Los beneficios de las empresas caen un 47,6% por Latinoamérica y el fracaso del UMTS
El Banco de España destaca el fallo en las expectativas de recuperación en el primer semestre
Las empresas españolas confiaron en que la recuperación de las economías europeas llegaba en la primera mitad del año y la realidad les ha dado la espalda. Han tenido que provisionar por fuertes inversiones en Latinoamérica, ahora de alto riesgo, y no han coronado con éxito la aventura de las licencias de telefonía UMTS. El resultado es que la actividad crece ahora apenas un 1,8%, menos de la mitad que hace un año, y el beneficio neto se ha hundido un 47,6% en el primer semestre de 2002.
Los datos corresponden a la Central de Balances Trimestral que elabora el Banco de España con información de 748 empresas no financieras, que representan el 14,1% del total. La entidad advierte de que en la muestra tienen más peso las grandes empresas, que son las más vulnerables ante una situación de crisis, por lo que los resultados pueden aparecer algo peores de lo que son en realidad.
Con estas salvedades, el recorte de los beneficios que señala la muestra se eleva al 47,6%, lo que supone una caída en picado respecto del descenso del 0,3% en el año 2001 y el aumento del 15,3% en 2000. La causa está en las provisiones realizadas para dotar 'muy importantes minusvalías y gastos extraordinarios'. El origen de estos agujeros se sitúa en inversiones en Latinoamérica y en Europa, donde las empresas de telecomunicaciones se encuentran en plena reestructuración tras el fracaso de las UMTS.
El resultado ordinario neto muestra una desaceleración más leve, ya que es el beneficio que se mide antes de efectuar las provisiones. El aumento en el primer semestre del año con respecto al mismo periodo de 2001 es del 3,5%, en torno a la mitad del que había en los seis primeros meses de 2001 (7,7%). Tanto el comercio como los transportes y comunicaciones aumentaron sus rentabilidades, al contrario que las empresas industriales. El golpe de una situación económica muy adversa se ha amortiguado, en parte, gracias a la caída de un 10% en los costes financieros, lo que ha facilitado que no hayan puesto freno a su endeudamiento.
El primer semestre ha sido mucho peor de lo que desde el Gobierno y los organismos internacionales se había anticipado. La actividad (valor añadido bruto) se ha resentido hasta el punto de crecer a un ritmo del 1,8%, frente al 4,2% del mismo periodo del año anterior. Este descenso responde, según el Banco de España, 'al fallo en la materialización de las expectativas de recuperación de algunas economías europeas'.
Hay que añadir 'el deterioro de la situación en algunos países latinoamericanos en los que las empresas españolas mantienen inversiones estratégicas'. También ha influido el recorte de las cotizaciones bursátiles y, en el caso de las empresas de refino del petróleo, la caída de los precios de la materia prima en la primera mitad del año. El efecto sobre la producción ha sido drástico y responde más a la caída de la demanda de bienes de equipo, las menores inversiones y al deterioro de las importaciones y exportaciones que al consumo privado.
Aunque la desaceleración del consumo privado afectó a los resultados de las empresas de comercio, su tasa de actividad mantiene mejor el tipo, con un aumento del 10,4%. También ha tenido una evolución aceptable el sector transporte, en especial el aéreo (una vez superado el efecto del 11-S) y el de telecomunicaciones por los nuevos servicios en telefonía móvil. Por el contrario, el sector energético se redujo un 6,5%, y dentro de éste, las petroleras han resultado más afectadas que las eléctricas.
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