El nuevo hospital de Sant Pau empezará a funcionar el año próximo
Se adelanta el traslado de servicios que no precisan ingreso
El nuevo edificio del hospital de Sant Pau, que se está construyendo detrás de los majestuosos pabellones modernistas que hoy acogen el complejo sanitario, atenderá a los primeros pacientes la primavera de 2003, adelantándose así dos años su inauguración, prevista para 2005. Las obras están muy avanzadas, lo que permitirá trasladar los servicios directamente a su ubicación definitiva y no en módulos provisionales.
El futuro hospital, un gran edificio de nueva construcción que contrastará con los 16 pabellones modernistas de Lluís Domènec i Montaner declarados Patrimonio de la Humanidad, empezó a construirse a finales del año 2000 con un plazo de ejecución de cinco años. La primera fase del proyecto, sin embargo, habrá finalizado dos años antes de lo previsto.
El bloque central del edificio, cuya estructura ya está construida y ocupa unos 12.000 metros cuadrados, albergará ya el próximo año servicios que no requieren hospitalización: consultas externas, exploración, hospitales de día y hemodinámica, entre otros, además de quirófanos y servicios de cirugía cardiaca, que actualmente se ubican en los pabellones de Santa Francesca, Sant Carles y Sagrat Cor.
Estos pabellones, situados en la zona norte del complejo hospitalario y que carecen de valor histórico, serán derribados antes de lo previsto porque el solar que ocupan se ve afectado por la construcción de la segunda fase del nuevo edificio. Éste se alzará unos metros más al sur de lo previsto inicialmente para evitar vibraciones de la futura línea 9 del metro, según explicó ayer el nuevo director general del hospital, Anton Grau Reinés.
El adelanto de la inauguración de la primera fase del nuevo edificio evitará la construcción de un módulo prefabricado provisional y su posterior derribo, lo que ahorrará al hospital unos siete millones de euros. En total, la construcción del nuevo edificio costará unos 111,9 millones de euros, de los que 63 millones serán aportados por la Generalitat y los 43 restantes por el arzobispado de Barcelona. Estas dos instituciones, junto con el Ayuntamiento, integran la Muy Ilustre Administración (MIA), titular del hospital y de su patrimonio.
Al primer edificio que entrará en funcionamiento se sumarán cuatro construcciones más, unidas a la edificación central como si se trataran de cuatro dedos de una mano extendida. El nuevo hospital ocupará 83.000 metros cuadrados y su actividad será similar a la actual: 610 camas y unas 35.000 altas anuales. El nuevo hospital salvará las dificultades que supone tener los servicios dispersos en varios pabellones.
El anuncio del avance de las obras sirvió ayer de presentación de Anton Grau Reinés como sucesor de Josep Caminal en la tarea de pilotar la construcción del nuevo hospital y decidir el uso de los 16 pabellones modernistas que quedarán vacíos. Reinés anunció ayer la apertura a 'todos los sectores que lo deseen' de un diálogo para redactar un plan director, que primará la docencia, la investigación y la obra social.
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