Ronaldo intentará mañana que Moratti le deje marchar
El presidente del Inter se siente traicionado por el jugador al haberse ofrecido al Madrid
Ronaldo se reunirá mañana en Milán con el presidente del Inter, Massimo Moratti, para intentar convencerle de que negocie su traspaso al Madrid. El delantero brasileño, que tiene contrato con el club lombardo hasta 2006, está ansioso por dejar el fútbol italiano y distanciarse de Héctor Cúper, el técnico interista, con quien mantiene una pésima relación. Así se lo hizo saber ya a Moratti antes de la Copa del Mundo, pero éste se ha venido negando a traspasarle por entender que se trata de un activo imprescindible para el Inter. Ahora intentará presionarle en lo que le sea posible.
El resultado de la reunión que mantengan Massimo Moratti y Ronaldo es doblemente incierto. Primero, porque el Inter estima que el delantero, de nuevo campeón mundial con Brasil, vale entre 100 y 150 millones de euros y el Madrid no parece dispuesto a pagar esa cantidad. Segundo, porque se trata de dos personas de carácter volátil y sometidas a lazos de sentimientos paternofiliales más o menos genuinos. Es poco frecuente que tanto Moratti como Ronaldo se dejen llevar por otra cosa que no sean los impulsos. El viernes pasado, por ejemplo, Moratti prometió a sus allegados castigar al jugador negándose a negociar su traspaso. Incluso barajó la posibilidad de quitarle la ficha si se negase a comparecer mañana en la presentación del equipo o persistiera en su empeño. A su vez, Ronaldo, ayudado por su representante, Alexander Martins, hace ejercicios mentales en Río de Janeiro para autoconvencerse de que ante Moratti mantendrá su postura con firmeza y no se dejará llevar por los sentimentalismos.
Según fuentes cercanas al brasileño, Ronaldo profesa un anhelo infantil por coincidir con Zidane y Figo en un mismo equipo. Preferiría que fuera en el Barcelona, pero, como dijo ayer Martins, desde Milán, 'el Madrid es un buen club para Ronaldo': 'Creo que podemos llegar a un acuerdo para que juegue allí. (...) Pero, ante todo, le debemos un respeto al Inter. Por ello hablaremos con Moratti el lunes'.
Ronaldo quiere dejar atrás al Inter, club en el que, considera, pasó los peores cuatro años de su vida, de 1997 a 2002, machacado por las lesiones y por un fútbol, el calcio, en el que, confesó, no conseguía 'ni imaginar' hacer las jugadas que hacía en España. Un fútbol propenso a admitir con alegría entrenadores insensibles a sus dones, como el argentino Cúper.
El brasileño resolvió dejar Italia en la última jornada de la pasada Liga, en el duelo Lazio-Inter (3-1), en el que su equipo perdió el título que había acariciado durante meses con su liderato. Cúper le mandó aquella tarde al banquillo cuando faltaban 20 minutos y él lloró desconsolado. En su opinión, el técnico no sólo no le dio la posibilidad de resolver el partido, sino que le castigó culpándole ante el público de la derrota. Fue el último episodio de una relación cada vez más deteriorada. Poco después Martins comunicó a Moratti las intenciones de su representado de dejar el club si Cúper seguía en el cargo. Y Cúper sigue.
Cúper siempre consideró a Ronaldo como un frívolo, como una estrella que conspira contra los intereses del colectivo, antes que como un genio herido por las lesiones y la falta de calor humano. 'No es un dios', dijo el viernes públicamente cuando se enteró de sus contactos con el Madrid; 'aquí nadie es imprescindible'. En la intimidad, sin embargo, se mostró mucho más expresivo. Entre airado y excitado ante la nueva perspectiva, despreció a Ronaldo con insultos y manifestó su ardiente deseo de que se marche de una vez por todas con frases subidas de tono.
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