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Reportaje:

Los indisciplinados héroes del 11-S

Un informe independiente sobre la actuación de los bomberos describe el caos y la descoordinación en las Torres Gemelas

Enric González

El subjefe de los bomberos de Nueva York, Joseph Callan, ordenó la evacuación de las Torres Gemelas a las 9.30 del 11 de septiembre de 2001, una hora antes de que se desplomara el primer edificio. No funcionaron las radios de los bomberos que habían subido a los pisos más elevados, y la orden no fue recibida. A las 9.59, cuando la torre sur se hundió, los bomberos más cercanos a la zona creyeron que sólo se había derrumbado el vestíbulo. El jefe de bomberos, incapaz de comunicarse con los helicópteros policiales y con sus hombres sobre el terreno, no tuvo hasta media tarde una idea más o menos clara sobre las fuerzas de que disponía.

Un informe elaborado por una consultora independiente revela que la actuación de los bomberos neoyorquinos resultó ese día muy heroica (343 de ellos murieron) pero caótica, y aconseja al Ayuntamiento una reorganización profunda del servicio. El informe de McKinsey, cuyos contenidos fueron publicados ayer por The New York Times, critica los sistemas de comunicación por radio, la indisciplina general y la falta de coordinación con la policía. Incluso los jefes respondieron a sus impulsos más que a las normas previstas: de los 32 oficiales superiores, 26 acudieron a la zona cero, la mayoría de ellos sin cometido alguno.

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Pese a ello, McKinsey reconoce que el servicio general fue efectivo. Lo que más urge es cambiar los aparatos de radio y la coordinación con la policía. Las radios de los bomberos de Nueva York no funcionan en las alturas o en los subterráneos, por lo que los efectivos enviados hacia los pisos superiores o los numerosos sótanos de las torres permanecieron aislados. Muchos murieron. Los bomberos tampoco podían recibir las comunicaciones de los helicópteros policiales que sobrevolaban los rascacielos en llamas y evaluaban el riesgo de desplome. En ese sentido, estaban mejor informados los telespectadores que algunos de los responsables de la operación.

McKinsey elogia el coraje de los bomberos, pero aconseja que no se repita la movilización espontánea y caótica de efectivos fuera de servicio. Decenas de bomberos se presentaron en la zona cero por su cuenta, sin avisar a nadie. 'Hasta media tarde del 11 de septiembre de 2001, los jefes de los servicios de emergencia no tuvieron una idea clara de cuántos efectivos estaban desplegados y dónde', afirma el informe. La consultora estima que la mejora de los equipos de comunicación y el entrenamiento adicional necesario para afrontar con mejores posibilidades una nueva catástrofe costarán entre cinco y siete millones de dólares, un monto casi idéntico en euros.

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