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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Legionela otra vez

El fallecimiento de tres ancianos tras ser infectados por la legionela ha vuelto a poner de actualidad una enfermedad que no acaba de ser controlada en nuestro país. Las muertes se han producido con unas horas de diferencia en tres puntos distantes: Mataró, Úbeda y Barakaldo. Son, además, tres casos bien distintos: la fallecida en Mataró fue la que peor suerte corrió de medio centenar de infectados, probablemente por una torre de refrigeración, en el mayor brote que se ha producido este año; el hombre que murió en Úbeda contrajo la enfermedad probablemente en un balneario, y el anciano que falleció en Barakaldo fue víctima de un contagio contraído en el hospital donde había sido internado por otra dolencia.

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Un fallecido y seis afectados por legionela en Madrid

Durante los primeros seis meses del año, los casos de legionelosis han disminuido un 10% con respecto a igual periodo del año pasado. Ese descenso será probablemente mayor cuando la comparación se haga sobre el total del año, porque en julio pasado se produjo el gran episodio de Murcia, donde se produjeron 650 casos y seis fallecidos. Este brote es el mayor que se ha producido en el mundo, de la misma manera que Alcoy es la población que ha sufrido más brotes: cuatro en tres años, sin que se haya localizado aún el foco o focos de las infecciones.

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El descenso de casos ha sido atribuido por las autoridades sanitarias a los efectos de la puesta en marcha del decreto que se publicó el verano pasado, inmediatamente después del brote murciano. Probablemente es así. Pero sería un error conformarse con descensos del 10%, el 20% o el 30% cuando en sólo cuatro años, de 1997 a 2001, el número de casos se multiplicó por siete; es decir, aumentó más del 600%. En cierta forma, este gran aumento y la reiteración de casos ha acabado por acostumbrar a la opinión pública a convivir con la enfermedad. Pero esa convivencia no es necesaria porque la legionela es evitable. Para lograrlo debe mejorarse el citado decreto, publicado precipitadamente, así como los mecanismos de coordinación sanitaria y control. Porque en una semana se han producido tres muertes más.

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