_
_
_
_
_

La eléctrica E.On compra la mayor empresa alemana de gas

La adquisición hace a la compañía la primera gasista de Europa

El Gobierno alemán autorizó ayer a E.On, que se disputa con RWE el puesto de mayor compañía energética en Alemania, a comprar la mayor distribuidora de gas del país, Ruhrgas, por 10.000 millones de euros. La operación había sido vetada en su día por la Oficina Federal de Carteles. Con la compra, E.On se convertirá también en la primera compañía gasista de Europa, aunque tendrá que vender parte de sus negocios.

Para dar luz verde a la operación y eludir el veto de la Oficina federal de Carteles, el secretario de Estado de Economía, Alfred Tacke, ha aplicado una autorización ministerial, concedida sólo en seis ocasiones antes. La justificación de Tacke para autorizar la operación recurriendo a una figura legal de carácter casi excepcional fue que la compra de Rhurgas por E.On supone importantes 'ventajas macroeconómicas'.

Asociaciones de protección al consumidor han anunciado ya que demandarán el permiso, sujeto a que E.On (que ahora controlará cerca de la mitad del mercado de gas en Alemania y se convertirá en el número uno de este sector en Europa) se desprenda de parte de sus negocios.

La autorización, en principio, correspondía al ministro de Economía, Werner Müller, pero éste se inhibió al haber trabajado como ejecutivo para Veba, la compañía energética que se fusionó con Viag para crear E.On. Así, correspondió a su secretario de Estado, Alfred Tacke, sopesar si lo más importante es mantener la competencia en el recién liberalizado mercado del gas alemán o si, por el contrario, de lo que se trata es de garantizar que una multinacional como E.On pueda competir con fuerza con otras energéticas europeas como Gaz de France.

Favores

En sus ya casi cuatro años de gestión, el Gobierno rojiverde en repetidas ocasiones ha favorecido a las grandes empresas y así también resultó ser ayer. Tacke, muy cercano al canciller Gerhard Schröder, negó haber conversado sobre el asunto con sus superiores, pero confirmó en rueda de prensa que habrá autorización ministerial.

Las razones esgrimidas son ante todo dos: por un lado, que Ruhrgas quedaría en desventaja frente a otras empresas europeas si no se le permitiese buscarse un socio de la envergadura de E.on, que ha prometido inversiones ende tre 6.000 y 8.000 millones de euros, y, por el otro, que la competitividad de los nuevos socios garantizará puestos de trabajo en la misma Alemania.

El precio a pagar por estas supuestas ventajas macroeconómicas, sin embargo, podría ser un fuerte aumento de los precios para los usuarios finales en Alemania, según volvieron a reiterar ayer varias asociaciones de consumidores, que demandarán la autorización.

Para evitar una concentración excesiva, Tacke ha impuesto a E.On la obligación de vender sus participaciones en una distribuidora de gas en el este del país (VNG) y en la mayor empresa privada de agua (Gelsenwasser). Durante los próximos tres años, E.On tendrá también que subastar parte del gas a sus competidores, a los que asimismo deberá facilitar el acceso a sus redes.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_