de fe en la nada. Con estos rasgos autobiográficos se entenderá mejor que me guste Lula porque me sugiere una danzarina de carnaval y una falangista de acción; se añade que le han izado los pobres, y ser pobre en Brasil es gravísimo. Pero entre mi retratillo a lápiz está una socarronería de aldeano, de mis antepasados de Tierra de Campos, de un pueblo al que aún llaman 'el de los judíos' (aquí dejo el antifaz), que me hace pensar que si realmente fuese a hacer una república de pobres no habría llegado a ser candidato. Y, presidente, no habría podido hacer sus mejoras, como no puede hacerlas Chávez, continuamente asediado, insultado en los periódicos del mundo. Un candidato popular nunca sale de las urnas, a no ser por equívocos gigantes. La democracia es así: se engaña a los votantes antes de que lleguen a las urnas. No se hace la trampa con la papeleta, sino con la persona. Y los candidatos entre los que se puede elegir tienen una unión hipostática, de Santísima Dualidad, por medio de pactos y palabras sacras. Esto, claro, requiere un grado de civilización política; en países más inteligentes, como Marruecos, aún se manipulan las papeletas y se encuentra el resultado querido. El islamismo real es como el catolicismo aznarista (retuerzo esta columna como si fuera salomónica): es como el Opus gubernamental: 'Se rumorea' que los altos cargos del Gobierno o emparentados han recibido instrucciones de no estar juntos en las ceremonias, ni siquiera por las calles de Roma, sino como individuos aislados. ¡Es tan del Opus ese disimulo! Qué ingenuidad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_