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Hábitats rotos

Las autovías, líneas férreas y construcciones reducen la biodiversidad al fragmentar el ecosistema y aislar a los animales

La variedad de formas de vida que ocupan la Tierra constituye la biodiversidad. Un tesoro del que aún falta mucho por conocer. Un ejemplo: se calcula que hay entre 10 y 15 millones de especies, pero sólo se han descrito detalladamente dos millones. Naciones Unidas calcula que la extinción de mamíferos y pájaros puede superar en más de 100 veces la tasa que cabría esperar si no hubiera actividades humanas. Su pérdida supone graves reducciones en los bienes, ya que la ONU considera que el 40% de la economía mundial se basa en productos y procesos biológicos.

Entre las actividades que degradan la biodiversidad de los países como España figura la construcción de carreteras y la urbanización. Son los efectos barrera, que fragmentan los hábitats. Pueden provocar desde extinciones locales de animales hasta el empobrecimiento biológico de un área. Una amplia revisión sobre el impacto de estas vías en la fauna, la primera en España, plantea la necesidad de abordar el problema en su conjunto.

El 'efecto barrera' afecta a animales como el ciervo, reticentes a los pasos estrechos

A menudo, las distintas especies que habitan las regiones por las que discurre una carretera no se atreven a cruzarla. Y si lo hacen, no son raros los atropellos. Para paliar esto, en los últimos años se han desarrollado pasos para animales. Pese a que se han mostrado efectivos, su seguimiento no es generalizado, por lo que su efecto a medio y largo plazo no es bien conocido.

A menudo, los efectos se dejan notar más allá de los aledaños de la vía y se combinan con la presencia de áreas urbanizadas, agricultura o la deforestación. Su acumulación acaba provocando una notable reducción de masas forestales que, a su vez, reduce la riqueza biológica. Estudios realizados en la última década han establecido una 'reducida capacidad' para albergar aves forestales en bosques inferiores a las dos hectáreas, los más frecuentes en las submesetas norte y sur de la Península. Tejón y gineta, entre los mamíferos de tamaño medio, restringen su presencia 'casi exclusivamente' a bosques de más de 100 hectáreas.

El efecto barrera se deja notar especialmente sobre los ungulados, animales que, como el ciervo, se muestran reticentes al uso de pasos estrechos. La bióloga Carme Rosell, la segunda de las coordinadoras del informe español, comprobó este extremo en un seguimiento de un año de 56 drenajes y pasos inferiores y superiores a una vía de transporte. Ninguno de los drenajes fue utilizado por ungulados silvestres.

La situación no parece la misma en los carnívoros. Se ha demostrado que las carreteras marcan el límite de dispersión para zorros, tejones y garduñas. En el caso del lobo, en expansión en España, la carretera no parece suponer una barrera, aunque sí cuando se combina con zonas urbanizadas.

Sobre el lince, distintos estudios evidencian que el efecto barrera depende de las dimensiones de la vía: si se trata de carreteras intermedias, el lince cruza sin demasiados problemas, aunque siempre hay riesgo de atropello.

El informe, elaborado a iniciativa de la UE y en el que participan 16 países, evalúa hasta qué punto la fragmentación de hábitats empobrece la biodiversidad europea. La parte española del informe coincide en lo negativo de los efectos barrera. 'La fragmentación de hábitats genera pérdida de diversidad, pero sabemos poco de los efectos combinados que provocan las distintas barreras', señala Georgina Álvarez, responsable de Análisis Territorial del Ministerio de Medio Ambiente y una de las coordinadoras del informe. A tenor de los datos del informe, el primero de estas características que se elabora en España, interponer barreras en los ecosistemas puede ocasionar la pérdida de fragmentos de hábitat, la merma de calidad o una reducción de dimensiones.

Esto, más la mortalidad por atropello, ha impulsado en los últimos años distintas medidas correctoras: vallados en las vías, drenajes para animales o pasos específicos. Los túneles y viaductos son las estructuras que mejor garantizan la permeabilidad de una vía para la fauna. Su elevado coste, sin embargo, limita su construcción. Otras opciones son los falsos túneles, los pasos superiores adaptados o los ecoductos, estructuras similares a puentes que simulan amplios pasos naturales por encima de la calzada. Georgina Álvarez coincide: carreteras, agricultura y la progresiva urbanización del paisaje crean 'efectos acumulativos', por lo que es preciso considerarlos en conjunto cuando se planifique el territorio.

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