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Universitarios, pobres y sin ayuda

El Gobierno quita la beca compensatoria a 8.000 alumnos de las familias más humildes

Carmen Morán Breña

'Como pierdas la beca, se acabó la carrera, que no podemos pagarlo'. ¿Quién, que haya estudiado con ayudas de la Administración, no ha oído esa frase, a veces machaconamente, de boca de sus padres? Cada verano, cada Navidad, cada vez que se acercaban los exámenes. El perfil de estos chicos, del que aquí se muestran algunos ejemplos, tiene muchas pinceladas en común: padres obreros, madres amas de casa, ingresos mínimos; muchos viven en pueblos, y a ellos vuelven en vacaciones para trabajar en el campo, en el bar de los padres, en la carpintería, dando clases particulares, cuidando niños. El Gobierno les ha dejado este curso que acaba de concluir sin la ayuda compensatoria. Y éste es el resultado.

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- El desastre de las 'vacas locas'. Soledad Fernández Rodríguez (20 años) estudia en Vigo Ingeniería Técnica en Informática de Gestión. El primer año tuvo su beca compensatoria, pero como no sabía 'ni encender un ordenador' pasó apuros y la perdió. Ahora que le ha cogido el truco a la carrera -'me encanta'- no le dan la ayuda. 'Yo cumplía todos los requisitos. Mis padres viven en una aldea, Marcelín (Ourense), a más de 100 kilómetros de Vigo. Tienen unas 14 vacas. Este curso lo hemos pasado peor que nunca, con lo de las vacas locas, y sin ayudas. Bueno, 15 días antes de las elecciones autonómicas llegó un anticipo de 180 euros y un mes de seguridad social para mi padre. No tenemos buenas instalaciones para ordeñar y hemos tenido que dejar de vender leche. Al final de 2001 a mi padre le dio una trombosis y ahora es pensionista. Cobra unos 240 euros'.

Su madre, ama de casa, se ha hecho cargo de las vacas y le da de milagro para pagar la seguridad social. 'Sólo vendemos terneros. Me han ayudado algunos familiares que confían en mí, que ven que no malgasto ni el tiempo ni el dinero. Para el curso que viene pediré otra vez la compensatoria y creo que, con esfuerzo, acabaré la carrera. He tenido unos 1.800 euros de beca general, pero no te da para vivir, hay que pagar el piso, el agua, la luz'. A su hermana sí se la han dado, pero a pesar de ello ha tenido que ponerse a trabajar al acabar la diplomatura. La licenciatura tendrá que esperar. En verano, Soledad ayuda a sus padres a recoger la hierba seca para el ganado. En otoño, las castañas. En invierno se vuelve a estudiar al piso compartido.

- Padres separados. Lidia Moiche Vega (19 años) vive con su madre en Mairena del Aljarafe (Sevilla). El curso pasado se matriculó por primera vez en la universidad. Estudió Dirección de Empresas en la Pablo de Olavide sin beca compensatoria. 'Mi situación familiar es la misma y cumplo todos los requisitos académicos. No me han dado ninguna razón para dejarme sin beca. Mis padres están separados, y mi padre no pasa la pensión por acuerdo judicial. Cobra por invalidez 240 euros. Mi madre es ama de casa y recibe una ayuda familiar de más o menos lo mismo'.

Tiene dos hermanos mayores, uno es soldado profesional y está en Madrid; la hermana consiguió un contrato en una piscifactoría de Mallorca porque acabó Biología Marina. 'Yo contaba con ese dinero. Serían 2.163 euros además de la beca general. Me han dado 300 para transporte y material. Ahora tendré que trabajar... Veré si me cogen en una tienda de ropa o algo así. Mi madre hace lo que va saliendo'.

- Trabajo en la carpintería. Alexis Baute pasa el verano ayudando a su padre en la carpintería de aluminio, en Aguas García (Canarias). Tiene 22 años y ha estudiado con compensatoria desde los 16: hasta este curso, en el que se ha matriculado en 1º de Psicopedagogía para hacer la licenciatura una vez acabados los tres años de maestro. 'Este año me dieron 450 euros, pero me falta la compensatoria, que son 1.800 euros. Reclamé y me dijeron que tengo derecho pero que hay un límite de dinero y tienen prioridad las familias numerosas. Somos tres hermanos, el pequeño de 12 años'.

Su madre es ama de casa y su padre ha estado en paro hasta que montó la carpintería de aluminio. 'El año pasado empezó a hacer la declaración de la renta porque se puso como autónomo en octubre de 2000 y cotizó hasta diciembre. Le salieron unos ingresos de 4.086 euros'. El tope para una familia de cuatro miembros es de 8.444 euros.

- Con la pensión del abuelo. María Teresa Lobato García debe a su abuelo el dinero que le adelantó para hacer este curso pasado segundo de Trabajo Social en Almendralejo (Badajoz). Le han dado 450 euros de beca, pero la ayuda compensatoria le ha sido denegada y ahora no puede pagarlo. Vive en Villalba de los Barros, a 15 kilómetros de Almendralejo. Estudia en un centro adscrito a la Universidad de Extremadura y las clases le cuestan 228 euros al mes. 'En mayo reclamé la ayuda y me dijeron que no tenía derecho porque no había disminuidos en la familia, ni era hija de madre soltera ni familia numerosa. Dijeron que era una ley nueva'. El padre trabaja como peón eventual en una cooperativa de Villalba y cobra unos 721 euros al mes. La madre es ama de casa. 'Tengo una hermana que hace 4º de ESO y le han dado 72 euros para libros. Este año he estudiado gracias al dinero de mi abuelo, que tiene una paga normal, pero como vive solo...'. Si el año que viene tampoco recibe la compensatoria, sus padres se sacrificarán porque ya es el último curso. Le ha quedado una para septiembre, pero ha sacado muy buenas notas. 'En verano estudio, de vacaciones nada. ¿Mis padres? Ellos no han ido nunca de vacaciones'.

- Jubilado, igual que el año pasado. 'Les dije que teníamos el mismo sueldo que el año pasado, que mi padre seguía jubilado, que cobra al mes 480 euros, les dije todo eso. Pero no me han dado ninguna explicación'. Antonia García Ruano (22 años) ha estudiado los tres años de magisterio con beca compensatoria, pero el año pasado se acabó. El primer curso de Psicopedagogía (para completar la licenciatura) se lo ha costeado como ha podido. 'Sólo me han dado la general, para desplazamiento, material, 841 euros. Me faltan unos 1.800 euros'.

Antonia estudia en Jaén pero vive en Andújar, a unos 60 kilómetros. 'Todos los días voy y vengo en autobús, y este año, además, me quedo a comer allí porque tengo clases por las tardes. Me he visto obligada a buscar trabajo: he echado solicitudes en Carrefour y en McDonalds, pero no me cogen porque no tengo experiencia'. Tiene dos hermanos, 'pero ellos tienen sus casas, sus hijos'. 'Menos mal que mi madre [ama de casa] me ayuda con algún gasto. A pesar de todo sólo me ha quedado una para septiembre. ¡Pero qué coraje, si en mi casa tenemos la misma situación. Este Gobierno machaca a los débiles, a los estudiantes!'

Una de las estudiantes que se han quedado sin beca compensatoria, Lidia Moiche, en su casa de Sevilla.
Una de las estudiantes que se han quedado sin beca compensatoria, Lidia Moiche, en su casa de Sevilla.ENCARNI MARÍN

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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