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El Archivo de Salamanca, un testimonio histórico sobre la represión y el franquismo

A través de Internet se puede acceder a casi un millón de registros y solicitar documentación

El Archivo General de la Guerra Civil, ubicado en lo que era el antiguo caserón de San Ambrosio, en Salamanca, ha dado el gran paso hacia su renovación. Ha modernizado de tal forma sus dotaciones que los archivos están disponibles para consultar a través de Internet, se puede acceder a casi un millón de registros informáticos y, mediante correo electrónico, pedir documentación que se puede recibir por el mismo sistema u otros. La importancia del archivo radica también en que responde a una concepción muy clara de la función represora que se le asignó y, en este sentido, 'es, en sí mismo, un testimonio histórico de primer orden sobre la represión y la forma de proceder del franquismo', afirma su director, Miguel Ángel Jaramillo.

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La progresiva modernización del tratamiento de los fondos del Archivo General de la Guerra Civil permite que los investigadores y el gran público puedan acceder a una parte creciente de los documentos a través de Internet, además de recibir las demandas de sus consultas mediante correo electrónico.

No obstante, toda la documentación reunida en las instalaciones del colegio de San Ambrosio, en Salamanca, no ha sido totalmente descrita de nuevo (aunque está disponible) y permanece el sistema que empleó el servicio de represión de la dictadura que dio origen al polémico archivo tras incautarse de documentos previamente seleccionados en diferentes lugares del Estado. Por eso, según su director Miguel Ángel Jaramillo, el archivo es un testimonio histórico sobre la represión y el franquismo.

El fondo utilizado para la represión por la Delegación Nacional de Servicios Documentales -que comenzó a constituirse a partir de 1937 y que llegó hasta 1977 (dependiente de Presidencia del Gobierno)- no tiene nada que ver con el que, desde marzo de 1999, es el actual Archivo General de la Guerra Civil, tras haber pasado a ser desde 1979 una sección del Archivo Histórico Nacional.

Las dependencias casi lóbregas y escasamente funcionales de tiempo atrás en el viejo caserón de San Ambrosio, hoy se han transformado radicalmente. Las instalaciones de depósito se encuentran establecidas en un edificio de nueva planta y con dotaciones modernas de acogida y conservación para esos fondos, al tiempo que están recién terminadas las obras de rehabilitación del colegio barroco de San Ambrosio, para las instalaciones administrativas y de atención a los usuarios, así como la disposición de una sala de exposición permanente, que próximamente se inaugurará con una muestra sobre Guerra civil y masonería.

Cambio de función

Cuando los primeros archiveros profesionales llegaron en 1979 para proceder al cambio de función del centro, con el paso de represión de la ciudadanía a archivo histórico, se encontraron con unos elementos de descripción y expedientes dispuestos para la finalidad establecida, por lo que, a partir de los inventarios preexistentes, fue necesario elaborar índices de los que se carecía y se recurrió a los ficheros disponibles para aprovechar al máximo la información.

Pero, a partir de ahí, 'los profesionales tuvieron que comenzar a describir de nuevo la documentación, con la idea de que, sin destruir el organismo franquista, nosotros intentáramos saber cuál es la procedencia y relación de cada papel que figura entre la documentación que se incautó, lo que supuso una tarea lenta', ha precisado el director.

Los servicios represores nunca trasladaron a Salamanca archivos completos, sino documentos seleccionados expresamente de ellos para aportar información sobre personas. Eso complicaba el trabajo, pero una vez que se avanzó en el tratamiento, la información comenzó a vaciarse en la base de datos con el consiguiente tratamiento.

El aparente desorden en la ordenación establecida por el servicio represor que inicialmente creyeron encontrar los primeros archiveros ante el informe un montón de papeles, no era tal, sino que 'respondía a la lógica del interés en obtener información sobre personas y, si en un momento concreto todo aquello se mezcló, no tenía mayor trascendencia, porque para ellos el instrumento fundamental era el fichero general que se había establecido, donde constara el nombre, encaje 'político-social', procedencia, legajo tal y folio cual', apunta Jaramillo. El director añade que tal fichero sigue siendo de interés para lograr información sobre personas, pero si se buscan informaciones diferentes a las que aportan los documentos, es preciso averiguar la procedencia de los papeles. Ése es el día a día del archivo, una tarea en la que se ha contado con personal insuficiente para la transformación de la orientación de los documentos.

'Memoria desagradable'

'Nosotros lo que hacemos ahora, es respetar la ordenación del archivo franquista para que siga existiendo ese fondo y se pueda utilizar como testimonio de la represión, pero, a la vez, por medios virtuales, a través del ordenador, de la digitalización o del microfilme, tenemos reunidas las colecciones de las distintas procedencias', puntualiza el director del archivo, quien subraya que ahí, precisamente, radica la importancia del centro, 'en ser testimonio de la represión'.

En ese sentido, Miguel Ángel Jaramillo mantiene: 'Siempre digo que no somos el archivo de la guerra civil porque no puede existir un archivo de materia, es una barbaridad romper los fondos documentales; pero sí es archivo de la guerra civil en el sentido de que es una consecuencia de la propia guerra, y es un archivo que refleja lo que era el franquismo, clarísimo'.

El responsable del centro matiza que por eso 'es un testimonio histórico, una memoria histórica desagradable, que rechazamos, porque no se pueden asumir las tareas que se realizaron aquí', afirma, 'pero al fin y al cabo existieron, y por eso hay que tener testimonio histórico de ellas'.

Manifestación en Salamanca, en 1995, para que permaneciera íntegro allí el Archivo General.
Manifestación en Salamanca, en 1995, para que permaneciera íntegro allí el Archivo General.MANUEL ESCALERA

180.000 fichas de masones

En el archivo, los fondos mejor descritos son los referidos a la documentación masónica, que está totalmente informatizada. Una tarea que facilitó la actuación de los servicios documentales de la dictadura, porque la atención a esa sección (conocida como 'especial') 'estuvo motivada a causa de la persecución sistemática hacia los masones', indicó Jaramillo. En relación con éstos, se confeccionaron expedientes físicos con la documentación depositada en Salamanca: se abrió una carpeta a nombre de cada masón y en ella se metieron todos los documentos relativos a esa persona, independientemente de la logia de procedencia. Pero, además, figuran expedientes de rotarios, teósofos, librepensadores, naturistas..., a todos los encuadraban en la sección 'especial', centrada en las ideologías, apuntó el director, quien precisa que, sin embargo, no se incluyó a los judíos y sólo figuran escasos apuntes sobre protestantes en los años sesenta. El tratamiento de la documentación masónica, con unas 180.000 fichas, se encuentra establecido totalmente en el archivo, donde se puede consultar al ciento por ciento. Pero también están publicados los fondos sobre Cataluña y Baleares, además de terminados los relativos a Valencia, Asturias y Andalucía, así como el muy importante de Iberoamérica. Por otra parte, se ha reabierto para las visitas la logia masónica que se encuentra instalada en el edificio, y que fue mandada reconstruir por Franco.Los fondos masónicos han participado en diferentes exposiciones, al igual que los procedentes de otras secciones del archivo, por lo que su director entiende que 'no es nada extraordinario que los documentos se muestren, porque los documentos son para usarlos y hay que darlos a conocer al gran público'.

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