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Pekín refuerza el control sobre la exportación de misiles

Cuando a finales del próximo octubre el presidente de China, Jiang Zemin, se entreviste con su homólogo estadounidense, George Bush, en el rancho de éste en Tejas, podrá mostrarle al mandatario del país más poderoso del mundo una prueba de su buena voluntad. El Gobierno chino ha aprobado una serie de regulaciones destinadas a endurecer el control sobre la exportación de misiles y su tecnología, una medida sin precedentes y que ha sido reclamada en numerosas ocasiones por EE UU para evitar que armas de destrucción masiva puedan llegar a países enemigos.

Los 24 puntos de las nuevas reglas han sido hechos públicos por la agencia oficial Nueva China, pero sin dar detalles de cuáles son los materiales sensibles que se verán afectados por los controles. 'China llevará a cabo un sistema de licencias para la exportación de misiles y artículos y tecnologías relacionados', asegura Nueva China, que añade que, sin este requisito, ninguna entidad ni individuo podrá exportar estos equipos. La normativa fue ratificada por el primer ministro chino, Zhu Rongji, el pasado 22 de agosto, y entró en efecto ese día.

Según Kong Quan, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, citado por los medios estatales, la medida 'representa otro importante paso por parte del Gobierno chino en línea con su política de no proliferación'. El responsable del control de la exportación de todo lo que tenga que ver con misiles será el Ministerio de Comercio Exterior y Cooperación Económica.

De nuevo las autoridades chinas han elegido un momento simbólico para realizar el anuncio. La publicación ha sido efectuada durante la visita del vicesecretario de Estado estadounidense, Richard Armitage, que llegó a Pekín el pasado domingo para preparar la cumbre chino-estadounidense del próximo octubre.

China prometió hace dos años que pondría fin al envío de tecnología militar a Pakistán y crearía un sistema de control de las exportaciones, pero EE UU aseguraba que esta promesa se la había llevado el viento.

La iniciativa de Pekín no es gratuita. A cambio, se considera que va a exigir a EE UU la retirada de penalizaciones económicas como la prohibición de poner en el espacio satélites comerciales estadounidenses mediante cohetes chinos, un negocio que el país asiático considera muy importante para su pujante industria aeroespacial, y que presionará a Washington para que ponga coto a las ventas de material militar a Taiwan, que China considera una provincia renegada.

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