_
_
_
_
_

Private quiere crecer con Napster

Elproveedor de contenidos porno lidera un mercado de más de 40 millones de dólares

La revista Forbes la incluyó en su lista selecta de pequeñas compañías a rastrear por sus perspectivas de crecimiento. Cotiza en los mercados de la nueva economía, como el Nasdaq y el Neuer Markt alemán, hoy con meses de vida. Pero lo suyo no son los chips o el software, sino el porno. Para ampliar su negocio, el Grupo Private ha pujado por los activos de la malograda Napster.

La división de Internet, DVD y TV por cable y satélite tira de las ventas de Private, que hasta julio alcanzaron los 20,3 millones de euros
Con la marca y el dominio de Napster, el grupo desea desarrollar una plataforma para el intercambio de contenidos para adultos

Private es una vieja editora de revistas con 37 años de vida que, hace 11, estuvo al borde de la quiebra hasta que el sueco Berth Milton, hijo del fundador, se enfadó con su padre, le compró el invento y lo reconvirtió en proveedor de contenidos, productos y servicios relacionados con la pornografía aprovechando las nuevas posibilidades para llegar al consumidor en que han ido derivando los progresos de la tecnología. Hoy lidera el fragmentado mercado de lo que Milton, principal accionista del grupo mediático, describe como 'entretenimiento para adultos'. Las dimensiones de este mercado en todo el mundo oscilan entre los 40.000 y los 60.000 millones de dólares.

Sexo por el móvil

El tirón de la división de nuevos medios, que incluye Internet, el DVD (vende 4.000 por día) y la televisión por cable y por satélite, ha conseguido acaparar cerca de la mitad de los ingresos de Private, que en 2001 rozaron los 35 millones de euros, con un beneficio de 7,14 millones.

En este sentido, y como cualquier proveedor de contenidos, Private es una de las empresas que se han encontrado con las alas de su expansión cortadas por el retraso en la llegada de la telefonía de tercera generación, que permitiría a sus suscriptores ver breves vídeos e imágenes sexy a través de la pantalla del teléfono móvil, una herramienta que Private no considera particularmente exitosa para su negocio si la imagen que se transmite no es de elevada calidad.

En alianza con empresas de la economía tradicional y de la tecnológica dispuestas a sacar tajada de la elevada demanda y rentabilidad del negocio del porno, el grupo ha ido infiltrando su producto por todos los canales posibles. Y lo hace alardeando de algunas bazas que escasean en el sector, como la transparencia financiera, su ubicación dentro de los márgenes de la legalidad y ciertos estándares éticos, unos conocimientos tecnológicos fuertes, unos precios relativamente accesibles y, sobre todo, la propiedad del material y los derechos globales sobre su archivo de contenidos. Este archivo pasa por ser el mayor del mundo en contenidos para adultos, y entre el material del que dispone figura un archivo de 500 películas y un par de millones de fotografías.

Es cierto que en la evolución de las ventas de Private parece resentirse de la atonía económica generalizada: el crecimiento de un 5% de la facturación en el primer semestre de 2002 (alcanzó los 20,3 millones de euros) tiene poco que ver con los crecimientos de dos holgados dígitos en los dos años anteriores. Tampoco el valor de la acción ha escapado a la debacle del Nasdaq. El pasado viernes, sus títulos cerraron a 2,44 dólares por acción, muy cerca de su mínimo anual de 2,02 y en torno a un 75% por debajo del inicio de año.

En este entorno, Private anunció el pasado 12 de septiembre que pujaba por Napster, la exitosa herramienta de intercambio de canciones entre usuarios que cerró tras su pulso con las discográficas y después de haber llegado a alcanzar más de 80 millones de usuarios en todo el mundo. No partía como favorito como candidato entre los nombres, una docena, de empresas que también pusieron su oferta sobre la mesa. La de Private ha ido desinflando su valor en la medida en la que lo ha hecho el valor de sus acciones, ya que, como precio, proponía un millón de sus propios títulos: desde el anuncio de su oferta, el valor de éstas ha bajado hasta los 2,4 millones de euros.

Hay quien ha visto en esta oferta un gesto más para estar en el candelero, cosa que, por supuesto, el grupo de pornografía, con sede en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), ha negado con rotundidad. Desde un punto de vista estratégico, la oferta tenía su lógica: hacer de Napster un instrumento para intercambiar, comerciar, descargar contenidos (textos, fotos, vídeos) porno para adultos, con el doble trampolín que supone tanto la marca Private como la marca Napster, aunque el consejero delegado del grupo, Charles Prast, planteó la idea de hacer esta última 'más sexy'.

Cibercomunidad porno

Los únicos detalles sobre sus planes con Napster desvelados por Private -cuyos altos directivos declinan hacer declaraciones desde el anuncio de la oferta- son los dos grupos de usuarios que tendría esta cibercomunidad porno: por una parte, los usuarios registrados tendrían acceso gratuito al portal. Por contra, otro grupo podría acceder a los contenidos más nuevos y de mayor calidad a través de distintas fórmulas de pago, como descuentos en la tienda on line de Private. En todo caso, haría un filtro claro que cribaría a los menores de 18 años.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_