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Tribuna
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Hombre, no

Me ha alegrado mucho reencontrarme con Javier Tusell en las páginas de EL PAÍS y volver a disfrutar de su talante a la vez conciliador y provocador. A Tusell le gusta discrepar y sé que apreciará que yo discrepe amistosamente de él.

El artículo de Tusell Un aniversario para reflexionar, publicado en EL PAÍS el pasado día 3, hace algunas afirmaciones que me parece necesario puntualizar. Son éstas:

Primera: 'El PSOE fue el partido que consolidó la democracia en España'. Hombre, no. Sabe Tusell mejor que yo, porque es historiador, que la historia no se puede cortar como una barra de pan; y sabe también que la democracia, cuando está bien instalada, se consolida todos los días. Podría sostenerse más seriamente que la democracia española se consolida con el primer Gobierno de Aznar en 1996, porque sólo a partir de entonces coexisten un Gobierno que ha sido antes Oposición y una Oposición que ha sido antes Gobierno; y esta es la característica de las democracias consolidadas. Pero también podría afirmarse con rigor que la democracia española se consolidó en la noche del 23-F, cuando el Rey cortó el último intento de un golpe militar.

Sigue diciendo Tusell: 'Durante la etapa centrista, la política militar se situó a la defensiva'. Hombre, no. El Gobierno de UCD que yo presidía actuó beligerantemente, y no defensivamente, por ejemplo al recurrir ante el Supremo la sentencia militar que condenó a los golpistas, asegurando así lo que desde Segismundo Moret se ha venido llamando la supremacía del poder civil; y al constituirse por primera vez desde 1936 sin ministros militares.

Tercera afirmación de Tusell: '... No cabe la menor duda de que (el Gobierno socialista) integró a España en los contextos internacionales que le correspondían'. Hombre, no, o, por lo menos, de entrada no. Claro que caben dudas, todas las dudas del mundo. Cuando llegó al Gobierno el partido socialista España estaba ya integrada en el Consejo de Europa y en la Alianza Atlántica, y tenía muy avanzadas las negociaciones para la adhesión al Mercado Común. Lo que hizo el Gobierno socialista fue meter entre paréntesis durante unos cuantos años, innecesaria y peligrosamente, aquella integración ya hecha en la OTAN, y lo hizo por razones partidistas, no nacionales; demora a la que puso un broche, no precisamente de oro, con el imprudente referéndum.

Sigue Tusell: 'Otra innovación importante del periodo socialista fue la puesta en marcha del Estado de las Autonomías'. Hombre, no. Cuando UCD dejo el Gobierno los Pactos Autonómicos habían vertebrado el proceso y estaban aprobados ('puestos en marcha') trece Estatutos de Autonomía y pendientes sólo de ratificación parlamentaria otros cuatro.

Útima puntualización: Según Tusell hay que atribuir a los socialistas el mérito de no haber hecho una política económica socialista, sino socialdemócrata. Entiendo que su mérito fue continuar la política económica de UCD, y en esa continuación no parece razonable subrayar un mérito relevante.

Muy mal debe de encontrar Tusell al partido socialista cuando cree que necesita su botafumeiro mal fundado. Yo no creo que esté tan mal. Y, en todo caso, creo que han pasado ya bastantes años para que el historiador pueda hacer, sin distorsiones, un ejercicio solvente de historia inmediata.

Tusell sabrá, como antiguo democristiano, dar a UCD lo que es de UCD y al PSOE lo que es del PSOE: que, por cierto, es también mucho, pero no todo lo que Tusell le regala bonitamente en su artículo.

Leopoldo Calvo Sotelo es ex presidente del Gobierno.

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