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Columna
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Los espacios de la música

Uno de los temas relacionados con la música que están suscitando más controversia en los últimos tiempos es el de los espacios. Las discusiones se centran especialmente en la búsqueda de cómo debe ser una sala de conciertos representativa del siglo XXI, pero se extienden también a la recuperación y acondicionamiento de marcos históricos que de alguna manera refuercen las atmósferas de sensibilidad en la percepción del sonido. De los auditorios modulares en función de la fidelidad a épocas y estilos, hasta la utilización de abadías o naves industriales, hay una amplia gama que están definiendo y ampliando lo que podríamos llamar cultura de la escucha. No es, pues, extraño que el último congreso internacional de la ISPA( International Society of the Performing Arts), haya sido dedicado exclusivamente a analizar las relaciones entre arte y espacio. Además, ha sido muy apropiada la elección de Lucerna, en Suiza, como lugar de los debates, pues no en vano uno de los edificios más singulares de las modernas salas de conciertos es el que se eleva allí, a la orilla del lago de los Cuatro Cantones, diseñado arquitectónicamente por el francés Jean Nouvel y acústicamente por el diseñador americano Russell Johnson. Los dos han participado, evidentemente, en unos grupos de trabajo con muchos interrogantes abiertos. Michael Haefliger, el joven director del festival de Lucerna, ha vuelto a demostrar su sentido de la oportunidad al ser el anfitrión de este congreso.

El foco de atención no se ha limitado a la importancia de los nuevos espacios artísticos en nuestros entornos urbanos. También se han contemplado los contenidos apropiados para estos centros. El número de directores artísticos o de gerentes de teatros entre los asistentes a estas jornadas de Lucerna ha sido tan elevado o más que el de arquitectos, políticos y urbanistas. Han estado, entre otros, Klaus Jacobs, del Carnegie Hall de Nueva York; Claude Nobs, del festival de jazz de Montreux; Nicholas Kenyon, de los Proms de Londres; Gerfried Stocker, del Ars Electronica de Linz; Michael Lynch, de la Ópera de Sydney; Jane Moss, del Lincoln Center de Nueva York; Ibrahim Spahic, del Centro Internacional para la Paz de Sarajevo; Martijn Sanders, del Concertgebouw de Amsterdam o Gérard Mortier, de la Trienal del Ruhr, responsable de la conferencia de apertura. Entre los arquitectos destacaban Arata Isozaki o Jacques Herzog, además de Jean Nouvel. En el congreso se han reconocido también con un award los méritos musicales de la excelente compositora y percusionista Evelyn Glennie...

La inquietud por la intensificación de las sensaciones musicales gracias a la utilización de espacios insólitos ha sido creciente en nuestro país. Festivales como el de Granada se vuelcan con gran imaginación en realizar conciertos en marcos ambientales únicos. En la última edición de la Semana de Música Religiosa de Cuenca, uno de los recitales de violonchelo tuvo como fondo las maravillosas arpilleras de Millares que llenan una de las salas de la Fundación Antonio Pérez. Peralada figuraba en la edición de 2001 de la revista alemana Festspiele en tercer lugar de la lista de los mejores festivales del mundo que se celebran en castillos, después de Eisenstadt en Austria y Savonlinna en Finlandia. Y es de destacar también el reciente uso de una gran nave industrial abandonada en Sagunto para acoger espectáculos. Los comienzos con La Fura dels Baus y Ronconi no han podido ser más prometedores y parece ser que Prometeo, de Luigi Nono, aguarda su turno. Fuera de España, difícilmente se puede imaginar una ubicación más idónea que Schwarzenberg para la Schubertiade, o que el teatro de la verde colina de Bayreuth para escuchar las óperas de Wagner.

Curiosamente, esta tendencia por la recuperación de espacios naturales o artísticos coincide con la invención de otros nuevos caracterizados por los avances de la tecnología, con estéticas cercanas a los tiempos actuales. La fascinación de los lugares, sea por criterios de intimidad, de acercamiento a la naturaleza, de reivindicación artística, de innovación, está en la médula central de la creación y percepción del arte musical de hoy. ¿Cómo deben ser los nuevos espacios? La pregunta es decisiva. El futuro del arte de los sonidos dependerá de la respuesta.

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