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Los religiosos de EE UU piden un seguimiento ajeno a la Iglesia de abusos sexuales del clero

Una conferencia de responsables de órdenes católicas de Estados Unidos pidió el pasado sábado que organismos independientes a la Iglesia ejerzan un control sobre los casos de abusos sexuales protagonizados por miembros del clero. Además, la conferencia se reafirmó en su postura de que los sacerdotes culpables de esos delitos sean apartados de su trabajo, aunque no excluidos de su ministerio.

El encuentro de Superiores reunió a los representantes de 21.000 sacerdotes y religiosos de unas 300 comunidades, y elaboró una serie de propuestas sobre el problema de los abusos sexuales. Además del control por organismos independientes, los responsables pidieron que las órdenes designen encargados de coordinar los servicios de asistencia para las víctimas; buscar métodos más efectivos para tratar a los sacerdotes culpables y lograr que los agresores se comprometan a dialogar con sus víctimas.

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Los superiores recalcaron repetidamente que la conferencia sólo podía hacer sugerencias, pero no imponer ningún tipo de medida.

Casi una tercera parte de los sacerdotes de EE UU pertenecen a alguna orden, como franciscanos o jesuitas. Para trabajar en una parroquia, esos sacerdotes deben obtener permiso de su obispo. Sin embargo, el destino de los curas que han cometido abusos lo deciden los superiores o provinciales que están al frente de las órdenes.

Según Ted Keating, marista, director ejecutivo de la conferencia, las conclusiones dejan a cada orden religiosa la facultad de definir los detalles de las propuestas, incluso de cómo y hasta dónde se desarrollará el cometido de los organismos encargados del seguimiento de los agresores.

Expulsiones

Sobre los sacerdotes culpables de abuso, los superiores aprobaron una resolución que obliga a las órdenes cuidar a esas personas y no expulsarlas. Esa propuesta choca con la acordada el pasado junio por los obispos, que adoptaron la política de privar de sus funciones pastorales al clero que haya cometido abusos sexuales.

'Precisamente por ser quienes somos, religiosos que viven dando testimonio de comunidad, llamamos a propuestas compasivas para todo aquél que entre nosotros haya cometido ese tipo de abusos', advierte la propuesta. 'Esa persona es un miembro de nuestra familia. E, igual que una familia no abandona a uno de sus miembros culpables de serios crímenes, nosotros no podemos volver la espalda a nuestro hermano'.

No obstante, esta redacción fue objetada por algunos participantes, como David Ullrich, oblato, que pidió claridad sobre qué derecho tienen las órdenes a pedir la dimisión a sus miembros.

Por fin, la resolución se completó así: 'En situaciones en las que la dimisión es apropiada, debe respetarse el proceso debido'.

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