'¿Cuál quieres que sea tu papel ahora, Jaime?'
Días antes de la crisis de Gobierno, José María Aznar se entrevistó con el portavoz parlamentario del PP vasco y ex ministro del Interior, Jaime Mayor, y le preguntó: '¿Cuál quieres que sea tu papel ahora, Jaime?'. La respuesta de Mayor fue la que le viene dando a Aznar sucesivamente desde que el 13 de mayo de 2001 perdió las elecciones vascas: Que seguirá en el País Vasco, al menos, hasta las elecciones municipales de la primavera del próximo año.
Mayor insistió a Aznar en que un año después la situación política vasca es aún más grave con el nuevo 'reto soberanista' del Gobierno vasco y los partidos nacionalistas y que le seguía pareciendo necesaria su presencia en su patria chica. También le habló de la puesta en marcha de la Fundación por la Libertad en la que tiene fijadas expectativas como núcleo movilizador del constitucionalismo en el mundo de la cultura vasca.
Aznar no le explicó a Mayor la crisis que tenía en ciernes. Pero es obvio que en el nuevo Gobierno de Aznar el flanco vasco está aún más cubierto que en el anterior Gabinete como lo reflejaron ayer los discursos de tomas de posesión de numerosos ministros.
Cuestión vasca
Así, la nueva ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, es vasca y 'muy sensibilizada' con la cuestión, según resalta el propio Mayor. El dirigente del PP vasco no duda de que Palacio va a tener muy en cuenta la situación vasca en su periplo por el mundo y de que será una aliada en esa política.
Pero, además, frente al ya ex ministro de Administraciones Públicas Jesús Posada, que no ha sido especialmente beligerante en esta materia, entra ahora en el ministerio el secretario general del PP, Javier Arenas, que ya ha anunciado como prioridad de su estrategia política responder al 'reto soberanista' del Gobierno de Juan José Ibarretxe.
A su vez, el tándem que forman el nuevo ministro del Interior, Ángel Acebes, y el titular de Justicia, José María Michavila, también ha anunciado como prioridad en su estrategia política la lucha contra el terrorismo y la coordinación, en un horizonte más corto, de la aplicación de la nueva Ley de Partidos que podrá ilegalizar a Batasuna.
El círculo lo cierra el vicepresidente y recuperado ministro de la Presidencia, Mariano Rajoy. Aunque ayer eludió hacer pronunciamientos políticos, el vicepresidente primero tiene muy claro que, en su papel como coordinador del área política del Gobierno y como portavoz, esta cuestión va a jugar un papel crucial. Prueba de ello es que últimamente ha intensificado sus contactos con el País Vasco.
Recientemente mantuvo una reunión con representantes significados del empresariado vasco. La mayoría de ellos le dijeron que coincidían básicamente con el mensaje constitucional y autonomista del Gobierno central dirigido al País Vasco y a sus instituciones, pero le alertaron sobre las formas -peroratas de sal gorda y llenas de adjetivos- que a veces echaban por tierra un buen discurso de fondo.
La advertencia no ha caído en saco roto y Rajoy cree que merece la pena una reflexión sobre la manera de enviar los mensajes políticos a la opinión pública vasca. Será sin duda ésta una de las cuestiones que el vicepresidente llevará a las reuniones de coordinación del área política del Gobierno para compatibilizar la denuncia de la situación de violación de los derechos humanos en el País Vasco con un discurso político inteligente.
