Chillida, el gran escultor del hierro, muere a los 78 años
El artista del hierro falleció en su casa del Monte Igueldo, en San Sebastián
El escultor Eduardo Chillida Juantegui (San Sebastián, 1924), falleció ayer, a los 78 años, en su casa del Monte Igueldo de San Sebastián, unos metros por encima de la que es quizá su obra más célebre: El peine del viento. La muerte del genial artista vasco, gran referente internacional de la escultura monumental y fabuloso trabajador del hierro, se produjo hacia las seis de la tarde, según informaron fuentes familiares, a causa de una larga enfermedad. El pasado mes de marzo, Chillida estuvo varios días ingresado en la Policlínica donostiarra a causa de una neumonía. Además, sufría Alzheimer.
Ayer, la extensa familia del escultor se reunió en su casa, llamada Intz-Enea. Su yerno, Gonzalo Calderón, dijo que Chillida 'estaba cada vez más apagado' y que se murió 'tranquilo, delante de su mujer y de algunos de sus hijos'.
Al domicilio acudieron, entre otros, el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, el escultor y amigo Andrés Nagel, y el cura jesuíta Antonio Beristain. Los reyes enviaron un telegrama de condolencia en el que afirman que Chillida 'marcó una época en el arte contemporáneo'.
El artista, casado con Pilar Belzunce y padre de ocho hijos, se dejó ver en público por última vez en octubre de 2000, en un acto celebrado en el museo Chillida-leku de Hernani, su paraíso artístico. Allí fue investido doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid.
Su cuerpo será incinerado hoy en el crematorio municipal situado en el cementerio de Polloe de la capital donostiarra, informaron fuentes familiares. La incineración tendrá lugar a las 12,30 horas, y las cenizas serán trasladadas al caserío Zabalaga de Hernani. Las honras fúnebres tendrán lugar mañana, a las 19,30 horas, en la basílica de Santa María de la Parte Vieja de San Sebastián. La bandera del ayuntamiento donostiarra ondea a media asta desde ayer en señal de duelo.
Desde Barcelona, su gran amigo Antoni Tàpies recordó a vuela pluma las experiencias que vivió con Chillida. 'En estos momentos siento una profunda tristeza. Habíamos coincidido en tantas cosas... Nos premiaron a los dos en la Bienal de Venecia de 1952. O sea, que nos conocíamos y nos tratábamos desde hace 50 años. Hemos compartido numerosas exposiciones, inquietudes, premios... Siempre lo he considerado como un artista fundamental, el artista más destacado en el campo de la escultura de los últimos años. Para el mundo del arte, la noticia de su muerte es una gran pérdida'.
El pintor Pablo Palazuelo, otro gran amigo y coetáneo de Chillida, recordó que su vinculación nació durante un viaje a París. 'Hasta entonces su obra era muy escasa, y fue allí donde se formó a fondo. Nuestra amistad, personal y artística, estuvo forjada sobre grandes discusiones sobre el arte. Eran interminables y bastante agitadas. Pero congeniamos mucho. Su muerte es un mazazo'.
'Chillida es el mejor escultor abstracto español', dijo a Efe el pintor Antonio López, que reconoció que su prestigio como artista va acompañado de un gran cariño porque, según dijo, 'es uno de los españoles más nobles que he conocido'. López, que fue gran amigo de Chillida y lamentó no haberlo tratado mucho más, aseguró que el artista tenía un carácter enormemente generoso y 'eso no se puede decir de todo el mundo'. 'Siempre lo recordaré y pensaré en él cuando esté haciendo algo y en qué diría si lo viera', concluyó.
Agustín Ibarrola declaró que 'duele mucho que los grandes no puedan seguir haciendo por más tiempo su obra', y describió a Chillida como 'un gran creador' y un amigo que le ha hecho sentir su afecto personal'. Ibarrola aseguró: 'Quizá los amigos seamos más conscientes de que no sólo ha perdido España o el País Vasco', sino que 'el mundo ha perdido a uno de sus artistas más importantes'.
'Su obra invitó siempre a la reflexión', dijo por su parte la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, que calificó de 'noticia muy triste, que produce una gran desolación', el fallecimiento de 'uno de los más importantes artistas plásticos del siglo XX', cuya obra 'invita a una profunda reflexión sobre las grandes incógnitas de la vida'.
Chillida, dijo Del Castillo, fue sin duda 'uno de los grandes creadores contemporáneos del mundo. Un español, un vasco, con una proyección universal como ha habido muy pocos en el arte contemporáneo'. Su muerte, añadió, es 'una pérdida irreparable'. Sin embargo, la titular de Cultura consideró que 'Chillida se nos ha ido, pero hemos tenido la suerte de que existía'.
La noticia cayó como un jarro de agua fría en el I Simposio Internacional de Escultura, que ayer por la tarde arrancó en Salamanca con un homenaje al escultor y un minuto de silencio por su muerte. 'Un acto de alegría se ha convertido en un funeral', contó el escultor Fernando Mikel Arentxea. Su hijo Luis Chillida, que tenía previsto participar en nombre de la Fundación que lleva el nombre de su padre, no pudo hacerlo dado que fue avisado de la muerte de su padre en el momento en que se iba a iniciar al acto.
Rigor
Juan Manuel Bonet, director del Museo Nacional Reina Sofía, se refirió a Chillida como 'uno de los artistas fundamentales de la segunda mitad del siglo XX, no sólo en España, sino a nivel internacional'. Bonet destacó que Chillida dejó 'una meditación de gran rigor en torno al espacio'. 'Muy pocos escultores supieron como él, y en un tiempo tan difícil como era el español entonces, encontrar un camino tan limpio, tan esencial', dijo a Efe Bonet.
Babelia
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