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El hospital militar de Sevilla aguarda su cierre con tan sólo cuatro enfermos

Los trabajadores del centro pasan las horas leyendo o viendo la tele

A sólo cuatro días de que se cumpla el plazo del primer aviso de clausura, los 700 trabajadores del Hospital Militar Vigil de Quiñones de Sevilla continúan sumergidos en la incertidumbre laboral. El Ministerio de Defensa no ha respondido a la última oferta de la Junta de Andalucía, que pretende comprar el inmueble por seis millones de euros, y la oferta de plazas vacantes en otros hospitales militares aún no se ha producido.

Faltan sólo cinco minutos para que Carmen Navas, de 42 años de edad, comience su guardia en el hospital militar de Sevilla. Hace años que trabaja como enfermera en los quirófanos de urgencias, pero hace meses que tuvo que cambiar las camillas y los bisturíes por dos agujas de ganchillo, un buen montón de libros y muchas tardes perdidas frente al televisor.

Carmen no es un caso especial, sino una más de los 700 trabajadores del Hospital Vigil de Quiñones, que desde hace meses esperan a que el Ministerio de Defensa diga por fin qué va a pasar con ellos y sus familias si el hospital cierra definitivamente sus puertas.

En total, el hospital tiene 12 plantas y 600 camas, pero sólo hay cuatro pacientes ingresados. 'Nos pasamos el día viendo tele y haciendo punto de cruz, así que cuando ingresa un paciente nos matamos por atenderle', dice Navas. A su lado, totalmente apagado, hay un escáner recién comprado. 'Es una pena que aparatos como éste estén inutilizados, mientras que en los demás hospitales la lista de espera para conseguir una cita con el especialista ronda los seis meses', dice Pilar, otra enfermera.

Todos, tanto sanitarios como no sanitarios, acuden diariamente a cubrir su puesto de trabajo, pero el panorama dentro del centro hospitalario no puede ser más desalentador: plantas vacías, pasillos desiertos y un silencio sepulcral.

Cada uno de los cuatro enfermos ingresados está en una planta distinta, y aunque todo el personal está a su disposición, conseguir una simple pastilla para aliviar los gases se ha convertido en una gran dificultad.

'Sólo permanecen cuatro plantas abiertas, y debido a la escasez de enfermos el stock de medicamentos ha disminuido considerablemente, así que hay que recorrer todo el hospital para encontrar algo tan básico como una cápsula de aerored o un tubo de pomada contra las hemorroides', cuenta Violeta Lucena, ayudante técnico sanitaria y miembro de la Plataforma Pro Uso Público del Hospital Vigil de Quiñones.

Hace más de un año y medio que se informó a los trabajadores de dicho centro hospitalario de que éste dejaría de pertenecer al Ministerio de Defensa; sin embargo, hoy, a sólo cuatro días de que se cumpla el plazo del primer aviso, los trabajadores permanecen totalmente desinformados acerca del posible cierre y de su futuro laboral.

'No se trata sólo de un trabajo, sino de toda nuestra vida', señala Carmen Navas. Muchos de nosotros provienen de cierres de otros hospitales como los de Córdoba o Cádiz; otros acaban de meterse en hipotecas; y la mayoría de ellos están casados con personal del mismo hospital y temen con angustia la posibilidad de una separación forzosa'.

'Deterioro psicológico'

La falta de acuerdo entre Defensa y la Junta de Andalucía sobre una posible integración del centro militar en la red hospitalaria pública andaluza ha desembocado en una parálisis total del proceso de negociaciones, y el ministerio ni siquiera ha informado sobre si tiene intención de ofertar próximamente plazas vacantes en otros hospitales militares de España, tal y como establece el convenio. 'El deterioro psicológico de los trabajadores es total', asegura Violeta Lucena, portavoz de la Plataforma Pro Uso Público del hospital.

Según cuenta, lo peor para los afectados es la sensación de inutilidad que arrastran y lo angustioso de la situación. 'Sólo pedimos dos cosas: que lleven a cabo una negociación real, con interlocutores con verdadera capacidad de decisión, o que pongan una fecha tope para solucionar el problema de forma definitiva'.

Hasta entonces, el personal del Vigil de Quiñones seguirá acudiendo diariamente a su centro de trabajo para hacer punto de cruz.

Retraso por Perejil

Las negociaciones sobre el traspaso del hospital militar de Sevilla a la red sanitaria pública andaluza podrían retomarse en septiembre, según dijo ayer el consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Francisco Vallejo. Éste explicó que estaba previsto un contacto en las últimas semanas, pero 'las complicaciones con Marruecos por la ocupación de isla Perejil' lo hicieron imposible.

La Junta de Andalucía ofreció seis millones de euros el pasado mes de febrero para adquirir el centro hospitalario y trasladarlo al Servicio Andaluz de Salud, pero Defensa fijó el precio en 36 millones. Más tarde, la Junta se comprometió a invertir 24 millones más para adaptar las necesidades del centro, pero Defensa tampoco cedió. Según el ministerio, la tasación del Vigil de Quiñones está hecha por una compañía privada, pero ni los miembros de la Plataforma Pro Uso Público ni la Consejería de Salud lo han visto por escrito. 'Hemos pedido una copia de la tasación, pero no nos la han dado', dice Violeta Lucena, quien aseguró que los trabajadores del centro volverán a los actos de protesta tras las vacaciones.

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