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Reportaje:

El riesgo contable en España

Los expertos dicen que las normas dificultan la aparición de escándalos como los de EE UU

Amaya Iríbar

El ministro de Economía, Rodrigo Rato, tiene sobre la mesa la propuesta de una comisión de expertos para reformar la contabilidad española. Las conclusiones de año y medio de trabajo llegan tras los escándalos Enron, WorldCom y otros, que han puesto en cuestión la forma en la que las empresas elaboran sus cuentas y, sobre todo, cómo las comunican a los mercados. En España, la normativa es muy diferente, pero también hay margen para el maquillaje.

Un estudio asegura que en los últimos años una media de 13 empresas del Ibex hinchan o reducen el beneficio en su interés
'Lo que marca la diferencia no son las normas sino las instituciones que vigilan su cumplimiento', asegura un catedrático
La mayoría de los auditores españoles consideraba hace seis años que la contabilidad creativa era un problema importante

Mario Conde ha vuelto esta semana a la cárcel, entre otras cosas, por utilizar artificios contables para maquillar las cuentas de Banesto. Es el ejemplo más reciente de que algunas de las cosas que están sucediendo en Estados Unidos, donde desde la quiebra de Enron hace ocho meses se han encadenado los escándalos contables entre las grandes compañías, puede suceder en España.

A pesar de ello, José Luis López Combarros, presidente del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), adscrito al Ministerio de Economía, no considera probable que en España se produzcan escándalos como los de Estados Unidos. En opinión de este antiguo auditor, la principal razón para que no sea fácil que aparezca un Enron español es de carácter normativo. Desde un punto de vista contable, 'en Estados Unidos, todo lo que no está expresamente prohibido está permitido', explica López Combarros, 'mientras que en España las normas van más al fondo que a la forma'.

Esta diferencia no impide que algunos de los trucos que han utilizado en los últimos años algunas grandes corporaciones americanas para cocinar sus cuentas, hoy bajo la lupa de la Comisión de Valores (SEC) o del Departamento de Justicia, no sean empleados en España, coinciden distintos expertos.

Un estudio del Centro de Investigación en Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Pompeu Fabra sobre las cuentas de las 35 empresas del Ibex durante los últimos tres años concluye que una media de 13 empresas (37%) hincha o reduce artificialmente el beneficio cada año para transmitir una imagen mejor de la real en los años malos o pagar menos impuestos en los ejercicios buenos. Este análisis, que se basa en el tipo y alcance de las salvedades impuestas por el auditor a las cuentas anuales, asegura que en 2001, cuando ya empezaba a notarse la crisis, fueron 8 las que empujaron sus números al alza, con un impacto medio sobre el beneficio del 20%, mientras que otras 4 lo redujeron en un promedio del 4%. Las salvedades son la forma que tiene el auditor de advertir sobre cuestiones significativas que afectan a la cuenta de resultados, entre ellos el cambio de criterio contable de un ejercicio a otro.

'Impacto importante'

'El impacto del incremento artificial del beneficio es muy importante', asegura Oriol Amat, catedrático de la universidad catalana y miembro del equipo que ha elaborado este estudio. Amat recuerda que la desviación anual media de las cuentas de Enron entre 1997 y 2000 fue del 16%.

La manipulación del beneficio se puede hacer de muy diferentes maneras. En realidad, los responsables de las cuentas, es decir, la empresa, juegan con las normas contables como muchos ciudadanos cuando hacen su declaración de la renta: llegando al límite de lo legal para que el resultado sea lo más favorable posible. La contabilidad creativa no es necesariamente ilegan, si bien muchos expertos, incluido el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Blas Calzada, la consideran un 'engaño'. Según un encuesta realizada entre auditores hace seis años, el 37% consideraba que esta práctica era 'cada vez más popular' y el 66% lo considera un problema importante.

Entre las prácticas habituales está la indebida activación de gastos. Este concepto significa que las empresas contabilizan como inversiones lo que en realidad son gastos, como hizo WorldCom por valor de 3.800 millones de dólares. De esta forma, la cantidad se incluye en los activos de la sociedad, en lugar de ir directamente a la cuenta de resultados restándose al beneficio. El Plan General de Contabilidad, aprobado en 1990, detalla exactamente qué gastos se pueden activar y cómo -un ejemplo son los gastos en investigación y desarrollo-.

Otras formas habituales de maquillar los resultados es jugar con las provisiones -gastos en los que esperan incurrir las compañías- y las amortizaciones -pérdidas de valor-, que reducen el activo de la sociedad. El fondo de comercio también deja margen. Cuando una empresa compra a otra, debe contabilizar la diferencia entre lo que ha pagado y el valor contable de la misma. Esa cantidad debe amortizarse en un plazo máximo de 20 años, pero las empresas tienen libertad para elegir si lo hacen de forma lineal o progresiva, por ejemplo. 'Las provisiones, activaciones y amortizaciones determinan si una empresa va mal', concluye José Ángel Rivero, profesor de Contabilidad de la Universidad Rey Juan Carlos.

'En España, el principio de prudencia prevalece frente a cualquier otro', subraya el presidente del ICAC para explicar por qué sería difícil una manipulación exagerada de las cuentas. A la misma conclusión se puede llegar echando un vistazo a los informes de auditoría: menos del 15% de los informes remitidos anualmente a la CNMV recogen salvedades. O por los últimos movimientos realistas de algunas grandes empresas. Telefónica, por ejemplo, ha reconocido el fracaso temporal del negocio de la telefonía de tercera generación y ha provisionado 6.552 millones de euros.

La pregunta ahora es si en el caso de que una empresa utilizara alguno de estos trucos de forma abusiva saltarían las alarmas en España, como ha ocurrido, aunque tarde, en Estados Unidos. 'Lo que marca la diferencia entre unos países y otros no son las normas, sino las instituciones de refuerzo y control del cumplimiento de esas normas', subraya el catedrático José Antonio Gonzalo Angulo, que ha presidido la comisión de expertos que ha elaborado el libro blanco de la reforma contable.

También en este punto hay importantes diferencias. El primer filtro externo en ambos países es el auditor, por lo que muchos expertos consideran necesario reforzar su independencia con respecto al cliente. En este sentido, el Gobierno ya ha puesto en marcha una reforma legal. Luego vendría la CNMV, que, al contrario que la SEC americana, no tiene capacidad para revisar las cuentas ni autorización para exigir su enmienda, como tuvo que hacer Xerox tras una investigación en Estados Unidos; el ICAC, que es quien emite las normas contables y, en su caso sanciona a los auditores, y, los jueces que, según algunos consultados, deberían actuar de una forma más rápida y contundente. 'A pesar de los casos producidos en España', concluye Amat, 'el caso Banesto ha sido una de las excepciones en las que se ha culpabilizado a alguien por artificios contables'.

Una carrera de dos años para adaptarse a las normas internacionales

La Unión Europea ha aprobado un reglamento que obliga a los grupos cotizados a adaptar su contabilidad a las normas internacionales en 2005. Quiere decir que sus cuentas de 2004 ya deberían prepararse de acuerdo a estos criterios. Un grupo de expertos españoles lleva trabajando más de un año en esta reforma y sus conclusiones se han recogido en un libro blanco, presentado esta semana en los Cursos de Verano de El Escorial. El texto recomienda que las normas se extiendan a todos los grupos. Las empresas afectadas tienen dos años para ponerse al día en unas normas que difieren en aspectos importantes de las que actualmente utilizan y que tendrán impacto en la forma en que calculan su patrimonio y resultados, aseguran varios expertos. Está casi todo por hacer. Mientras en Europa alrededor de 300 empresas hacen ya sus cuentas con estos criterios, calcula un catedrático, entre las del Ibex sólo lo hace una. Las grandes firmas de auditoría ya ofrecen un servicio de adaptación. La primera gran diferencia es la forma de valoración de los activos. En España impera el criterio de coste histórico. Esto significa que lo que se contabiliza es el precio de adquisición (lo que ha pagado la empresa más los gastos asociados a la adquisición). Las normas internacionales utilizan el criterio de valor razonable para algunas partidas, como los activos financieros, que implica contabilizar el precio de mercado. La nueva normativa hará más difícil la dotación de provisiones, ya que exige que se contabilice el gasto cuando éste se produce. En estos momentos, 'las provisiones no están muy bien definidas', asegura el presidente de la comisión de expertos, el catedrático José Antonio Gonzalo Angulo, lo que facilita que algunas compañías contabilicen como un gasto deudas que aún no han pagado. Otros cambios implican la ampliación de la información financiera de estas empresas. Además, el libro blanco recomienda, entre otras cosas, mejorar la vigilancia del cumplimiento que hacen de las normas. En este sentido, el texto 'establece la necesidad de que la CNMV implante el sistema de refuerzo (...) con arreglo a las mejores prácticas internacionales (...), aumentando la coordinación con los auditores y potenciando la colaboración con los supervisores de los mercados de valores de la Unión Europea'.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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