El 44% de los brasileños quiere un cambio total de la política

La crisis argentina marcó el arranque del debate. Los tres principales candidatos a la presidencia de Brasil supusieron que el votante deseaba continuidad, sobre todo económica, para resistir el contagio. Pero se equivocaron. El último sondeo es rotundo: el 44% afirma que votará al que 'cambie por completo la política gubernamental'; un 30% se inclina por que 'mantenga programas, pero que altere todo lo demás'.

Un 14% desea votar al que 'realice innovaciones y ofrezca continuidad' y un 8% opta por un presidente de continuidad total. La suma de los que optan por cambiar todo, mucho o poco alcanza el 88% de los electores. Esto explica que, de repente, los tres aspirantes hayan modificado por completo su estrategia. Sobre todo José Serra, el oficialista hundido en las encuestas con un 15% en la intención de voto, que ahora se proclama el hombre de la 'continuidad que cambia'.

Este giro ha llevado a los responsables de imagen a tomar decisiones curiosas. A Serra le han pedido que 'sonría mucho', porque la sonrisa está ligada a la imagen de cambio ilusionado. Y al izquierdista Luiz Inácio Lula Da Silva -canditado del Partido de los Trabajadores y favorito con el 33% de la intención-, le sugieren llevar corbata para que su cambio no genere miedo.

La mudanza es tal que el escritor Luis Fernando Verissimo no ha podido contener la ironía. Dice que todos sufren la crisis de la anguila, que no saben si son culebra o pez. Para él, Lula, aunque se esfuerza en parecer una culebra, es un pez; de Ciro Gómez afirma que aunque se mueve como una culebra (por su lengua mordaz), en el fondo es un pez bueno y de Serra sostiene que el hombre vive empeñado en demostrar que 'no es un pez muerto'.