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La obra del pintor Grão Vasco sale de Portugal para mostrarse en Salamanca

El presidente luso inaugura hoy la exposición de la pintura dispersa del maestro de Viseu

La exposición Grão Vasco. Pintura portuguesa del Renacimiento (1500-1540) permitirá conocer por primera vez de forma conjunta en el extranjero la obra del artista que se señala como el pintor más destacado del Renacimiento portugués, dada la calidad y personalidad de su pintura. La importancia de esa obra la respalda con su presencia el presidente de Portugal, Jorge Sampaio, que, con el ministro de Cultura, Pedro Roseta, inaugura hoy en Salamanca esta muestra de una treintena de grandes piezas de retablos dispersas por diferentes puntos.

La exposición se inscribe dentro de la programación del Consorcio Salamanca 2002 por la capitalidad cultural europea. La obra de Grão Vasco sale así de Portugal para mostrarse en Salamanca. Incluso en su país natal no se ha conocido una exposición tan completa como la que desde hoy ocupa la sala del colegio de Santo Domingo. Son 30 pinturas de retablos y, por ello, de grandes dimensiones, debidas a Vasco Fernandes -conocido como Grão [Gran] Vasco, desde que en el siglo XVII se tejieron historias fantasiosas sobre su vida y obra-, junto con piezas de cuatro discípulos, especialmente de su colaborador Gaspar Vaz.

Grâo Vasco (su fecha de nacimiento, en los alrededores de Viseu, se sitúa en torno a 1475, donde también murió probablemente en 1543) desarrolló su actividad como pintor en el taller que instaló en Viseu de 1502 a 1542. Pero también pintó mucho para el obispado de Lamego. Tanto la catedral de esta ciudad como la de Viseu, así como iglesias y conventos de esa zona de las regiones del Duero y Beiras, con gran pujanza religiosa y económica, fueron el destino de los retablos del pintor que, al parecer, se formó en Lisboa al lado de Jorge Alfonso, pintor oficial del rey Manuel I.

Influencia flamenca

La capital lusa contó con notables pintores de los Países Bajos, y esa influencia, junto con la italiana, quedó reflejada en la pintura de Vasco, 'un lenguaje muy personalizado y fácilmente caracterizable, que se puede definir por el uso de una paleta más sombría que la de los demás pintores portugueses de su tiempo, con infinitas gradaciones tonales, por el uso sensible de la luz', como ha destacado la comisaria de la exposición, Dalila Rodrigues.

La comisaria también ha llamado la atención sobre 'la caracterización poderosa de los rostros y la envoltura dramática de las figuras', además del 'realismo y minuciosa descripción de los escenarios y aderezos'.

Uno de los atractivos de la muestra de Salamanca, que se desarrolla en cuatro núcleos (La ilusión de lo real, Transiciones, Adensamientos y pesquisas, y Extensiones y confrontaciones), radica en reunir piezas procedentes de cinco museos, así como de cuatro iglesias y de dos colecciones privadas, lo que por primera vez permite contrastar en bloque esa obra dispersa. Vasco fue autor de 16 de los retablos que se muestran, otras seis obras se debieron a Gaspar Vaz y las ocho restantes las pintaron artistas de Lisboa que trabajaron en la diócesis de Lamego.

La que se considera obra más importante de Gran Vasco es el retablo de San Pedro, fechado en 1530, que procede del museo de Viseu, dirigido por Dalila Rodrigues. La muestra también acoge otra obra de valor reconocido, Las lamentaciones de los santos franciscanos, conocido como Tríptico Cook, que se encuentra en el Museo de Arte Antiguo de Lisboa.

Calificado como maestro de Viseu, Vasco figura entre 'los mejores pintores portugueses', al lado de Nuno Gonçalves, según la comisaria de la muestra. Pero su obra también se ha relacionado, por las influencias flamencas, con la de Juan de Flandes y la del salmantino Fernando Gallego, autor, entre otras obras valiosas, del denominado Cielo de Salamanca, la pintura mural del Zodíaco que inspiró el logotipo de Salamanca 2002.

En ese sentido, el planteamiento de la exposición fue concebido como un diálogo entre patrimonios artísticos de dos puntos cercanos de la península Ibérica, la zona de Viseu y la de Salamanca, próximas geográfica e históricamente.

Incluso se da la coincidencia de que el edificio renacentista del colegio de Santo Domingo, recuperado este año como espacio expositivo, se levantó en el ámbito dominicano de San Esteban en 1535, precisamente mientras Vasco pintaba una de las obras expuestas, Pentecostés.

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