El humo de los incendios forestales desata la alerta sanitaria en Moscú
Los médicos recomiendan no salir de casa para evitar intoxicaciones
Más de cien incendios que abarcan unas 300 hectáreas de bosques de los alrededores de Moscú han envuelto, por tercer día consecutivo, en una neblina la ciudad, donde la visibilidad no pasa de 600 metros. En algunas zonas no se ve más allá de los 50 metros, y los famosos siete rascacielos construidos en época de Stalin ya no se divisan desde la mayoría de los barrios. Los médicos han recomendado no salir a la calle.
La situación se ha visto agravada por las altas temperaturas -por encima de los 30 grados- que se han mantenido en la capital rusa en los últimos días, y por la escasez de lluvias.
Los médicos han dado la alarma y han recomendado por radio y televisión a los moscovitas cerrar las ventanas y, en lo posible, no salir a la calle. El aire que se respira ahora en Moscú puede ser dañino y acarrear enfermedades pulmonares además de facilitar las infecciones.
El nivel del monóxido de carbono está un 100% por encima del límite, según el Servicio Estatal de Protección del Medio, mientras que la concentración de óxidos de nitrógeno lo triplica. Y, lo que es peor, los pronósticos indican que seguirá aumentando. 'Aunque la concentración de monóxido de carbono que se observa en el aire no causa envenenamiento, sí puede provocar jaquecas, taquicardias y la disminución de la capacidad de trabajo', explicó el doctor Leonid Lazebnik, portavoz de Sanidad de la alcaldía moscovita.
Las autoridades han movilizado a todos los equipos de bomberos y los efectivos del ministerio de Situaciones de Emergencia para combatir los incendios forestales. Pero es muy difícil apagar los que se han desatado en los alrededores de Moscú, ya que están ardiendo los yacimientos de turba. Este combustible natural puede incendiarse subterráneamente, hasta a diez metros de profundidad, y propagarse bajo tierra a grandes distancias. Además, se necesita muchísima agua para combatir la turba en llamas: 10 litros por centímetro cuadrado.
Mucho peor era ayer la situación de Nizhni Nóvgorod, ciudad de un millón y medio de habitantes ubicada a 439 kilómetros al oeste de la capital rusa, donde ardían cerca de 2.000 hectáreas de bosques. Los centros médicos se han visto invadidos por personas que padecen asma y otras enfermedades respiratorias.
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