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Extranjería, premisas equivocadas

Pese a que José María Aznar, desde la presidencia de la Unión Europea, especialmente durante la cumbre de Sevilla, no consiguió imponer su propuesta para que se aplicaran sanciones contra los países de origen de los sin papeles, la Unión continúa reforzando su estrategia contra la inmigración ilegal. Tanto Aznar como el hasta hace unos días delegado para Extranjería, Enrique Fernández-Miranda, tildan de demagogos a quienes cuestionan sus propuestas contra la inmigración ilegal, mientras vienen a decir que la mejor vacuna contra las opciones de extrema derecha que crecen en Europa con la excusa del supuesto efecto negativo de la inmigración es que los partidos dejen claro su rechazo a lo que llaman el chantaje de los inmigrantes ilegales. Los inmigrantes son necesarios en ciertos sectores, según Aznar, pero deben venir sin mafias ni pateras y, siempre, con papeles.

La entrada legal en España es imposible al fracasar la política de contingente cerrado

Pese a que muchos podríamos compartir estas propuestas, el Gobierno y de alguna manera también la oposición, que actúa acobardada, plantean la cuestión con unas premisas equivocadas. Podríamos estar de acuerdo en que hay que combatir la inmigración ilegal si existieran unas vías que posiblitaran una entrada legal. Pero como demostraron los datos hace unos días, la entrada legal en España resulta imposible al fracasar una vez más la política de contingente cerrado y precontrato nominativo previo. Así, para los 8.374 empleos fijos aprobados en el cupo de diciembre pasado -en Ecuador 30.000 personas solicitaron en la Embajada española acogerse a él-, hasta ahora sólo 535 extranjeros han conseguido esa oferta previa e individualizada imprescindible para entar en España. No es nada fàcil que alguien desde España precontrate a otra persona que vive en Argelia o Ecuador y a la que no conoce. La elección y contratación en origen puede ser factible para trabajos colectivos y acotados a unos pocos meses, con billete de vuelta, como la recogida de la fruta, pero no como método genérico aplicable al resto de los casos.

Otros países europeos, como Francia y Alemania, fijaron hace décadas unas vías de inmigración legal que ahora se cierran. A Francia llegaba mano de obra de las antiguas colonias africanas, y a Alemania, por medio de la ley de asilo y refugio. Pero en España se puede afirmar que casi el 95% de los 659.179 inmigrantes extracomunitarios con papeles que hay hoy en día o llegaron ilegalmente y se acogieron después a alguno de los procesos de regularización extraordinario o llegaron a España mediante el proceso de reagrupamiento, al ser reclamados por un familiar que antes de obtener papeles había vivido en España en situación de irregular. Ni la política de cupos ni los kafkianos mecanismos de la ley de 1984 facilitaron una vía de entrada legal. Sí lo pretendía la abortada ley que se consensuó hace tres años, pero la contrarreforma impuesta por el PP cerró de nuevo la puerta, eso sí, abriéndose dos -o tres, según se mire- nuevos procesos de regularización extraordinaria, que siempre eran los últimos y que permitieron dar papeles y contrato a miles y miles de inmigrantes que vivían al margen de la ley.

Nada parece indicar que la sustitución de Fernández-Miranda por Ignacio González signifique un cambio. Aunque

Fernández-Miranda represente el fracaso del espejismo de los cupos y la concesión de permisos en el país de origen, recordemos el fiasco de la pretensión de hacer viajar a Ecuador con billete de ida y vuelta sufragado por España para pedir desde allí el permiso. Mientras no se fije una manera factible de regular el flujo migratorio, por más barreras que se establezcan, los inmigrantes seguirán llegando de la única manera posible, es decir, sin papeles, confiando en que se abra un nuevo proceso de regularización extraordinario. Ello sólo beneficia a las mafias y obliga a arriesgar la vida a quienes se lanzan al Estrecho. Y es que hay que ser muy ingenuo o muy desconocedor de lo que acontece en Marruecos o Sierra Leona para creer que las amenazas de Aznar disuadirán de intentar venir a quienes no tienen nada que perder.

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Fernández-Miranda represente el fracaso del espejismo de los cupos y la concesión de permisos en el país de origen, recordemos el fiasco de la pretensión de hacer viajar a Ecuador con billete de ida y vuelta sufragado por España para pedir desde allí el permiso. Mientras no se fije una manera factible de regular el flujo migratorio, por más barreras que se establezcan, los inmigrantes seguirán llegando de la única manera posible, es decir, sin papeles, confiando en que se abra un nuevo proceso de regularización extraordinario. Ello sólo beneficia a las mafias y obliga a arriesgar la vida a quienes se lanzan al Estrecho. Y es que hay que ser muy ingenuo o muy desconocedor de lo que acontece en Marruecos o Sierra Leona para creer que las amenazas de Aznar disuadirán de intentar venir a quienes no tienen nada que perder.

Xavier Rius-Sant es periodista

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