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CUMBRE DE LA UE EN SEVILLA

La UE aprueba un plan conjunto de repatriación de inmigrantes

Los Quince realizarán este año en las fronteras operaciones conjuntas contra el tráfico de personas

Carlos Yárnoz

Los líderes europeos lanzaron ayer oficialmente su política común de inmigración bloqueada durante años pero lo hicieron con una interminable lista de vagos e imprecisos compromisos y escasos objetivos concretos, la única fórmula para que los Quince la aceptaran. Entre las escasas medidas que se pondrán en marcha este mismo año, destacan la elaboración de un programa de repatriaciones de sin papeles y la ejecución de operaciones conjuntas en las fronteras exteriores. La luz verde a esa nueva política fue el resultado más destacado de una cumbre que pone punto final al semestre español que se inició con el terrorismo como 'la prioridad de las prioridades' y concluye con los atentados con los que ETA ha hecho acto de presencia en el acontecimiento.

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Todos, empezando por José María Aznar, calificaron el paquete sobre inmigración de 'equilibrado' y alejado de la tentación de la 'Europa fortaleza'. El presidente español destacó al término de la cumbre la necesidad de abordar esa política común porque los problemas que rodean al fenómeno migratorio son 'el motivo de mayor preocupación de los ciudadanos', pero a la vez, como señaló su aliado Tony Blair, primer ministro británico, 'es una cuestión que no nos debemos dejar arrebatar por la extrema derecha'.

'El Consejo tiene la firme intención de activar la ejecución, en todos sus aspectos, del programa aprobado en Tampere', se recoge en las conclusiones. En la cumbre europea celebrada en esa ciudad finlandesa en 1999, los Quince pactaron desarrollar una política común de inmigración. De hecho, la Comisión ha puesto sobre la mesa media docena de proyectos legales al respecto que han sido bloqueados por Alemania y Austria, entre otros. Pese a ver netamente rebajadas sus propuestas iniciales, Aznar y Blair han logrado que el de la inmigración figure ya como asunto prioritario en la agenda europea en los próximos años.

Las medidas acordadas ayer se dividen en cuatro grandes áreas: lucha contra la inmigración clandestina, gestión coordinada de fronteras exteriores, integración de esa política de inmigración en la Política Exterior y definición de una estrategia única de asilo. En el primero, se incluye la revisión antes de fin de año de la lista de Estados a los que la UE exige visado (hoy más de 130), la firma de acuerdos de readmisión con más países y el programa de repatriaciones de acuerdo con los contenidos del Libro Verde presentado al respecto por la Comisión el año pasado. En ese libro, se apuesta por la expulsión coordinada de todos los clandestinos que no logren una situación regular en la UE. Ahora, se añade que habrá que 'optimizar los retornos acelerados a Afganistán', es decir, que regresen quienes solicitaron asilo o refugio pero que ya no tendrán derecho a ello una vez que las condiciones políticas en ese país han cambiado.

Las operaciones y patrullas conjuntas en las fronteras exteriores de la UE antes de fin de año han constituido la solución para superar el rechazo de Suecia y Finlandia a la creación de una Policía Europea de Fronteras por la que apostaban Aznar, Blair y el italiano Silvio Berlusconi. En lugar de ello, los Quince se han comprometido a que sus policías de fronteras puedan actuar en misiones conjuntas. Además, en 2003 serán aprobados proyectos de la Comisión, como las normas comunes de asilo o la concesión del estatuto de residentes de larga duración (de diez años prorrogables a inmigrantes que lleven cinco años).

Las medidas más conflictivas, con todo, afectan a los países de origen de inmigrantes. Todo acuerdo con uno de estos países incluirá una cláusula por la que se comprometen a colaborar en la lucha contra la inmigración ilegal, pero habrá una 'evaluación sistemática' de su cumplimiento y, en caso de no ser respetado, la UE adoptará 'medidas' que en ningún caso afectarán a 'la cooperación para el desarrollo'. Eliminados otros castigos de la propuesta inicial de Blair y Aznar, ayer todo el mundo negó haber hablado de sanciones. 'Nunca hemos hablado de golpear a los países pobres', dijo Blair. 'Estamos de acuerdo en reconocer que la inmigración es positiva si los flujos migratorios están controlados, pero es necesario luchar contra la inmigración clandestina y las mafias de tráfico de seres humanos', apuntó Aznar, para quien hay que tratar el problema 'con realismo y sin demagogia'. El canciller Gerhard Schröder, por el contrario, se lamentó de haber suprimido esas posibles sanciones, aunque calificó de la solución de 'equilibrada'. También Berlusconi se mostró 'satisfecho'.

El castigo automático ha sido sustituido por el apoyo financiero a quienes impulsen planes de control de sus fronteras, porque el principio general bendecido en Sevilla es que la UE debe lograr 'una gestión común de los flujos migratorios', pero bajo un enfoque 'integral, global y equilibrado'. En las conclusiones hay pocas referencias a la integración de los inmigrantes en la UE, pero sí recogen la siguiente frase significativa en un momento en el que los partidos xenófobos crecen por doquier: 'La integración de los inmigrantes legales en la UE entraña tanto derechos como deberes en lo que se refiere al respeto a los derechos fundamentales; a este respecto reviste esencial importancia la lucha contra el racismo y la xenofobia'.

El presidente francés, Jacques Chirac, en una conferencia de prensa ayer en la cumbre europea de Sevilla.
El presidente francés, Jacques Chirac, en una conferencia de prensa ayer en la cumbre europea de Sevilla.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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