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Reportaje:

Barcelona tiene sólo el 1% de energías renovables y pretende llegar al 12% en 2012

La Agenda 21 se concretará a final de año con un programa de 100 acciones definidas

Clara Blanchar

Las energías renovables, como la solar, representan en Barcelona apenas el 1% del consumo total. La mayor parte de la energía que se consume proviene de centrales nucleares (49%) y del gas (23%). Pero la ciudad se propone que dentro de 10 años, el 12% del consumo proceda de fuentes renovables. Éste es uno de los objetivos de la Agenda 21, firmada por el Ayuntamiento y 130 asociaciones y empresas, presentada como modélica en la cumbre de Johanesburgo.

El documento plantea limitar a 30 kilómetros por hora la velocidad de la red viaria no básica
El compromiso marca reciclar el 75% del papel, el 80% del vidrio y el 60% de los envases

A partir del documento Compromiso ciudadano para la sostenibilidad. Agenda 21 Barcelona, aprobado en julio, los 130 firmantes se disponen a pasar a la llamada Acción 21. En el plazo de un año, todas las asociaciones, empresas, organismos y el mismo Ayuntamiento se han comprometido a tener una propuesta concreta de acción para cada uno de los 10 puntos en que está dividido. Cada una de estas áreas de actuación tiene a su vez 10 apartados. En total, serán 100 acciones las que se pondrán en marcha.

Este compromiso es fruto de cuatro años de trabajo en el que, además de los organismos firmantes han participado 15.000 barceloneses bajo el impulso de la concejalía de Medio Ambiente, que dirige Imma Mayol. Su origen se remonta a 1998, cuando se creó el Consejo Municipal de Medio Ambiente y Sostenibilidad, un organismo de participación que, entre sus funciones, tiene la de promover la Agenda 21.

Además del capítulo dedicado a la energía, la agenda prevé medidas para proteger la biodiversidad y ampliar las zonas verdes; mejorar la movilidad fomentando el uso del transporte público y los desplazamientos a pie; preservar los recursos naturales; reducir el consumo de agua; fomentar la cultura del reciclaje, y reducir la contaminación ambiental. Y algunas cuestiones más genéricas, como aumentar la cohesión social.

Herencia de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992, la Agenda 21 fue concebida como programas de acciones y compromisos en materia social, ambiental y económica que los municipios debían elaborar para afrontar el siglo XXI con políticas encaminadas a lograr ciudades sostenibles. Un total de 20 municipios catalanes han culminado un proceso que tiene dos fases: un diagnóstico ambiental de las ciudades y un Plan de Acción Local, que concreta las líneas estratégicas de actuación. Pero para ser realmente efectivas, estas líneas deben contar con un calendario de ejecución, estar presupuestadas y definir quién tiene las competencias y la responsabilidad de ejecutarlas. Éste es el paso que ahora emprende Barcelona.

Barcelona presentó su modelo de Agenda 21 como pionero en la cumbre de Naciones Unidas sobre Sostenibilidad celebrada recientemente en Johanesburgo. Pero pasar a la acción requiere el consenso de las entidades firmantes, entre las que figuran desde asociaciones como Acció Ecologista, Depana, la Federación de Asociaciones de Vecinos, Rosa Sensat o Justícia i Pau, hasta empresas como Basf, Gas Natural y Mercabarna, pasando por organismos como el Colegio de Arquitectos o la Cámara de Comercio. Además, como explica la concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Barcelona, Imma Mayol, 'el plan de actuación municipal del próximo mandado deberá incorporar los principios de la Agenda 21 gobierne quien gobierne, porque los han firmado todos los grupos municipales'.

Éstos son los 10 epígrafes de la Agenda 21 de Barcelona, en los que se detallan los objetivos para el año 2012 y la situación actual de los principales, algunos de los cuales son difícilmente cuantificables, unas veces por abstractos o genéricos y otras por falta de consenso el proceso de discusión.

- Zonas verdes. Proteger los espacios libres y la biodiversidad y ampliar el verde urbano. En Barcelona hay 63 parques y los espacios verdes se han duplicado en la última década, pasando de 700 a 1.492. También se han duplicado los metros cuadrados de verde por habitante, que actualmente son 6,48. Sin embargo, la ciudad está muy lejos de otras ciudades europeas, como París, Londres o Madrid. Así, uno de los objetivos es incrementar las zonas verdes. En este sentido, además de aplicar criterios de sostenibilidad en la gestión de los parques -como regar con agua del subsuelo-, el Ayuntamiento y Proeixample se han comprometido a recuperar hasta 45 interiores de manzana en 2008, de forma que una de cada nueve manzanas tendrá un espacio verde abierto al público. En total, sumarán 75.000 metros cuadrados, de los cuales ya se han recuperado 46.788, en 21 puntos.

- Espacio público. Defender la ciudad compacta y diversa con un espacio público de calidad. Forman parte de este objetivo desde las iniciativas de participación en el diseño de zonas de ocio que ya se llevan a cabo en algunos barrios de la ciudad, hasta los certificados de seguridad de los edificios rehabilitados que otorga el Instituto Municipal del Paisaje Urbano del Ayuntamiento, dentro de la campaña Barcelona posa't guapa. Además, la Agenda 21 prevé incrementar las calles con prioridad para los peatones frente al tráfico, que actualmente se cifran en 400. La mayoría de las zonas peatonales se concentran en los distritos de Ciutat Vella (47%), Nou Barris (15%) y Gràcia (11%).

- Movilidad. Mejorar la movilidad y hacer de la calle un entorno acogedor. Para desplazarse por la ciudad, el 38% de los barceloneses utilizan el transporte público, el 37% se mueve a pie y el 25% lo hacen en vehículos privados. Pese a las cifras de utilización del transporte público, la sustitución progresiva del uso del coche privado es una medida prioritaria, según Imma Mayol. En este sentido, la Agenda 21 marca como objetivos reequilibrar el uso de las calles asignando prioridad a peatones, bicicletas y transporte público. En concreto, pretende conseguir un ancho de aceras mínimo de tres metros, que todas las calles de menos de ocho metros de ancho sean de prioridad para los peatones y que la red viaria no básica tenga una velocidad límite de 30 kilómetros por hora (actualmente es de 50 kilómetros por hora). Otra iniciativa que se prevé potenciar es el llamado car sharing, un sistema de copropiedad de vehículos en el que los cooperativistas pagan por horas de utilización.

- Calidad ambiental y salud. Alcanzar niveles óptimos de calidad ambiental para lograr una ciudad saludable. Prevenir y controlar la contaminación atmosférica, mejorar la calidad del agua o reducir la contaminación sonora son algunos de los objetivos que marca este capítulo. Sin embargo, Barcelona cuenta con un dato positivo, y es que, el año pasado, sólo un día se superaron los niveles de emisiones de contaminantes atmosféricos que marcan las directivas de la Comisión Europea.

Una de las inciativas que ya se están llevando a cabo dentro de este epígrafe es un programa piloto de reducción del consumo doméstico de agua impulsado por la asociación Ecologistas en Acción. El programa Ahorra agua se desarrolla en los distritos de Nou Barris y Sarrià-Sant Gervasi y consiste en instalar un dispositivo en los grifos de las casas que consigue ahorrar agua porque introduce burbujas de aire en el chorro sin mermar la presión. En este sentido, la ciudad también reduce el consumo con el aprovechamiento de las aguas del freático, del que se extraerán 10 millones de metros cúbicos anuales para riego de parques y jardines y limpieza de la red de alcantarillado. Respecto a la regulación de la instalación de antenas de telefonía, los firmantes estudiarán la propuesta de ordenanza que ha elaborado recientemente la Diputación de Barcelona.

- Recursos naturales y energía. Preservar los recursos naturales y promover el uso de los renovables. Instalar 500.000 metros cuadrados de captadores solares y conseguir que dentro de una década el 12% del consumo energético de la ciudad provenga de energías renovables son dos de los objetivos más ambiciosos del compromiso de Barcelona, teniendo en cuenta que, en la actualidad, las energías limpias sólo representan el 1% del total y que la ciudad se abastece básicamente gracias a centrales nucleares y al gas. Para lograr una ciudad energéticamente limpia, Barcelona cuenta con la Ordenanza Solar Térmica, del año 2000, que obliga a los edificios de nueva construcción a incorporar instalaciones solares para el suministro de agua caliente. La ordenanza incluye también subvenciones para particulares que instalen estos sistemas. Además, en enero de este año, el Ayuntamiento aprobó el Plan de Mejora Energética, que prevé reducir el consumo y la contaminación, y fomentar el uso de energías renovables. Hasta el momento, se han aprobado 54 proyectos enmarcados en este plan. En el terreno de las asociaciones, diversas entidades agrupadas en el proyecto Barnamil promueven también el uso de la energía solar entre los ciudadanos.

- Residuos. Reducir la producción de residuos y fomentar el reciclaje. Los objetivos en materia de residuos comienzan por minimizar su generación, aunque el principal problema es que la producción de basura por habitante no para de crecer (el 1% cada año) y se sitúa en 540 kilos anuales por persona. Partiendo de esta mala noticia, la Agenda prevé recuperar el 75% del papel y el cartón, el 80% del vidrio y el 60% de los envases de plástico, metales y mixtos. Actualmente, estos indicadores se sitúan en el 23%, 29% y 9%, respectivamente. En cuanto a la materia orgánica, de la que actualmente se recicla el 7%, el objetivo de recuperación se sitúa en el 80%, entre compuesto y metanización, procesos que se realizan en las instalaciones del Ecoparc.

- Cohesión social. Aumentar la cohesión social y fortalecer los mecanismos de equidad y participación. A diferencia de otras ciudades, Barcelona presume de haber incluido las cuestiones sociales en su Agenda 21. El documento menciona objetivos en torno a la mejora de la situación de los inmigrantes, las condiciones laborales, el sistema educativo, el asociacionismo y el acceso a las nuevas tecnologías. Incluso cita, textualmente, 'estudiar especialmente la renda social básica'. Sin embargo, no se cuantifican ninguno de estos indicadores, ni respecto a su situación actual ni en las cifras que se pretende alcanzar. Desde el Ayuntamiento, Mayol apunta que 'se trata de objetivos que requieren recursos, colaboración entre instituciones y de la sociedad civil'.

- Economía y medio ambiente. Potenciar la actividad económica orientada a un desarrollo sostenible. Las entidades firmantes se comprometen a fomentar la orientación de las empresas hacia la sostenibilidad, a avanzar en la utilización de nuevas tecnologías y a promover la generación de puestos de trabajo, además de aumentar las medidas encaminadas a la inserción laboral, entre otras. En este epígrafe, tampoco se cuantifican los objetivos. Sin embargo, existen algunos indicadores orientativos al respecto. Por ejemplo, en Barcelona hay 117 empresas que han obtenido certificaciones ambientales (EMAS o ISO 14.000). La introducción de estos certificados es muy lenta y la Agenda 21 pretende estimularla. Por parte del Ayuntamiento, el año 2001 se aprobaron medidas para 'ambientalizar los servicios municipales'. En este sentido, se ha editado una la Guía Oficina Verde, para promover las conductas sostenibles entre los empleados municipales y se ha logrado incrementar el 50% el uso del papel reciclado. El consistorio también ha introducido parámetros ambientales en la contratación de servicios.

- Educación ambiental. Progresar en la cultura de la sostenibilidad a través de la educación ambiental. La creación de una Dirección de Educación Ambiental municipal ha permitido poner en marcha algunas iniciativas, como el programa Agenda 21 Escolar (al que se han adherido 103 escuelas de la ciudad), la creación del Centro de Recursos Barcelona Sostenible (por el que anualmente pasan 5.000 personas), la edición de guías de educación ambiental y la exposición sobre energías limpias, visitada por 70.000 personas.

- Cooperación. Reducir el impacto de la ciudad sobre el planeta y promover la cooperación internacional. Minimizar la emisión de contaminantes, impulsar el comercio justo y hacer de Barcelona un referente de solidaridad son tres de los puntales de este epígrafe. Sobre el tercero, la ciudad destina desde 1995 el 0,7% de los ingresos propios a programas de ayuda al desarrollo. El año pasado, este porcentaje supuso 603 millones de euros. Además, la ciudad cuenta con 128 puntos de venta del llamado comercio justo y 125 máquinas de café justo (71.000 tazas mensuales), según Setem/Cooperacció.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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