El escándalo de los bonos de vuelos

El escándalo de los bonos de vuelos de Lufthansa en Alemania es el último acto de lo que el presidente del Bundestag llama despectivamente 'teatro de verano'. Primero fue un nombre -el portavoz de Los Verdes, Cem Özdemir- y una dimisión. Luego, otro -Jürgen Trittin, ministro de Medio Ambiente- y una aclaración. Finalmente, un tercer nombre -el líder ex comunista George Gysi- y otra dimisión.

Un centenar de diputados de todo el espectro político ha regresado de sus vacaciones esta semana a toda prisa o se ha pegado al teléfono en un intento de aclarar las cosas. Los miembros del Parlamento alemán tienen la tarjetas de fidelidad de la compañía aérea, pero los puntos obtenidos sólo pueden servir para ser usados en viajes de trabajo. Pero muchos los han regalado a terceros, a familiares, amigos.

'Nuestros ávidos políticos', titulaba un periódico sensacionalista hace 10 días. Özdemir estaba usando los bonos para irse con su novia por el mundo. No lo pudo resistir y dimitió.

George Gysi, el alma del ex comunismo alemán, confesó haberlos usado con su familia, se sintió culpable y dejó sus cargos.

Lufthansa asegura que no es culpable de la filtración a la prensa. Finalmente, se sospecha de un empleado del Partido Liberal. 'Esto representa un ataque orquestado contra todo el Parlamento', dijo el secretario general del SPD, Franz Müntefering, antes de denunciar a los presuntos implicados en este escándalo.