Caixafórum presenta la obra europea del arquitecto minimalista Mies van der Rohe
La exposición, organizada por el MOMA, está frente al pabellón alemán del mismo autor
'Uno de los problemas de las exposiciones de arquitectura es que no hay arquitectura; aquí tenemos la ventaja de que, además de planos, maquetas y fotografías, también disponemos de la arquitectura', afirma Terence Riley, comisario junto a Barry Bergdoll de Mies van der Rohe, 1907-1938. Abierta hasta el 29 de septiembre, la exposición se presenta en Caixafórum, el nuevo centro de la Fundación La Caixa en Barcelona, que está situado frente al famoso pabellón alemán de Mies van der Rohe, cuya maqueta y dibujos pueden verse en la muestra.
Algunas fotografías antiguas del pabellón, una de las obras maestras de la arquitectura moderna de este siglo que fue construido para la Exposición Internacional de Barcelona de 1920 y demolido al año siguiente, dejan ver la torre de la vieja fábrica modernista de Puig i Cadafalch que acoge Caixafórum. El pabellón, reconstruido entre 1983 y 1986 en su ubicación original, inspiró también a Arata Isozaki para diseñar el vestíbulo de entrada del centro cultural y ha sido, gracias a la fundación que lo rige, uno de los epicentros del análisis y promoción de la arquitectura contemporánea en Barcelona.
En este contexto, era lógico que la Fundación La Caixa acogiera esta exposición organizada el pasado año por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), centro que custodia el archivo de Mies, y que también ha podido verse ya en Berlín. En Nueva York, la exposición coincidió con otra muestra centrada en la etapa americana del arquitecto, que desarrolló allí su obra más espectacular, pero pese a que se negoció la posibilidad de que ambas muestras también coincidieran en Barcelona finalmente, por un problema de costes, resultó imposible.
Maquetas y dibujos
La exposición abarca toda la etapa europea de Ludwig Mies van der Rohe (Aquisgrán, 1886-Chicago, 1969) desde que se instaló en Berlín en 1905 hasta que emigró a Estados Unidos en 1938. En conjunto se presentan 44 proyectos a través de unos 200 dibujos originales y 13 maquetas realizadas especialmente para esta muestra, además de una original, la correspondiente a la Casa Rugendhat de Brno (República Checa). También se presentan fotografías de la época junto a otras realizadas ahora por Kay Fingerle y una serie de 16 grandes fotografías retocadas digitalmente del artista alemán Thomas Ruff pertenecientes a su serie I.m.v.d.r. Otro de los alicientes de la exposición es la posibilidad de visualizar virtualmente el interior de algunos de estos edificios a través de cinco monitores de vídeo, y la proyección de un filme sobre la evolución creativa del arquitecto.
La de Mies fue, precisamente, una de las más singulares e influyentes de este siglo. Cuando aterrizó en Berlín, en 1905, la capital alemana era uno de los centros de vanguardia más importantes del momento, pero su obra aún estaba fuertemente influida por el neoclasicismo y el historicismo de los que fueron sus maestros, especialmente de Karl Friedrich Schinkel, del que se exhiben también algunos dibujos. Su primer encargo, la Casa Riehl (Postdam, 1906-1907), tiene una apariencia tradicional aunque, según los comisarios, en ella ya puede apreciarse la importancia que daba Mies a la relación entre la arquitectura y el paisaje.
En esta primera etapa realizó varias casas privadas en las afueras de Berlín y se consolidó como una de las jóvenes promesas de la arquitectura, pero no fue con ellas con las que habría obtenido la fama. 'Hasta la I Guerra Mundial, Mies era conocido como un arquitecto de villas e incluso algunos de estos proyectos son casi desconocidos porque él decidió no incluirlos en su currículo', explica Ridley.
El nuevo Mies surgió después de la guerra y tuvo su esplendor durante la República de Weimar (1918-1933). El detonante pudo ser la negativa de Walter Gropius de incluir en la Exposición de arquitectos desconocidos, en 1919, un proyecto del que Mies se sentía orgulloso, la casa Kröller-Müller (Wassenaar, Holanda, 1912-1913). Gropius la consideró demasiado conservadora y esta decepción radicalizó la postura del joven arquitecto.
Radicales años veinte
Durante los felices veinte, Mies sufrió una transformación radical. Se separó de su mujer y sus hijos y durante casi una década disfrutó de una vida de soltero en Berlín dedicado a la arquitectura y el arte de vanguardia. Se cuenta que dedicó toda su casa a estudio e instaló la cama en el baño para ganar más espacio. También amplió su nombre incorporando el apellido de su madre, Rohe, junto a las partículas 'van der' que le daban un toque más aristocrático. En esta fructífera etapa colaboró estrechamente con la revista G: Material zur elementaren Gestaltung, editada por Hans Richter entre 1923 y 1925, que aglutinaba un amplio número de artistas y teóricos vanguardistas como Grosz, Tzara, Arp, Benjamin, Pevsner y Gabo, entre otros. La exposición dedica una sala a la revista.
De esta época son también sus avanzados proyectos de rascacielos de acero y cristal para Berlín, que no llegó a construir, pero que avanzan los edificios que más tarde le darían fama en Estados Unidos, como el edificio Seagram de Nueva York, máximo exponente del estilo internacional que sigue marcando la arquitectura vertical. La exposición, que se completa con un simposio sobre su obra que se inicia hoy y continuará los días 16 y 17 de septiembre, incluye también documentación sobre otros muchos proyectos como los apartamentos Weissenhof (Stugart, 19126-1927), las casas Lange y Esters (Frefeld, 1927-1930) o la más famosa de todas ellas, la casa Tugendhat en Brno (1928-1930).
Política y vida
Mies llevaba tres años de director de la mítica escuela de arte y diseño Bauhaus cuando los nazis cerraron la escuela en 1933. A partir de aquel año, el arquitecto mantuvo su prestigio internacional y realizó muchos proyectos, pero pocas construcciones. Se presentó a concursos, como el del Reichesbank en Berlín (1933), aunque sin éxito. Incluso fue invitado a presentar su propuesta para el pabellón alemán de la Exposición Internacional de Bruselas de 1935, que tenía un programa conservador y específicamente pensado para exaltar la épica nacionalsocialista. Como era de esperar, no fue seleccionado. Años antes, en 1926, había diseñado el monumento a la revolución de octubre (Berlín, 1926) en honor de Rosa Luxemburgo, que los nazis demolieron a su llegada al poder y que ahora se presenta en la muestra.
El encargo de la casa Resor, que no llegó a construir, le llevó en 1937 a EE UU, en donde fue el director del actual Instituto de Tecnología de Illinois, en Chicago, durante 20 años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.