Stoiber juega la carta de la inmigración en la batalla final
El candidato democristiano recurre al debate sobre los extranjeros acosado por los sondeos
Cinco días faltan para la jornada electoral en Alemania y los candidatos parecen decididos a utilizar todos los recursos posibles, incluidos los más demagógicos, para arrancar votos al electorado. En un indicio más de que en la CDU/CSU cunde el nerviosismo, cuando no el pánico, ante unos sondeos que la dan como perdedora de unas elecciones que creía ya ganadas, ayer sus dirigentes se lanzaron como un solo hombre a agitar el miedo a la inmigración como una baza de última hora.
Hasta la pasada semana, Stoiber y su partido democristiano habían evitado utilizar inmigración e integración de extranjeros como arma electoral por temor a que ello facilitara en extremo a sus adversarios del SPD y Verdes destruir la imagen de moderación que ha querido imprimir a toda su campaña. También porque la política socialdemócrata de inmigración bajo el mando del ministro del Interior, Otto Schilly, no se diferenciaba demasiado de cualquiera que él hubiera podido defender sin riesgo de ser tachado de xenófobo y populista derechista al estilo de Jörg Haider.
Pero la evolución de las encuestas ha convencido a la CDU de que no puede renunciar a ningún argumento si quiere evitar un fracaso el próximo domingo que supondría la más amarga de las derrotas. La imagen del político serio y competente en cuestiones económicas ya no es suficiente para volver a dar un giro a las expectativas de voto, según opinan los estrategas de los democristianos. Ni siquiera los nuevos datos económicos que recortan aún más las expectativas de crecimiento para este año, ya modestísimas, del 0,75% pueden ya traer consigo el necesario cambio de tendencia. Los datos que publicaba ayer el semanario Der Spiegel eran demoledores para Stoiber. A la pregunta sobre a quién querían ver los encuestados asumiendo un mayor papel político, Schröder sube seis puntos en un mes y se acerca con 73 a la máxima popularidad de la clase política alemana, que ostenta precisamente su aliado de coalición, el ministro de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, con 81. Mientras, Stoiber pierde cinco puntos para quedarse en unos lejanos 50 puntos. También la presidenta del CDU, Angela Merkel, pierde cuatro puntos.
Intervención en Irak
El eco de la 'campaña de sentimientos' del canciller Gerhard Schröder con su negativa rotunda a toda implicación en una posible intervención en Irak, repetida ayer una vez más, y tan criticada por demagógica como efectiva entre el electorado de izquierda, incluido el del partido ex comunista de la RDA (PDS), ha sido muy fuerte y la CDU ha llegado a la conclusión de que sin un mensaje 'de sentimientos o emociones', aunque sea el miedo, no pueden competir ya en estos últimos cinco días. Si Schröder ha recurrido al pacifismo a ultranza, incluso arriesgando un aislamiento de Alemania en Europa, Stoiber asume ahora la agitación del miedo al inmigrante como último recurso electoral. Si la campaña comenzó tediosa y políticamente plana, al final ha entrado en una dinámica zafia y demagógica en la que se alternan golpes bajos entre los candidatos con cánticos a los peores instintos.
La semana pasada, durante el debate sobre los presupuestos en el Bundestag, Stoiber aludió por primera vez al problema de la inmigración. Pero ayer el salto cualitativo fue evidente cuando el ministro del Interior de Baviera, Günther Beckstein, de la CDU, y el jefe del Gobierno del Sarre, Peter Müller, presentaron sus conceptos para atajar el problema con medidas restrictivas, en sí quizá discutibles, pero achacando a los inmigrantes gran parte de los problemas de Alemania, desde el paro a la falta de preparación de sus universitarios. Stoiber dijo que Alemania no puede absorber más inmigrantes con cuatro millones de parados. 'Cuando tienes más de cuatro millones de parados, es irresponsable abrir el mercado laboral a todo el mundo', dijo Stoiber a la televisión ZDF.
El ministro del Interior, Schilly, respondió a las propuestas democristianas con sorna, y acusó a Beckstein y a Müller de intentar generar resentimiento y miedo entre la población alemana. Schilly recordó que no hace mucho ardían en Alemania albergues de refugiados y asilados y tachó por ello de irresponsable estrategia 'este lamentable intento de evitar una inminente y humillante derrota'. También el Partido Liberal (FDP) que se declaraba aliado natural de la CDU parece ya convencido de la derrota de Stoiber y sus líderes llevan días -hoy otra vez su candidato Guido Westerwelle- ofreciéndose al SPD para una alianza. No obstante, en la prensa alemana se da por seguro que, de ser aritméticamente posible y parece que lo será, Schröder repetirá coalición. Y le sería aún más fácil incluso si, como también comienza a quedar claro, el PDS, salvo milagro, no alcanza el 5% necesario para acceder al Parlamento.
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