El Barça se pasea en Moscú
Los azulgrana, con goles de Saviola (2) y Kluivert, se clasifican prácticamente para la segunda fase
El pase europeo para la segunda fase está virtualmente en el bolsillo. Tres victorias en tres partidos. Una trayectoria inmaculada. El Barça superó ayer en Moscú la asignatura que le atormenta desde hace tanto tiempo y que sin duda iba a juzgar a Van Gaal en el primer tramo de temporada. La Liga será otra historia, pero los azulgrana en Europa no perdonan. Tras ser vapuleados por el Betis, el Barça se olvidó de su paliza aérea y del frío y en media hora resolvió el duelo ante el Lokomotiv, que dio una prueba irrefutable de la crisis que sufre el fútbol en Rusia. Los dos primeros goles cayeron, como mazazos, en tres minutos y acabaron con el brío ruso y las bocinas de la grada: Kluivert, primero, y Saviola después, batieron a Ovchinnikov y sellaron casi el adiós del Lokomotiv a la competición. El argentino aliñó su gran actuación con un segundo gol tras el descanso. La grada se dio por satisfecha con una vaselina del nigeriano Obiorah que significó el primer tanto del equipo en el torneo.
LOKOMOTIV MOSCÚ 1| BARCELONA 3
Lokomotiv Moscú: Ovchinnikov; Obradovic, Ignashevich, Nizhegorodov, Sennikov, Lekgetho; Evssed, Drozdov, Maminov; Pimenov y Obiorah (Buznikin, m 66). Barcelona: Víctor Valdés; Puyol, Frank de Boer, Navarro; Mendieta, Xavi, Cocu, Motta; Saviola (Rochemback, m. 86), Luis Enrique (Geovanni, m. 61); y Kluivert (Gerard, m.75). Goles: 0-1. M. 28. Mendieta cambia de orientación, Sennikov toca de cabeza y Kluivert cruza a la red. 0-2. M. 31. Saviola cabecea cruzado un centro con el interior de Xavi. 0-3. M. 48. Saviola controla un pase de Luis Enrique, aguanta a Lekgetho y remata a gol. 1-3. M. 56. Obiorah supera a Puyol y toca sobre la salida de Valdés. Árbitro: T. M. McCurry, escocés. Mostró la tarjeta amarilla a Obiorah, Lekgetho, Nizhegorodov, Sennikov. Lokomotiv Stadium: unos 15.000 espectadores.
De un 3-0 en Huelva a un 1-3 tres días después en Moscú. La goleada fue el mejor antídoto para que los azulgrana superaran una derrota ante el Betis que lanzó las primeras sombras sobre el equipo titular del entrenador holandés que lo ha jugado absolutamente todo menos el partido de Copa ante el Novelda. Van Gaal había flirteado la víspera con hacer cambios para compensar la juventud de su equipo, pero ayer acabaron jugando los mismos de siempre. El Barça no se resintió del cansancio y superó la prueba tan pancho. Posiblemente le ayudó el Lokomotiv, un equipo tan negado arriba (la grada gritaba con furia y hacía la ola cada vez que atravesaba el medio campo) como abajo. Van Gaal dijo que era mejor equipo que el Galatasaray, pero quizá se excedió. Su trío de centrales padeció un suplicio para poder controlar a Saviola, el rey de los espacios y que ayer volvió loco a toda la defensa.
El Barça, dirigido espléndidamente por Xavi, necesitó sólo un par de cosas para adueñarse del partido: plantar el balón en el suelo y vigilar los rechaces para desbaratar los alocados y rápidos contraataques del Lokomotiv, que casi nunca llegaron a nada. El partido fue casi un calco de la cita ante el Galatasaray: el Barça apenas se acercó en el arranque a la portería rusa (un chut de Saviola y un par de faltas) pero cuando lo hizo fue letal. Mendieta habilitó a Kluivert primero para que, previo toque de un central, marcara como un jugador de salón. Y poco después Xavi retrató a toda la zaga roja: metió un centro perfecto con el interior del pie para que Saviola superara a los zagueros que le sacaban dos palmos. Luis Enrique pudo ampliar el marcador de un cabezazo pero se le fue alto. El Lokomotiv ni respiró: sólo justo antes del descanso Maminov lo probó con un chut raso que se le fue por poco.
El Barça se retiró a la ducha con el partido en el bolsillo y Saviola no tardó en confirmarlo en la reanudación. Lo hizo con un gol muy suyo, dentro del área, dejando sentado en el suelo y desesperado a Nizhegorodov. Incapaz, muy limitado técnicamente y con una defensa agujereada, el Lokomotiv sólo pudo ofrecer una voluntariosa resistencia. Y algo más: Obiorah se aprovechó de la caída física del Barça, superó a Puyol y marcó de vaselina ante la salida de Víctor Valdés. La hinchada celebró el gol con euforia. Pero el Lokomotiv se ha arrastrado por el torneo y sobreviviría con esfuerzo en la Liga española. Nunca dio la sensación de poder repetir la hazaña del Novelda y conseguir las remontadas que sufrió el Barça en otro tiempo.
Consciente de que el equipo empezaba a acusar el cansancio, Van Gaal retiró, paulatinamente, a los goleadores de su equipo (Luis Enrique, Kluivert y Saviola) para darles descanso y contener las aisladas e inocentes embestidas de los rusos. Resignado a su suerte y al sueño de conquistar su primera Liga, el público acabó aplaudiendo una chilena de Kluivert y poniendo por megafonía una versión máquina del Concierto de Aranjuez.
El Barça salió anímicamente fortalecido por dos motivos: el pase virtual de la Liga de Campeones, que tanto castigó a Van Gaal en su primera etapa, y la herida ya curada que se hizo en Huelva.
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