El CSIC inventa un lazarillo digital para ciegos
El aparato descubre por ultrasonidos los objetos
Como un discreto murciélago sobre el pecho, que emite y recibe ultrasonidos constantemente para poder orientarse, así es el detector del proyecto Movius que sirve de lazarillo para personas ciegas.
El artefacto se basa en los mismos principios que utiliza el sonar de un submarino para orientarse o un murciélago en la oscuridad para volar. Emite un ultrasonido que rebota contra los objetos en su camino y que devuelve un eco por donde había venido, hasta el detector. Con esta información, el cerebro del aparato es capaz de determinar si hay obstáculos delante del ciego, en un campo que llega hasta 1,8 metros de distancia y por encima de 70 centímetros.
Ramón Ceres, científico del CSIC y jefe del proyecto, explica la utilidad del ciberlazarillo: 'La intención del desarrollo es dar al ciego una mayor seguridad al andar y servir de complemento al bastón'. Ceres trabaja en su laboratorio en el Instituto de Automática Industrial, a las afueras de Madrid.
El Movius, galardonado recientemente por los premios de I+D de la ONCE, es el tercero de una serie de prototipos que comenzaron a desarrollarse a principios de los años noventa y que han embarcado al equipo de Ceres en diversos proyectos en tecnologías de apoyo para personas con discapacidades (el 9% de la población sufre alguna discapacidad en España, según el INE).
La prótesis de un brazo sobre una mesa es una muestra. Junto con un equipo internacional, el equipo de Ceres ha desarrollado una mano articulada, con tres dedos móviles. Con las entrañas al descubierto se ven los engranajes, finos cables de colores, y las yemas metálicas de los dedos que se retraen cuando se presionan.
En otro lugar de la sala cuelga un cartel con lo que parece un cochecito sacado de una juguetería, cuatro grandes botones amarillos sobre la consola delantera indican cuatro direcciones diferentes para dirigirlo. Es otro de sus desarrollos, destinado a que niños con parálisis cerebral 'puedan tener sensación de movilidad'; aunque apenas sean capaces de mover sus extremidades pueden dirigir el coche y desplazarse.
Los intereses en el laboratorio de Ramón Ceres se han trasladado ligeramente desde sus investigaciones en detectores industriales. 'En estos proyectos aplicas técnicas de la robótica industrial a la ayuda de los discapacitados', explica el investigador. 'La tecnología puede y debe hacer mucho por los discapacitados, porque todos somos en el fondo discapacitados, y si no acabaremos siéndolo con la edad'.
En el caso del Movius, la principal innovación proviene de la capacidad del artilugio para distinguir si los objetos que envían el eco se encuentran en el camino de la persona ciega, 'que son los únicos que le interesa detectar al ciego', e informarle a éste sólo en ese caso. El Movius, explica Ceres, trata de detectar huecos y pasillos. Para ello se utilizan dos detectores que primero miden la distancia de los objetos y, combinando sus datos, son capaces de determinar (por la diferencia de fases de las ondas) su localización. Si está en el área que fija la persona ciega delante de él, entonces un pequeño vibrador colocado sobre el cinturón se mueve y avisa.
La apariencia actual es algo voluminosa. 'Es sólo un prototipo de laboratorio', explica Ceres. Una caja metálica con las dimensiones de un grueso libro cuelga de un cordón desde el hombro del usuario; el detector, más discreto, cuelga del cuello y se conecta con varios cables. Ceres da por sentada la posibilidad de reducir su diseño hasta las dimensiones de un walkman. 'Lo más destacable es que el campo de detección está muy definido y es personalizable', explica el científico.
Las necesidades de detección son diferentes cuando uno se mueve en la calle, en un parque o en un recinto cerrado, el sistema puede cambiar entonces su configuración y el espacio que cubre el detector.
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