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La ayuda que no llega

La ayuda occidental no llega a Afganistán al mismo ritmo al que el presidente Hamid Karzai se esfuerza por crear un ejército nacional legítimo y equilibrado étnicamente. Los afganos están cada vez menos satisfechos con Estados Unidos y con el Gobierno de Karzai, cuyo presupuesto se está agotando de un modo alarmante. Los refugiados necesitan desesperadamente la ayuda, pero no hay donantes que quieran embarcarse en grandes esfuerzos de reconstrucción antes de la primavera de 2003. Las agresivas iniciativas de Karzai para reducir el poder de los señores de la guerra se enfrentan a un duro examen.

EE UU ha prometido en repetidas ocasiones promover la estabilidad en Afganistán, donde sus fuerzas armadas encabezan una coalición que expulsó a las milicias talibanes del poder a finales de 2001. Según los organismos de Naciones Unidas, a día de hoy al país han regresado 1,3 millones de refugiados y en algunas regiones se sufre hambruna. Karzai ha tomado medidas para deponer a los jefes regionales. De todas formas, tras la reunión del Grupo de Apoyo a Afganistán, formado por 15 naciones, celebrada el 11 de julio en Ginebra, los diplomáticos occidentales más veteranos dudan de que la financiación para construir carreteras, sistemas de regadío o plantas eléctricas llegue al país antes de abril de 2003. Las razones esgrimidas son, entre otras, el deterioro de las infraestructuras afganas y las incompetencias de los donantes. 'En primer lugar, hay una especie de fatiga por parte de los donantes, en segundo lugar, existe preocupación por la seguridad en el país y, en tercer lugar, las burocracias gubernamentales son muy lentas', afirmó un diplomático.

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Los ministros afganos, entre ellos Ashraf Gani (Finanzas), que estudió en Occidente, han solicitado a los gobiernos que aceleren sus esfuerzos de reconstrucción, insistiendo en que su Gobierno no puede aumentar su autoridad en las zonas controladas por los señores de la guerra si no consigue construir carreteras, bancos y otros elementos básicos para la economía. Karzai dijo que necesita ayuda 'urgente para empezar a construir carreteras a fin de unir el país, fomentar el comercio y comunicar zonas aisladas'. Afganistán ha permanecido en guerra durante más de dos décadas. En estos años, los señores de la guerra han creado ejércitos y acumulado riquezas en sus respectivas provincias; algunos, como Ismail Jan, gobernador de Herat, o Rashid Dostum, líder de la etnia uzbeca, cuentan con apoyo estadounidense.

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En Kabul, los diplomáticos occidentales admiten que si se retrasa la reconstrucción otro invierno, la situación podría volverse aún más inestable. Desde el 1 de julio, Karzai (que en junio fue nombrado presidente por un consejo denominado Loya Jirga) ha mostrado una mayor decisión para recuperar el respaldo de la opinión pública. El apoyo disminuyó tras el 6 de julio, con el asesinato del vicepresidente Haji Qadir, y tras el bombardeo del 1 de julio en el que aviones estadounidenses atacaron varios pueblos de la provincia de Uruzgan, matando al menos a 40 civiles. Hasta entonces, Karzai se había mostrado incapaz de responder a las críticas de los señores de la guerra, que trataban de sacar beneficios para sus patrones. El 15 de julio, tras una larga y acalorada reunión del Gobierno, Karzai anunció la creación de una comisión especial encargada de desmovilizar las milicias de los señores de la guerra y acelerar la creación de un nuevo ejército nacional. Varios ministros presionaron para que se creara esta comisión, entre ellos Husain Anwari, hombre fuerte y ministro de Agricultura y Ganadería. 'Muchos señores de la guerra están poniendo en peligro el futuro del país. El nuevo ejército ha de ser un órgano que represente la diversidad étnica', afirma Anwari.

Los colaboradores de Karzai han declarado que los señores de la guerra no podrán seguir gobernando las provincias y han prometido expulsar a aquellos comandantes militares regionales y jefes de policía que juren lealtad a los señores de la guerra en vez de al Gobierno. Karzai ha vuelto a pedir a los más poderosos, Jan y Dostum, que abandonen sus feudos y vuelvan a Kabul como 'experimentados hombres de Estado', una petición que rechazaron en la Loya Jirga. Ahora, el vicepresidente Hedayat Arsala advierte: 'El Gobierno ya ha tomado su decisión y mantendremos conversaciones con cada señor de la guerra: ahora les será difícil decir que no'. El ministro de Defensa, Mohammed Fahim (líder de la etnia tayika de la antigua Alianza del Norte), ha recibido órdenes de realizar una lista de oficiales equilibrada y representativa desde el punto de vista étnico. Fahim lidera el ejército que resistió a los talibanes, y 90 de sus 100 generales provienen del valle de Panshir, de mayoría tayika.

Si Fahim cumple esta petición, la autoridad de Karzai obtendrá un importante respaldo. Desde diciembre de 2001, los panshiris han dominado el ejército, la policía y los servicios de inteligencia. Su poder ha originado un amplio resentimiento, sobre todo entre la mayoritaria etnia pastún. En la Loya Jirga, los delegados acusaron a Karzai, pastún que combatió a los talibanes, de ser rehén de los panshiris.

Según diplomáticos occidentales, el subsecretario de Defensa de EE UU, Paul Wolfowitz, que visitó Kabul el 15 de julio y luego voló a Mazar-e-Sharif para reunirse con el general Dostum, apoya firmemente la formación de este ejército. 'Para el Gobierno se trata de una oportunidad que puede no volver a presentarse', confiesa un diplomático. 'Con o sin dinero, Karzai parece decidido a llevar a cabo el proyecto'.

Pero hará falta dinero para formar, alojar y emplear a los 100.000 hombres armados al servicio de los señores de la guerra por todo el país. Si Karzai pretende deponerles sin ofrecer nada a sus hombres, el estallido podría ser intenso e impredecible. No obstante, es probable que la financiación llegue con lentitud.

Funcionarios de la ONU afirman que el Gobierno de Karzai ha recibido el 52% de los cerca de 1.800 millones de euros prometidos en enero. La mayor parte de este dinero ha servido para ayudar a las personas sin hogar y sin alimentos en vez de destinarlo a la reconstrucción. Los funcionarios revelan que incluso los programas prioritarios necesitan 398 millones de euros adicionales para funcionar en agosto y septiembre. El Gobierno ha informado de que no puede pagar los sueldos, aunque un crédito del Banco Mundial de 90 millones de euros le permitirá cubrir los gastos de funcionamiento diario.

David Johnson, coordinador estadounidense para Afganistán, afirmó que Bush ha solicitado al Congreso que destine este año 250 millones de euros para gastos relacionados con el ejército. 'No creo que dispongamos de un número infinito de oportunidades y estamos tomando medidas para reducir los plazos', aseguró Johnson.

A medida que Karzai afirma su autoridad, se experimenta un cambio positivo en Afganistán. La financiación occidental ha permitido que tres millones de niños vuelvan a la escuela, aunque todavía hay escasez de dinero, de instalaciones y de profesores para el resto de los estudiantes, 1,5 millones. Sorprendentemente, un reciente informe de la ONU reveló que el 30% de los estudiantes son chicas y que el 30% de los profesores son mujeres. Dado que lo talibanes prohibieron que las niñas fueran al colegio y que las mujeres trabajaran, esto supone un gran cambio.

Ahmed Rashid es periodista paquistaní, experto en Afganistán.

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