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Reportaje:ANÁLISIS

La luna de miel entre Washington y Rabat

A la tercera irá la vencida. En el mes de abril, Estados Unidos presentó en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución a favor de la autonomía del Sáhara; en julio se le ha dado un empujón, ofreciendo algún retoque, y se aprobará a finales de año.

Éste es el escenario que prevén la diplomacia marroquí y varios miembros destacados de Naciones Unidas. Washington no cuenta todavía con la mayoría suficiente de nueve votos para que salga adelante su propuesta en el órgano decisorio de la ONU, pero, junto con el apoyo de Francia y del Reino Unido, logrará probablemente este otoño doblegar a los recalcitrantes.

El Frente Polisario ha rechazado la propuesta de resolución y sigue preconizando un referéndum de autodeterminación. Argelia ha pedido ahora aclaraciones sobre una posible división del territorio. James Baker, el emisario especial del secretario general de la ONU, Kofi Annan, para el Sáhara, llegó a estudiar estas otras dos opciones. Al final se inclinó, sin embargo, por la autonomía, y EE UU remitió esa propuesta al Consejo de Seguridad.

Sacar adelante una resolución que consagre la soberanía marroquí sobre la antigua colonia española es apuntalar la estabilidad de la monarquía alauí
El Gobierno español sostiene ahora que si Rabat y el Polisario no logran ponerse de acuerdo habría que reactivar el plan de arreglo con su referéndum

¿Por qué se ha dejado Washington convencer por Rabat? Para EE UU, los atentados del 11 de septiembre han revalorizado el papel de Marruecos, un país árabe moderado y un firme aliado que puede aportar su caución de una paz americana entre palestinos e israelíes.

Lucha antiterrorista

Ambos estrechan lazos estos últimos meses. Los servicios secretos marroquíes no ahorran esfuerzos para cooperar con los norteamericanos en la lucha antiterrorista -en mayo y junio fueron detenidos en Casablanca varios supuestos miembros de Al Qaeda-, mientras que el presidente Bush anunció en abril que EE UU y Marruecos negociarían un acuerdo de libre comercio.

Sacar adelante una resolución que consagre la soberanía marroquí sobre el Sáhara -que disfrutaría, no obstante, de una autonomía limitada, inferior a la de cualquier comunidad española- es apuntalar la estabilidad del reino alauí. Sus dos últimos reyes se han empeñado tanto en la incorporación a su Corona de la ex colonia española que un revés puede hacer que la monarquía se tambalee.

Camerún o Guinea-Conakry, miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, ya están convencidos de las bondades del proyecto de resolución estadounidense. Otros, como China, Rusia, Colombia, Irlanda, México, Singapur o Noruega, son aún reticentes.

Para tratar de ganarles a su causa, el rey Mohamed VI ha enviado estos días emisarios a sus capitales y, en paralelo, se está movilizando la diplomacia de EE UU. Para todos ellos, sin embargo, países alejados del escenario del conflicto, 'la opinión de España merece ser tenida en cuenta porque es la antigua potencia colonial y forma parte del llamado grupo de amigos del secretario general para el Sáhara', asegura un diplomático español.

De ahí el empeño marroquí por conseguir, entre otras cosas, un cambio de actitud español con relación al Sáhara. A juzgar por la evolución de las declaraciones del Gobierno español desde que hace 15 meses estalló la crisis con Marruecos, el efecto hasta ahora ha sido más bien el contrario. No así con el PSOE, que se ha mostrado más sensible a las tesis de Rabat.

De los titubeos iniciales del Ejecutivo, cuando el entonces ministro de Exteriores, Josep Piqué, declaraba en noviembre que el 'referéndum es imposible', la postura española se ha ido afinando. El Gobierno sostiene ahora, y así se lo expuso en mayo José María Aznar a Bush, que no se debe imponer ninguna solución, aunque, si las partes enfrentadas no logran un acuerdo, convendría reactivar el único plan sobre el que Rabat y el Polisario coincidieron en 1991, el que prevé un referéndum.

Tras la conclusión del acuerdo sobre Perejil, el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, insistió en Radio Nacional: 'Este asunto, desde luego, no va a condicionar nuestra posición sobre el Sáhara, que sigue siendo la misma (...)'.

Por esa y por otras razones, el diario Al Ittihad al Ichtiraki, del que es director el primer ministro marroquí, Abderramán Yussufi, resaltaba el jueves que 'los enfoques [de Madrid y Rabat] sobre el contenido de la negociación son divergentes'. 'El verano promete ser caliente', anunciaba en la conclusión de su editorial.

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