Los daños del temporal alcanzan decenas de millones de euros en Vizcaya y Guipúzcoa
Los municipios más afectados quieren unirse para recibir ayudas y exigir nuevas obras
La normalidad se fue restableciendo ayer en la costa vizcaína tras las inundaciones del lunes. Todavía no hay valoración económica global de los daños, que ascenderán a decenas de millones de euros, según las primeras estimaciones. El Consorcio de Seguros estima inicialmente en seis millones las pérdidas de particulares sólo en Guipúzcoa, que sufrió el temporal en la tarde del domingo. La Diputación de Vizcaya valoró que, únicamente en las carreteras de este territorio, los daños se elevan a cerca de 14,5 millones de euros.
Los municipios más afectados por el temporal, los vizcaínos de Mungia, Bermeo, Mundaka y Bakio, quieren realizar una valoración conjunta de los daños y pedir ayudas globales, así como la ejecución de infraestructuras para evitar futuras inundaciones, según confirmó el alcalde de Mungia, José Antonio Torrontegi. A primera hora de la tarde, el mandatario recibió una llamada telefónica del alcalde de Bermeo, Juan Carlos Goienetxea, y ambos acordaron desarrollar una acción conjunta por parte de los ayuntamientos damnificados.
La localidad bermeana, que junto a Gernika, Mungia, Bakio y Mundaka estuvo incomunicada por carretera varias horas en la mañana del lunes, amaneció ayer con todos los efectos de las inundaciones: lodo por doquier en sus calles, garajes y comercios inundados y vehículos inutilizados tras ser arrastrados por la riada. Según los primeros cálculos, más de 80 turismos resultaron dañados por la embestida de las aguas, que llegaron a alcanzar una altura de dos metros. La iglesia de los franciscanos, situada en pleno casco urbano, fue un testigo directo: los alargados bancos del interior quedaron flotando y religiosos, ayudados por voluntarios, estuvieron toda la noche del lunes achicando agua. 'Por lo menos, esta vez no ha subido seis metros, como en las inundaciones de 1983', señalaba uno de los frailes franciscanos.
La coincidencia en la fecha con las trágicas inundaciones de hace 19 años -también fue un 26 de agosto- fue motivo de comentario generalizado entre los damnificados. 'Era el mismo día, aunque no ha sido como entonces', afirma uno de los trabajadores de la herrería Beko-kalea, situada a la entrada de Mungia. En esta localidad las calles permanecieron anegadas el lunes durante más de 12 horas, hasta las 19.30.
Varios ayuntamientos, como los de Mungia, Bermeo y Zumaia, habilitaron oficinas en dependencias municipales para que los damnificados presentaran sus denuncias con los daños sufridos. Mientras, las zonas más afectadas presentaban la misma estampa: enseres y mobiliario dañado expuesto en las aceras, continuo trasiego de escobas y cubos y mucha resignación en la gente.
El portavoz del Gobierno autónomo, Josu Jon Imaz, mostró su satisfacción por la inexistencia de víctimas mortales y valoró la 'respuesta eficaz' de 'todos aquellos que han contribuido' a paliar de manera 'rápida y coordinada' los efectos del temporal.
La entrada a Mungia, la localidad más afectada junto a Bermeo y Bakio, evidencia el furioso paso de las aguas. En la gasolinera de Campsa el pavimento está levantado y las tuberías de los depósitos de combustible están perfectamente visibles. 'Cerramos herméticamente el sistema cuando vimos lo que venía y no ha habido ninguna fuga', comenta un empleado. Al lado está la Casa de Cultura Torrebillela, que ofrece otra muestra de la fuerza del agua: el muro lateral de piedra está arrancado completamente y tumbado sobre la calzada. 'El agua tenía más fuerza que en el 83. La suerte es que paró de llover', apunta el alcalde, José Antonio Torrontegi.
El local de Alquileres Markaida, con abundante maquinaria agrícola, va recuperando la normalidad, con una decena de operarios afanados en achicar el agua que aún queda. En el exterior se ve medio centenar de máquinas afectado por las inundaciones. 'Tenemos que desmontarlas para que no se estropeen. Aquí teníamos 80 máquinas pero al menos las más grandes pudimos ponerlas a salvo', relata su dueño propietario. En esta zona las inundaciones llegaron a los 40 centímetros de altura y todo el área estuvo anegada entre las 9 y las 19.30 horas.
En el hotel Torrebillela, poco metros más allá, a mediodía todavía estaban achicando agua. 'Me ha fastidiado el comedor, la cocina y la bodega, que están en el subterráneo', dice el responsable. La empleada de la tienda de ropa infantil Maialen aún no se ha recuperado del susto: a punto de dar a luz, tuvo que acarrear con todo el género para trasladarlo a la planta de arriba y salvarlo. Y apenas tuvo ayuda. 'Sólo me ayudó un chico. La gente estaba enfrente ensimismada, mirando cómo el agua subía'.
El alcalde de Mungia recibió ayer los primeros datos sobre los daños, aunque carecía de una estimación global. Un caserío vio desaparecer sus 100 ovejas y en los locales municipales se habla de casi medio millones de euros de pérdidas.
La Diputación de Vizcaya informó ayer que el temporal causó daños a 44,5 kilómetros de carretas. Las más afectadas fueron la BI-3123 (entre Mungia y Busturia); BI-2101, que une Meñaka y Bakio; BI-3101, entre Bakio y Bermeo, y la BI-631, que conecta Mungia con Bermeo a través de Sollube. La institución foral añadió que serán necesarias obras de retirada de tierras, excavaciones, construcción de escolleras, rellenos, reposición del firme o restitución de la señalización, con un coste estimado de 14,5 millones de euros.
En la jornada de ayer se abrieron las tres carreteras que estuvieron cortadas el lunes, dos en Vizcaya y una en Guipúzcoa. Pero era necesario regular el tráfico por interrupciones en uno de los carriles en nueve viales de la costa vizcaína. Euskotren también restableció el servicio entre Mundaka y Bermeo, aunque proseguía la suspensión desde San Sebastián a Usurbil y Lasarte.
En San Sebastián las labores de limpieza continuaron ayer, dos días después de las inundaciones, y el Ayuntamiento confirmó que algunos bajos seguían anegados. El Consorcio de Compensación de Seguros de Guipúzcoa estimó en seis millones de euros las pérdidas sufridas por particulares, en un primer balance provisional.
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